Testigo desde 1924 de los sucesos históricos y cambios de configuración en uno de los extremos de la Explanada, protagonista privilegiado de la fachada marítima de Alicante, el edificio de la Casa Carbonell no había ofrecido nunca la imagen singular que se vio el pasado jueves 28 de noviembre durante dos horas: la de todas sus ventanas abiertas con sus luces interiores encendidas.
En cierto modo esta iniciativa preparada por la comunidad de propietarios, inédita en diez décadas, no solo fue el acto central de la celebración del centenario del acabado exterior del inmueble y a su vez del fallecimiento de su promotor, el industrial alcoyano Enrique Carbonell que murió el mismo año y no llegó a habitar el piso principal que se había reservado: fue también un guiño y homenaje a la ciudad que, con tanta convicción, ha incorporado el perfil de la Casa Carbonell a su encuadre más reproducido, sintiéndose como una constancia notable del patrimonio local.
Porque la Casa Carbonell, a pesar de ser un edificio privado de viviendas en su origen que actualmente también acoge oficinas, es un elemento cultural de Alicante por una acumulación de motivos: la propia historia de su construcción, la de su promotor cuya personalidad no parece guardar relación con las leyendas que se la atribuyen -la de que le negaron una habitación en el Hotel de al lado y levantó este edificio mucho más grande en el solar contiguo, o la de que tiene 365 ventanas para que su hija Herminia pudiera asomarse cada día por una de ellas-, el diseño del arquitecto Juan Vidal, a quien se deben otros edificios de referencia como el Mercado Central, el Palacio Provincial de la Diputación, el Hospital Provincial reconvertido en MARQ o la Casa Lamaignere, vecina de la Casa Carbonell, incluso las noticias de antaño como la del accidente de una avioneta que se estrelló en una de sus cúpulas.
La idea de su iluminación interior al completo fue de Luisa de la Vega Reus, bisnieta de Enrique Carbonell, presidenta de uno de los portales de la comunidad de propietarios. Según relató durante el acto, fue en un paseo cuando vio la Casa Carbonell con unas pocas luces encendidas y pensó que sería muy propicio poder apreciarla un día con luz en todas sus ventanas. Tanto ella como su prima hermana Adelina Gómez Reus, también bisnieta de Carbonell y presidenta del otro portal, propusieron la iniciativa a la junta de propietarios. La secretaria de la comunidad, Rebeca Villanueva, de la empresa Mediterráneo que administra la finca, ha recordado estos días que “la propuesta fue muy bien acogida en la junta de la comunidad”.
Así es como comenzó a preparase el evento, que en un principio iba a ser el único en público para conmemorar un centenario que arrancó en abril con un recital de piano privado de la alcoyana Marisa Blanes en el piso principal, interpretándolo en el instrumento familiar firmado por Rubinstein, concurriendo descendientes de varias generaciones de Enrique Carbonell y un grupo reducido de invitados.
La creación después de una Comisión organizadora presidida por Teresa Gómez Reus, otra de las bisnietas, a la que se sumaron la Concejalía de Patrimonio del ayuntamiento de Alcoy, el Archivo Municipal de Alicante, el IAC Juan Gil-Albert, el Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante, Mediterráneo y la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante, aumentó la dimensión de la efeméride, más allá del ámbito familiar y de la comunidad de propietarios, con actividades y participación de las distintas entidades. Especial ha sido también la colaboración de la Coral Tabaquera Alicantina amenizando el momento del encendido de las luces al pie del edificio con la interpretación de varias piezas, empezando con la muy alcoyana “Serra de Mariola” y finalizando con el “Himno de Alicante”, bajo la dirección de Manuel Ramos.
A la historia de la Casa Carbonell se une, pues, la imagen de un día en el que sus luces interiores se encendieron al mismo tiempo y los propietarios e inquilinos abrieron sus contraventanas, proporcionando un retrato único, nocturno, ante el reflejo del mar.
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