Muy lejos de lo que los Beatles entendían por “cuando llegue a los 64 años” es lo que Santiago Auserón regaló anoche en el Low Festival de Benidorm. Acompañado de la banda indie mallorquina “Sexy Sadie”, el camaleónico cantante del mítico grupo de los ochenta Radio Futura salió al escenario a divertirse y hacer disfrutar al público entregado que le aguardaba.
Padres e hijos, algunos entrados en la cincuentena, otros camino de ella y algunos treintañeros y veintañeros lowers –en total, unas cuatro generaciones-, acudieron a ver el directo de Auserón, que no escatimó en ofrecer lo mejor de su repertorio, recibido con alevosía por sus fieles allí presentes. El tranquilo y romántico “Anabel Lee” fue el encargado de templar las cuerdas vocales de Auserón y calmar las ganas, que se desataron con el riff de guitarra más famoso de los 80 al son de “Escuela de calor”.
Tras uno de los himnos de la movida, llegaron otros temas de su etapa al frente de Radio Futura, como el intenso “Han caído los dos”, de su álbum “De un país en llamas” 1985 –ya entonces pioneros en hacer memoria histórica, no es nada nuevo-, donde el maestro Auserón volvió a demostrar por qué es un referente para todos los que le siguieron en el escenario. Sin perder un ápice de frescura, volvió a interpretar las letras de temas míticos como “A cara o cruz”, ya introduciéndonos en su etapa más latina que siguió con “Veneno en la piel”, perfectamente lidiada por las guitarras de los Sexy Sadie.
A continuación, dos temazos de historias de trastienda marca Auserón que tan bien armonizó con ritmos caribeños en la última etapa de la banda, como el “Canto del gallo” o la hipnótica “Paseo con la Negra Flor”, el rap latino que el músico maño no escatimó en interpretar en el escenario con su voz acompañada de gestos que transportó al público a otros lugares y tiempos, invocado ya el poder de la música en acortar distancias y olvidos.
La alegre “A un perro flaco”, ya de su etapa como Juan Perro, sirvió de tibia despedida que no hizo esperar el bis de regalo: una increíble “La estatua del jardín botánico” que, arropada por las luces del escenario difusas y puntualmente bien dirigidas, trasladaron a Auseron y los Sexy Sadie a otra dimensión. A destacar el tremendo buen hacer del batería en el tema, que dirigió con maestría el mítico tema de la movida, con un ritmo más acorde al estilo de los Sadie que la hicieron suya. Buen broche para un concierto diferente del repertorio habitual del Low Festival, todo un regalo para los seniors allí asistentes.
Un Low que está muy high
Tras la despedida de Santiago Auserón y los Sexy Sadie, se produjo el trasiego generacional del público entre las primeras filas, donde llegaron las hordas de seguidores de los siguientes en tomar el escenario: IZAL. Los madrileños hicieron suyo el escenario y encandilaron al público que bailó y vibró con sus temas, desde la arena a las gradas, donde parejas, grupos de lowers, amigos y familias –padres e hijos de todas las edades, carritos incluidos, niños con cascos protectores y preadolescentes- se acomodaron para disfrutar de la música en la capital del exceso urbano y el verano non stop.
De este modo, Benidorm asocia su nombre a una inteligente apuesta de ocio que en su décimo aniversario ha sabido afianzarse y mejorar su oferta a tenor de las 86.000 personas que en esta ocasión apostaron por franquear su entrada. El Low Festival ha sabido sacar rédito de su propuesta diferenciadora y ya es un referente para los amantes del indie, que no dudan en seguir fieles a la cita con prole incluida. Un pequeño apunte: se echa en falta un merchandising que refuerce la marca, los puestos de las camisetas son más anecdóticos que otra cosa, un store Low le daría más caché. Por lo demás, hay Low para rato.
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