Solo consideramos válidas una serie limitada de ideas o de temas en cada momento de la historia. Parece que ahora que el Mundo muestra sus debilidades y que el llamado entorno VUCA (volatilidad, Incerteza —uncertainty—, complejidad y ambigüedad) ha demostrado ser una mala bestia en lugar de un argumento teórico, seguimos con estrechez de miras no solo para buscar soluciones, sino también para no encontrar aquellas que surgen como inapropiadas o extremistas.
Es la cultura y la educación la madre del cordero. El sistema educativo actual se hizo y concibió en un momento donde se necesitaba un grado de cualificación con unas necesidades concretas y, aunque se intenta cambiar para bien o para mal constantemente, no se aborda la reforma in capita et in membris que realmente necesitamos. Los grandes teóricos del XIX, en los albores de la revolución industrial, alzaron sus voces sobre la certeza estadística de que la mierda de los caballos llegaría hasta los segundos pisos de las ciudades por el crecimiento exponencial de la población que se vislumbraba en el horizonte. Ningún estudioso actual pudo predecir que esta segunda década del XXI iba a empezar tan flamenca. Todo esto, entre otras cosas, porque no pensamos lo suficiente, ni siquiera escuchamos las pequeñas vocecitas de quien lo anuncia, nuestra ventana es muy estrecha y está llena de miedo, soberbia y estupidez a menudo.
¡Claro que las máquinas sustituirán a las personas en trabajos mecánicos y repetitivos!, ya lo hacen, ¡por supuesto que serán más útiles para procesar datos y aplicar procesos, no hay batalla, ya la ganaron!
A la gente le queda la creatividad, la interactuación con otros, el combinar conocimientos distintos, aplicar emociones a las cosas que hacemos, es decir ser humanos. Es que quisimos ser máquinas en una competición imposible, quisimos ganar batallas de victoria en victoria hasta la derrota final (me encanta esta frase) como en la vida misma, donde ganamos batallas hasta que llega el inevitable fin.
La ventana de Overton admite que nos preocupemos por las cosas cotidianas, por solucionar lo inmediato, por avanzar sin espectáculos, pero eso es usar tácticas, no estrategias, es decir es a la corta, no a la larga, no permitimos o no entramos en crear realidades que nos sobrevivan, ¿para qué? Si lo piensan esto se hace constantemente en la política, siempre esperando más no equivocarse que arriesgarse a acertar… o fracasar, pero arriesgarse. Ese es el motivo por el que tanta gente con buenas ideas y propósitos no entra en el gobierno de la cosa pública. Y es una pena ya que no hay profesión más noble que trabajar por el bien común, otra cosa es cómo se lleve a cabo ese trabajo tan elevado.
Si pongo ejemplos esta sección cambiaría de nombre y en lugar de haciendo amigos se llamaría todos a la cárcel :).
Pero no me resisto a hablar de ese intento de crear una Europa no dependiente de la energía de lugares tan inestables e indómitos como Rusia y África, una Europa que pueda seguir repanchingada en ese sillón y calentita en invierno y al sol en verano y con fresquito. Estrategia sería en España, un país tan variado como único, aprovechar el sol, el mar, el viento y la orografía para ser exportador de energía y aplicarla a sus bases de crecimiento real y diferenciados como son la industria turística, cultural, histórica y la agricultura; algunos de los valles más fértiles y amplios del continente están aquí. Si Israel puede, en un desierto, crear un edén ¿por qué aquí que ya está el edén no se puede valorizar? No es a corto, es a largo plazo, a más de 4 años vista, entonces ¿para qué…?
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