Andaba yo el jueves 7 de los corrientes haciendo fotos de quioscos de la ciudad capitalina cuando, al volver a casa con Información bajo el brazo, como casi todos los días, al ojearlo me encuentro con un trabajo de Lydia Fernández sobre dos de ellos, uno de los cuales puedo ver desde mi balcón.
El caso de estas instalaciones en espacios públicos debe ser un cosa muy difícil de gestionar para los responsables municipales, pues hay que añadir a la situación de los dos que citaba el reportaje en cuestión, el erigido hace meses en la plaza Músico Óscar Fonseca, que no ha llegado a abrir, y el reciente en el paseo de Ramón y Cajal —este con urinario incluido—, probablemente porque aun los munícipes hayan convocado su concesión. Y una cosa será otorgar la gestión a un profesional o empresa del ramo hostelero y otra cobrar los cánones correspondientes puntualmente, como parece que ha sucedido con el histórico Peret en el inicio de la Explanada desde hace tantos años que yo creo que ya nació con quiosco.
Pero la cosa no acaba ahí: la gestión municipal lleva tiempo planteándose al parecer un nuevo destino para la treintena de los tenderetes de ¿artesanos? que pueblan la Explanada. Lo que vende la mayoría procede de almacenes de importación —“de los chinos”, para entendernos—, lo cual no debería exiliarlos a cualquier otro lugar. La cuestión es que son demasiados, en mi humilde opinión, y ocupan demasiado espacio. Reducirlos podría ser una solución, y llevar el resto a otros espacios. A través de los impuestos podría hacerse una auténtica selección.
Y después tenemos los quioscos de prensa y demás. Los pocos que funcionan…¡olé!, pues dan uso a los ciudadanos y generan ingresos al erario municipal. Pero… ¿y los que cierran y están olvidados de nuestros gestores por tiempo indefinido…? Veamos unos ejemplos:
- Quiosco de prensa cerrado en la avenida Oscar Esplá.
- Quiosco en la Av. Gadea, al parecer propio del Ayuntamiento, aunque lleno de pegatinas y suciedad.
- Y quiosco de golosinas en Paseo de Soto, también abandonado a su suerte.
A ver si hay suerte y en la remodelación que se está produciendo en el Ayuntamiento a altos niveles de gestión alguien se ocupa de estas cosas y las resuelve con más agilidad y eficacia.
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