Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Envejecimiento saludable

Un paso adelante en las relaciones intergeneracionales

Fotografía: Teodor Drobota (Fuente: Unsplash).

Los cambios demográficos actuales han propiciado, entre otros, el envejecimiento de la población. Una situación inédita en la historia de la humanidad que ha transformado las necesidades educativas en nuestra sociedad. En estas circunstancias es necesario el acercamiento entre envejecimiento y educación que se sustenta en tres realidades. En primer lugar, el aumento de la población de edad avanzada que disfruta de un estado de salud cada vez mejor, dispone de tiempo libre, está en buenas condiciones y demanda seguir participando socialmente y formarse en diferentes ámbitos del conocimiento, papel que desempeñan de forma admirable las universidades de mayores y cito expresamente a la Universidad Permanente de la Universidad de Alicante (UPUA). En segundo lugar la creciente demanda de profesionales cualificados que presten servicios de atención a los mayores, tanto desde el ámbito sanitario como social, capacitados para realizar adecuadamente tareas cada vez más complejas, interdisciplinares y de calidad, lo que requiere una formación y educación más acorde con las circunstancias actuales. En tercer lugar el desarrollo de estrategias educativas entre diferentes miembros y sectores sociales como los niños, los jóvenes, grupos profesionales, medios de comunicación… con el fin de capacitarlos para convivir en esta sociedad diversa e intergeneracional. Es en este último apartado donde parece importante realizar unas reflexiones que proceden de la necesidad de educar en este ámbito comenzando por la formación de los maestros y maestras, tarea que ha ocupado gran parte de mi vida, lo que me ha inducido a considerar especialmente las relaciones intergeneracionales. Siguiendo el artículo de mi compañera de la Asociación Gerontológica del Mediterráneo (AGM), Irene Ramos, “Mamá, ¡no quiero hacerme viejo!”, sería deseable lograr una mayor convivencia entre las diferentes generaciones y edades, niños y jóvenes, con las personas mayores, que ayude a lograr un mejor conocimiento y a disminuir el natural sentimiento de no querer hacerse “viejo” que, por otra parte, es  muy normal pues a todos nos asusta, y más cuando vamos cumpliendo años: “Todos deseamos llegar a viejos, y todos negamos que hayamos llegado” (Francisco de Quevedo).

En el Informe Mundial sobre el Edadismo (2021) se señalan varias estrategias esenciales: entre las que destacamos: Intervenciones educativas en todos los niveles y tipos de educación, desde la escuela primaria hasta la universidad, y en contextos educativos formales y no formales” y “Las intervenciones de contacto intergeneracional pueden reducir los prejuicios y estereotipos intergrupales”.

El 29 de abril se ha señalado como el Día Europeo de la Solidaridad entre Generaciones. Al hilo de este tipo de efemérides indico algunas iniciativas: “Hacia una sociedad para, entre y con todas las edades» (Plan Intergeneracional de Extremadura 2020-2025); ”Generaciones que se conocen son generaciones que se cuidan” (País Vasco) y “Ciudades amigables con las personas mayores” (IMSERSO).

¿Qué entendemos por Programas Intergeneracionales (PI)?

Los Programas Intergeneracionales son un conjunto de actividades planificadas, con objetivos concretos y continuidad en el tiempo. Son planes coordinados y diseñados por centros educativos, centros de mayores y otros organismos y asociaciones —públicos y privados— que quieran trabajar conjuntamente para el beneficio mutuo de los adultos mayores, de la infancia y de la juventud. Pero ¿por qué potenciar dichas relaciones y qué beneficios conlleva? Parece que el número de estudios sobre esta temática es relativamente escaso y, aunque la mayoría de los PI no se han evaluado, existe un consenso generalizado respecto a las utilidades que conllevan este tipo de programas. Se trata de una herramienta fundamental para la prevención y la promoción de la salud psicosocial y física, que aporta beneficios tanto a los participantes como a la comunidad y por extensión a la sociedad. El aumento del bienestar psicológico, físico y social en las personas mayores, y el cambio de percepciones de los jóvenes sobre las personas mayores son algunos de ellos.

Las relaciones intergeneracionales son inherentes a la condición humana pero existen múltiples variables que están propiciando una sociedad cada vez más fragmentada desde el punto de vista de la edad. El distanciamiento generacional es una realidad que caracteriza a la sociedad actual cuando el envejecimiento de la población empuja más que nunca a la solidaridad y a la cooperación entre las diferentes generaciones. Esta preocupación ha sido puesta de manifiesto por organismos nacionales e internacionales desde el año 2002 con diversas iniciativas.

En cuanto a los niños y jóvenes, algunos estudios evidencian que cuando experimentan alguna de estas iniciativas, se producen cambios positivos en el comportamiento y en el aprendizaje; mejoran su autoestima y sus estilos de vida; fomentan actitudes relacionadas con la ayuda y cooperación hacia las personas mayores. Igualmente, este tipo de actividades permite a los más jóvenes establecer un nexo con el pasado mediante el descubrimiento de experiencias que permiten conocer la historia y las tradiciones culturales en la que viven y se desarrollan. Incluso se mencionan mejoras en el compromiso con la escuela al disminuir el absentismo escolar y propiciar el aprendizaje de contenidos académicos y de habilidades sociales y personales.

Por otra parte, también los mayores experimentan mayor confianza, acceso a redes de apoyo durante tiempos difíciles (caso de la pandemia) y aumento del sentimiento de responsabilidad social. Igualmente mejoran la autoestima y la capacidad para hacer frente a la enfermedad mental. Está demostrado que los residentes se animan con la presencia de jóvenes, sienten más energía y aumentan sus relaciones, disminuyendo las situaciones de soledad y aislamiento al tiempo que se incrementa la participación en diferentes actividades e incluso aumentan sus ganas de comer con la presencia de niños, según algunos estudios. Otras investigaciones han demostrado que las personas mayores que participan regularmente en actividades con niños experimentan menos caídas, dependen menos de un bastón, y tienen mejores resultados en test sobre memoria. La mayoría de los estudios consultados se centran en Estados Unidos y en el Reino Unido.

Fuente: https://blogciudades.imserso.es/

En España existen pocos estudios al respecto; además es un ámbito de estudio joven, que se inició en la década de los 60 del siglo pasado y los trabajos a nivel local son testimoniales. Sin embargo existen algunas guías sobre estos programas como la publicada por el IMSERSO (2010), la de la Diputación Foral de Bizcaia o las experiencias en la Junta de Extremadura (PIEX). Por otro lado, también la Fundación La Caixa ha publicado una Guía:  Programas Intergeneracionales. Hacia una sociedad para todas las edades (2007). La Cátedra Macrosad de Estudios Intergeneracionales de la Universidad de Granada, dirigida por Mariano Sánchez, ha publicado recientemente (julio 2020) la Guía de trabajo intergeneracional en primer ciclo de Educación Infantil —el primero de una serie de documentos de la Cátedra— dirigida especialmente a maestros y profesionales que desarrollan su trabajo en el ámbito de la educación infantil. Esta Guía es el resultado de un proceso de colaboración que, en cierta medida, también ha sido intergeneracional entre diversos colectivos y también mencionar la Guía de centros intergeneracionales donde se detallan 11 centros de España y extranjeros.

En el congreso celebrado en Valencia en 2021 donde se abordaban las relaciones intergeneracionales, Sánchez indicaba ejemplos interesantes al respecto como, la existencia de una Concejalía de Relaciones Intergeneracionales en el municipio de Camarga en Cantabria, cuestión muy novedosa y digna de destacar y más aún en un municipio pequeño; o en la Diputación de Soria y en concreto en el Ayuntamiento de Ágreda donde había una residencia de mayores cerrada que se transformó en un espacio intergeneracional con el fin de aprovechar recursos y crear sinergias. La finalidad es crear lugares y espacios adecuados para que suceda la intergeneracionalidad y no separar espacios. Es el caso del patio de un colegio en Granada con niños de 0 a 3 años donde una valla separa, como indica la ley, el colegio de un centro de día aunque dicho impedimento está diseñado de manera que  no sea un obstáculo para  que los usuarios pasen al patio.

Fuente: https://educarestodo.com/.

En Estados Unidos, un centro de mayores situado junto a un instituto de secundaria propicia que los mayores realicen servicios en la biblioteca y los estudiantes comen con los mayores en el mismo turno ya que ambos edificios están comunicados. Igualmente un aula puede ser un espacio intergeneracional. Surgen preguntas ¿por qué solo hay niños y el/la maestro o maestra? ¿por qué no puede ser un espacio intergeneracional educando de manera combinada? La ubicación de un centro de día dentro de un instituto de secundaria puede ayudar a conocer mejor la situación de las personas con demencia.

Otros ejemplos que ayudan a comprender la relación y los beneficios mutuos de los mayores con los diferentes grupos de la comunidad son: en Asturias, el programa “Voluntarias” formado por mujeres mayores que acompañan a centroamericanas recién llegadas a comprar y cocinar con los productos propios de la región, que ayudan además a mostrar las costumbres locales; también  personas mayores que acceden a programas para acoger un/a estudiante en su casa llegando al acuerdo de compartir vivienda y socializar; igualmente en las escuelas primarias mayores voluntarias acuden a contar cuentos, o explicar oficios o experiencias personales e incluso acompañan al alumnado en las excursiones; o en los barrios, los huertos urbanos constituyen espacios donde los mayores aplican sus conocimientos sobre agricultura y los transfieren a los jóvenes que también participan. La iniciativa “adoptaunabuelo.com” pretende crear vínculos entre las personas mayores solas con jóvenes que ejercen de nietos y comparten tiempo, conocimiento y risas. En Holanda, en el proyecto “Memorias del barrio” propicia que los adolescentes y los mayores investiguen y recuerden como era su barrio hace décadas de manera que recuperen la memoria arquitectónica, social y cultural de su vecindad, mostrándola después en las escuelas y centros sociales de la zona. En Singapur se creó un espacio intergeneracional donde convive un centro de día, una escuela y una guardería, realizando actividades conjuntas a diario. Por último, ejemplos en la Comunidad Valenciana: está el edificio intergeneracional de la Plaza de América (Alicante), promovido por el Patronato de la Vivienda, donde los jóvenes tienen un compromiso social con una dedicación de 2 horas al día y el pasillo se configura como un lugar de encuentro similar al ágora donde los residentes se relacionan habitualmente. Este edificio ha obtenido diversos premios y el modelo está siendo copiado en ciudades como Bristol o Hong Kong. “Valencia Conviu” es un programa para fomentar la solidaridad intergeneracional mediante una vivienda compartida entre personas mayores y alumnado universitario.

Proyecto Municipal de Viviendas Intergeneracionales y Servicios Comunitarios en Alicante (Fuente: https://world-habitat.org/).

Si atendemos a la responsabilidad que tienen las instituciones públicas para fortalecer los vínculos entre las generaciones y alcanzar el reto de construir una sociedad para todas las edades, puede considerarse la intervención de los centros educativos como lugares para trabajar estos programas y fomentar una cultura de respeto hacia los mayores. y más aún en las facultades de educación donde se forman los maestros que atenderán posteriormente a los niveles educativos de primaria e infantil. De esta forma se desecharían los estereotipos con relación a que los “mayores no resultan productivos a la sociedad” y por lo tanto no es necesaria su formación o “los programas para mayores solo son útiles para ocupar su ocio y sus relaciones sociales”. Todas estas afirmaciones se pueden modificar considerando a los mayores, actores de su vida, que aportan mucho a la sociedad y que optimizan sus capacidades en la madurez.

Aunque en los planes de estudio universitarios no existan materias que incidan en la cultura de la vejez, parece responsabilidad de los docentes educar a los más jóvenes en actitudes de respeto, solidaridad, en estrategias intergeneracionales, en una educación temprana para la vejez de una manera natural. Al igual que se estudian materias relacionadas con la psicología infantil y la psicología de la adolescencia en asignaturas regladas, los avances en la psicología también han aportado conocimientos respecto a las personas mayores que se desconocen. Se trata de estereotipos como aquel que incide en la falta de interés de los mayores para continuar activos intelectualmente o la falta de capacidad a causa del “normal” declive intelectual de la vejez. Estos prejuicios sociales y científicos proceden de la falta de conocimientos acerca de los procesos cognitivos en la vejez. Se trata de conocer y explicar las capacidades de aprender de los mayores (psicogerontología). Estas informaciones deben explicarse en las aulas. Entendemos que la educación versus formación es la clave para un avance social en todas las edades.

Fotografía: Markus Spiske (Fuente: Unsplash).

Una experiencia realizada personalmente con estudiantes del Grado de Infantil, para trabajar las relaciones intergeneracionales en el aula, generó la representación de una dramatización en la que los estudiantes eran los guionistas y actores como abuelos y nietos de diferentes situaciones de la vida cotidiana. En este sentido en las materias de ciencias sociales, no basta con realizar un árbol genealógico o analizar juguetes antiguos y modernos de los abuelos o hacer entrevistas sobre lo que recuerdan de su infancia para entender conceptos temporales, pues pese a ser iniciativas que se realizan y son adecuadas, hay que ir más allá, y crear espacios y actividades que incluso involucren al centro.

En este sentido Tonucci en “La ciudad de los niños” (1996) ya planteaba las ciudades como lugares donde los niños y las personas mayores eran los nuevos aliados que serían invitados a no permanecer en sus residencias o clubes, sino a salir al aire libre, a lugares específicos de encuentro, desde los cuales verían y vigilarían a los niños.

Francesco Tonucci (FRATO), en “Con ojos de abuelo”, 2009, p. 49.

Por último, quisiera indicar que se está avanzando para reducir en nuestra sociedad la brecha de género y la brecha digital pero no sé cuánto y cómo se está haciendo para disminuir la brecha intergeneracional. Podrían desarrollarse en los centros educativos seminarios, talleres, exposiciones y actividades que visibilicen la necesidad de establecer programas intergeneracionales y al mismo tiempo crear espacios compartidos entre grupos de diversas edades.

Emilia M. Tonda Monllor
Secretaria de la Asociación Gerontológica del Mediterráneo

Asociación Gerontológica del Mediterráneo

La Asociación Gerontológica del Mediterráneo (AGM) fue creada en 1989 y está formada por un equipo de profesionales de diferentes ámbitos con el objetivo común de impulsar iniciativas enfocadas a un envejecimiento positivo, activo y saludable.
La AGM trabaja por una sociedad inclusiva y amiga de las personas mayores y los valores que acompañan su andadura son el desarrollo, implicación, colaboración y apoyo en áreas estratégicas como: envejecimiento positivo, envejecimiento activo y saludable, calidad de vida y envejecimiento, nutrición y dieta mediterránea en el envejecimiento, factores protectores para un envejecimiento saludable, salud y envejecimiento, formación y aprendizaje a lo largo de todo el ciclo vital, estrategias ante el deterioro cognitivo y la patología neurodegenerativa y las nuevas tecnologías orientadas a un envejecimiento de calidad.
La página web de la AGM es: https://asogeromed.es/ y el correo para solicitar información: info@asogeromed.es.

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