No soy un experto en pandemias pero sí que soy una persona que, como militar ya retirado, ha hecho unas reflexiones en estos días pasados, en que tanto hemos sufrido viendo como el “bicho” aumentaba el número de fallecidos sin que se pudiera detenerlo, dada la virulencia con que contagiaba y mataba a muchas de las personas afectadas.
Por supuesto que mis opiniones derivadas de esas reflexiones no pueden aportar las pruebas pertinentes que nos llevarían a conocer el origen de esta pandemia. Pero lo que sí que pueden aportar es la casuística de hechos que han ocurrido y que se asemejan un tanto a lo que pudiera ser también el origen de esta pandemia.
Como todos sabemos, la pandemia se inició en China en la ciudad de Wuhan. Los primeros 44 afectados fueron ingresados y tratados en el Hospital de esta ciudad el 31 de diciembre del 2019 en donde, 11 de ellos fueron diagnosticados como portadores del “bicho”. Estos 11 afectados, en su mayoría, eran trabajadores y vendedores del mercado en donde se vendían animales vivos salvajes a los que son tan adictos los chinos. En la investigación que se realizó para encontrar el origen del virus se llegó a la conclusión que el portador era alguno de los animales que estaban a la venta en el mercado y pusieron como ejemplo el murciélago.
No digo que algún animal no estuviera contaminado, pero me hago las siguientes preguntas de las que no he encontrado respuestas por el momento:
¿Por qué no se han contaminado también el resto de animales salvajes que habitan en China? ¿Por qué no ha ocurrido lo mismo en los países afectados por la pandemia? En principio, yo no tengo conocimiento de que, alguno de estos países, hayan informado de que su fauna salvaje esté contaminada por el “bicho”.
Lo que sí que pudiera tener respuesta es que, a 50 kilómetros de esta ciudad, existe un laboratorio del ejército chino cuya directora es una coronela médica, muy famosa, porque fue la creadora de la vacuna contra el ébola, llamada Chen Wei que hizo una declaración a la prensa en la que dijo que China dispondría muy pronto de la vacuna contra el covid 19 cuando la mayoría de los países afectados comenzaban a buscarla.
A qué me huele esto, sin afirmar que fue intencionado sino todo lo contrario, que puede haber sido involuntario y el bicho se les escapó cuando trataban de mutarlo o determinar la velocidad de propagación y contagió a animales salvajes que después aparecieron en el mercado ¿Se estaba estudiando para que formara parte de un arma bacteriológica? No afirmo rotundamente que fuera así pero no sería nada raro cuando hay tantos países que disponen de armamento bacteriológico, a pesar de que, en muchas ocasiones, se han tenido reuniones a nivel mundial para anularlo sin llegar a un acuerdo. Además de que la información que dio a la prensa la señora Chen Wei sobre la vacuna es algo que se tiene en cuenta para que al utilizar este armamento no caiga sobre el propio tejado y contamine a los utilizadores.
Los Estados Unidos están investigando esta posibilidad, aunque por el momento, sin resultados que confirmen que ha sido una fuga del laboratorio.
Hay otra pandemia que en su momento los expertos en esta materia, no llegaron a descubrir cómo y porqué se había originado, “la Gripe Española”. Es curioso también que los primeros casos se registraran en el año 1918 en plena Primera Guerra Mundial. También es curioso que uno de los expertos de la época que hizo una investigación, el oficial sanitario del ejército estadounidense Ward J. MacNeal fue el primero en detectar, tras numerosas autopsias a soldados, un nuevo tipo de gripe generada por un virus que había mutado en el otoño del año anterior y había diezmado medio mundo. No llegó a descubrir, en ese momento el origen de esta pandemia a la que llamaron “Gripe Española” porque fue el país que más la sufrió con 8 millones de fallecidos. Hoy es el día que los investigadores no han descubierto como se originó, pero hay algunas teorías que la relacionan con la Primera Guerra Mundial. Hay investigadores que están convencidos que una cepa de gripe de las que contaminaban año tras año a una buena parte de la humanidad, mutó a causa de la utilización primeramente por los alemanes y posteriormente por los británicos del gas mostaza. Curiosamente hay una serie de síntomas que llaman la atención porque son parecidos a los del covid-19. Desarrollaba neumonías; era rápido en expandirse a nivel mundial; llegaron a declararse casos de contaminación en Alaska y en algunas islas del Pacífico y en lo único que se diferencian es que, las edades de los fallecidos en donde se produjeron más víctimas, era en la franja de los comprendidos entre 20 y 40 años. Nuevamente sospecha por la relación de una guerra en donde los dos bandos, el alemán y el de los aliados utilizaron gases que por cierto iniciaron lo que hoy se conoce como guerra química.
Hay muchos precedentes de fugas de muestras de bacterias y virus entre las que se encuentran agentes tan peligrosos como el ántrax y el ébola.
No seamos tan inocentes para creernos que las armas biológicas no existen y que el día de mañana, Dios no lo quiera, es posible que se utilicen por un país en el que gobierne un loco, como ocurrió entre el 16 y 19 de marzo de 1988 en la guerra de Irán-Irak, cuando el dictador y asesino Sadam Husein autorizó el bombardeo del pueblo de Halabja con compuestos químicos y murieron 5.000 curdos iraquíes pertenecientes a la Unión Patriótica del Kurdistán. Estas armas en manos de terroristas o de insurgentes de un país en guerra, pueden hacer que gran parte de la humanidad desaparezca.
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