Todos pobres

La cuestión esa de que algunos ricos estén beneficiándose impúdicamente de los bonos sociales que deberían cobrar solo los pobres puede que no sea, al menos no solo, un problema de los ricos, pues bien mirado ser rico no es tan fácil, no se improvisa. La cuestión es que, seguramente, la izquierda gobernante también colabora lo suyo, pues de un tiempo acá pareciera que se ha quedado ensimismada mirando fijamente el variado muestrario de bonos y cheques al portador que el BOE (Boletín Oficial del Estado) permite, una suerte de fierabrás que todo tapa, de endiablada lotería.

Tanto tiempo rechazando cheques y bonos para todos, esos mismos que siempre proponían otros y que ellos miraban con ese aire de cierto desdén, para que ahora sean ellos los adalides de la gran solución, al modo como San Pablo se cayó del caballo y estrenó su fe justo en lo que antes combatía. El problema, entonces, no sería que los ricos se hagan pasar por pobres un ratito para así poder recoger las migajas de las ayudas sociales, eso era previsible y debía estar en el guion. Al fin y al cabo ellos, los ricos, siempre hacen lo que les dejan hacer, y si no ya procuran cambiar las leyes para poder hacerlo igualmente. Quizás la sonrojante diferencia es que ahora lo hacen y, además, presumen.

Vean ahí, sino a todo un vicepresidente de Madrid, Enrique Ossorio, el diputado más acaudalado de toda la Asamblea de Madrid, según propia declaración en el registro de bienes del ente autonómico, que anda todo el rato alardeando y muy orgulloso él de haber logrado ser beneficiario del bono social térmico del gobierno central para paliar la pobreza energética a las personas y familias más vulnerables. ¡Que la vulnerabilidad, a lo que parece, lleva camino de ser también solo cuestión de un sentimiento!

Es lo que tiene la cosa. Que una vez pierdes de vista la calle, una vez que has mirado a tu alrededor y no eres capaz de ver pobre alguno en tu ciudad, pues a lo mejor es que el pobre eres tú. Y ahí está él, sin remordimiento, sin tapujos, para echar una mano si se tercia por si alguien aún anda buscando.

El problema, porque algún problema debe haber cuando estas cosas pasan y nadie dimite, y se quedan en chirigota carnavalesca a destiempo, es que seguramente también hay una cierta incapacidad de la propia izquierda gobernante para hacer políticas realmente redistributivas, realmente eficaces que vayan donde tienen que ir, políticas que vayan más allá del eslogan aquel —¿recuerdan? — de primero-las-personas, del no-dejaremos-a-nadie-atrás.

Nada de repartir excedentes, beneficios, mejor repartimos unos cuantos cheques y asunto arreglado para seguir autoaplaudiéndonos. El problema, si es que hay algún problema, que claro no está, es que la izquierda, o los gobiernos que se declaran de izquierdas, o lo qué puñetas sea eso, es que de tanto girar la cabeza, mirando hacia un lado y otro, haya acabado dislocada y sin saber dónde anda el norte, dónde el sur, dónde la izquierda, dónde la derecha. Y así, borrachos como peonzas, anden todo el rato diciendo y defendiendo lo uno y su contrario.

Ahí está sino Mónica García, la portavoz de Más Madrid en la misma comunidad de Ossorio, autoerigida en azote de Ayuso, como muestra de la confusión. Que por no saber no sabía que ella (también) estaba siendo beneficiaria del bono social de ayuda al consumo energético para familias vulnerables que tanto criticó en otros. Y es que ella, como Ossorio, también es, al parecer, familia numerosa, ¡faltaría! Que una vez publicitado el asunto, el suyo, diga que lo devolverá, puede estar bien, pero también ha dicho que no sabía que lo estaba cobrando, lo que ya no parece estar tan bien.

El problema, por ver si hay algún problema, que tampoco está claro que lo haya, es que quizás enfrascados como andamos en la pelea por ver quién reparte más bonos, cheques regalo, cheques consumo, ayudas varias, rebajas de IVA aquí y allí, abonos transporte, culturales…, es que es posible que nos estemos olvidando que los que realmente las necesitarían, los pobres de siempre, toda esa gente que la posmodernidad política llama ahora vulnerables para no mancharse las manos ni las ideas, los pobres de siempre sin eufemismos, los teóricos y únicos beneficiarios que deberían ser, es posible que por no tener no tengan ni internet, ni wifi, ni sepan manejar el complicado manual de instrucciones que toda ayuda de ese tipo, todo bono, cheque o ingreso mínimo vital, lleva aparejado.

Y, ya puestos, puede que también suceda, que esté pasando sin darnos cuenta, que los servicios sociales de aquí y de allá, la Seguridad Social de todos lados, esas cosas y entes que deberían ayudar a resolver el problema de la pobreza, que deberían echar una mano en resolver estas peticiones diseñadas para los pobres de siempre y que acaban alcanzando a los ricos, estén —como Ossorio, como García— tan menesterosos ellos que anden en condiciones de solicitarse para sí mismos el bono social de la luz por impago y amenaza de cierre de la actividad.