Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Narrativa

Todo giraba sin chirriar

Fotografía: Alexander Taoussanidis (Fuente: Pixabay).

En su casa reinaba el silencio propio de un museo. Las agujas del viejo reloj de pared era lo único que te hacía sospechar, aunque con pocas garantías que no estabas muerto. Y como todo se copia, el perro no ladraba. Recuerdo una tarde ya oscureciendo que saltaron unos gamberros por la tapia del patio y mirror, el perro, se quedó tumbado jugando con uno de esos muñecos que cada vez que lo aprietas suelta un miau o en este caso un guau, guau. El gato, miki, permanecía también estirado a pleno sol vespertino y sólo miró de soslayo a mirror, al ver que no se movía, él se copió.

Un día tocaron el timbre de la puerta de casa y al mirar por la mirilla, resultó ser la policía. Al parecer algún vecino los había llamado al observar que ya habían pasado cinco años y no nos habían oído ni una sola vez. Los vecinos pensaron que algo podría haber ocurrido, no sé, quizá pensaron que estaríamos muertos tumbados en la cama y leyendo el new york time y que solo quedarían algunos pocos huesos, porque el perro y el gato antes de morir habrían sobrevivido algunos días más, gracias a nuestros pellejos. Ante semejante alarma la policía acudió a nuestro domicilio no solo con el forense y una ambulancia (por si acaso) sino que acudieron distintos medios de comunicación o lo que sea, cargados con papel y lápiz y cámaras y una máquina de escribir Olivetti y hasta una fotocopiadora que se utiliza para copiar planos. La verdad es que estaba cocinando un arroz cubana con huevo frito y plátano y luego para acompañar o de segundo, patatas a la importancia y de postre arroz con leche con una pizca de canela y otro poquito en rama. Mirror estaba ya comiendo pollo al pil pil y el gato terminaba con el pez espada a pleno zarpazo. todo giraba sin chirriar, sin ruido. Pero eso también molesta a los vecinos.

En fin, la conclusión que me da por sacar de todo esto, es que no se puede tejer una sociedad sin derrame cerebral con orejas de chancho.

Pablo Guillén

Pablo Guillén empezó a escribir hace algunos años. Un poco para escapar de la rutina de un trabajo que sólo le aportaba un salario. Nada más. Publicó durante algunos años artículos de opinión en un diario local y también participó en algunos encuentros literarios concursando y formando parte en distintas publicaciones.
Tiene tres libros de relatos publicados: “Sombras de luz y niebla”, “Reflejos frente al espejo” y “Lanzarse al vacío y otros relatos”.
Además, tiene el cajón repleto de historias que empujan cada día por nacer, pero la situación actual no es la mejor y como todo el mundo sabe, el dinero no crece por más que riegues esa jodida planta.
Actualmente está inmerso en un nuevo trabajo, sin duda más ambicioso y extenso: su primera novela, aunque declara sin tapujos que se mueve mejor en el mundo de los relatos y puede que le pase un poco como a Oscar Wilde, que sólo escribió una novela, “El retrato de Dorian Gray”.

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