Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Lontananzas

Sopa de siglas

Manifestación en Elche con la farmacia de La Peña al fondo, web: lamiradadeladama.foroes.org (Fuente: elche.me —Cátedra Pedro Ibarra de la UMH—).

Se había abierto la “veda” política, el PCE dejaba de ser “cazador furtivo” y se legalizaba: un aluvión de siglas diversas asolaban los espacios donde los hombres y mujeres comenzaban a respirar nuevos aires de libertad, en las facultades, oficinas y fábricas. Las huelgas y manifestaciones eran casi a diario, las calles amanecían como una explosión de palabras y pétalos.

Sería interesante volver a recordar las formaciones políticas más importantes y a nivel del Estado, de aquel fructífero 1977 que ya se estaba apagando. En aquel año, era casi matemáticamente imposible encontrar unas siglas que no estuvieran marcadas en la piel del lenguaje político que discurría entre pupitres y asfalto. La mayoría de partidos políticos que comenzaron a proliferar como champiñones eran de “nueva creación” y extraparlamentarios, aunque legales, previa presentación de estatutos democráticos. En esas organizaciones políticas, no destacaba ninguna, aunque todas tenían su ego, su líder y su ignorancia —“facultades” que todavía hoy no han perdido—. En contraposición, sus militantes y simpatizantes de base, nos llevábamos de cine.

Ilustración: Fundació Salvador Salvador Seguí de Barcelona; CGT Andalucía (Fuente: https://cgt.org.es).

Y así, teníamos a los siguientes grupos políticos de uno y otro signo, sin orden preferente: PT, “Partido del Trabajo”; ORT, “Organización Revolucionaria de Trabajo” y BR, “Bandera Roja”. Estos tres partidos eran de orientación maoísta. El PST, “Partido Socialista de los Trabajadores”. ARDE, “Acción Republicana Democrática Española” e IR, “Izquierda Republicana”, ambos de inspiración trotskista. Lógicamente estos partidos estaban por el advenimiento de la tercera República, aunque de distinto calado político. Entre los partidos extraparlamentarios comunistas más cercanos al estalinismo estaban la JGR, “Joven Guardia Roja”; PCPE, “Partido Comunista de los Pueblos de España”; UCE, “Unidad Comunista de España”; MC, “Movimiento Comunista” y MUP, “Movimiento por la Unidad Popular”. El PCML, “Partido Comunista Marxista Leninista”, que tampoco se escapaba de la mancha del “hombre de acero”.

Luego estaban los partidos llamados “Reformistas” como el PSOE, “Partido Socialista Obrero Español” y el PSP, “Partido Socialista Popular”. También estaban los sindicatos “católicos” HOA, “Hermandad Obrera Católica” y JOC, “Juventud Obrera Católica”. Hay que destacar que estas dos organizaciones fueron muy combativas y solidarias con el movimiento obrero del que formaban parte. Por otro lado, es imprescindible e históricamente conveniente, mencionar al PCI, “Partido Comunista Internacional”, que fue brazo político de los grupos armados del FRAP, “Frente Revolucionario Antifascista Patriótico”, autores de atentados contra las fuerzas policiales y armadas, fundamentalmente en los años setenta. También estaban los GRAPO, “Grupos Revolucionarios Antifascistas Patrióticos Obreros”. Estos últimos “comandos” terroristas contra el Estado democrático y que permanecieron activos más allá de los años ochenta. Luego estaba ETA Militar y su amplio historial de atentados. Un caso aparte fue la organización política formada básicamente por trabajadores y trabajadoras el MPAO, “Movimiento Por la Autonomía Obrera” de carácter asambleario y libertario, totalmente pacífico y altamente concienciado políticamente.

Justo Linde con Pilar Bravo, Santiago Carrillo y Martín Lillo, en una rueda de prensa del PCE, 1977. Fotografía: Marín Chacón (Fuente: elche.me —Cátedra Pedro Ibarra de la UMH—).

Las centrales sindicales de izquierda también tuvieron su importancia capital en los últimos años del franquismo y primeros de la democracia. Los más importantes a nivel nacional eran CC OO, “Comisiones Obreras”; USO, “Unión Socialista Obrera”; SU, “Sindicato Unitario”; UGT, “Unión General de Trabajadores”; SOC, “Sindicato Obrero Católico”; CNT, “Confederación Nacional del Trabajo”, y la CGT, “Confederación General de Trabajadores”.

En cuanto a los partidos de derecha estaban el CDS, “Centro Democrático Social”, escindido de la UCD, “Unión de Centro Democrático”; AP, “Alianza Popular” y los partidos ultraderechistas FN, “Fuerza Nueva”; Falange Española de las JONS; Falange Auténtica, Falange Independiente y Los Guerrilleros de Cristo Rey, que eran los que daban los palos a los universitarios “rojos”, preferentemente, en las universidades de aquella época.

Nazario González, candidato por ARDE, 1979. Fotografía: Marín Chacón (Fuente: elche.me —Cátedra Pedro Ibarra de la UMH—).

El aluvión de gente joven estudiantil y trabajadora que se afiliaba a partidos de izquierdas de distintas siglas fue numerosa y constatable. Militar en un partido era una actitud que se consideraba necesaria, sin advertir que significaba más bien el producto de una nueva moda, como lo fue la de los pantalones campanas, la minifalda o escuchar a grupos raros que cantaban en inglés; las modas confunden muchas veces las inquietudes reales de la gente, por eso muchos peregrinábamos por cantidad de partidos y organizaciones sin encontrar lo que buscábamos, si es que buscábamos algo, que no fuera la subyugante llamada de un clan determinado donde cobijarnos.

El Mao enseñaba su flamante carné de la ORT, Jauma el de la CNT, y Paco el del recién creado Grupo Ecologista, se entretenía pintando pancartas. La barahúnda de siglas pululaba como los mosquitos en las charcas de agosto. Y esta diversidad que se trasladaba a las pandillas que acudíamos a las tascas del casco viejo de la ciudad, enriquecía la toma de conciencia, porque cada uno aportaba lo que había aprendido y se confrontaba con otros discursos distintos pero que podían compaginarse en un todo del que todas las partes eran necesarias. Las bases siempre estuvimos por la unificación ideológica, pero los “dirigentes” lo impedían constantemente una y otra vez, aludiendo a las inamovibles leyes vaporosas del partido: Dios-Tótem, convirtiéndolos en direcciones autoritarias, que tanto dañaban —y persisten dañando— al movimiento obrero que siempre ha perseguido y pugnado por la UNIDAD.

«Francisco Franco Bahamonde. Caudillo de España ¡¡Presente!! 20 Noviembre 1975» (Fuente: elche.me —Cátedra Pedro Ibarra de la UMH—).

Los que entendíamos la política como un modo de servir al colectivo humano en general, respetando su variada forma de pensar, tratando de llevarla a la práctica, siendo permanentemente revisada, para realizar cambios que mejorasen al hombre y a la mujer como especie capacitada para dar lo mejor de sí mismo… pero siempre acudía alguien con su bote de pintura para cambiar el color.

Antonio Zapata Pérez

Mi nombre es Antonio Zapata Pérez, nací en Elche, en 1952. De poesía, tengo publicados 13 libros de distinto formato y extensión, que responden a los siguientes títulos por orden de publicación: "Los verbos del mal" (1999), "Poemas de mono azul" (1999), "Rotativos de interior" (2000), "Lucernario erótico" (2006), "Cíngulo" (2007), "Haber sido sin permiso" (2009), "Recursos" (2011), "101 Rueca" (2011), "El callejón de Lubianski" (2015), "Poemas arrios Prosas arrias" (2017), " Los Maestros Paganos" (2018), "Espartaco" (2019) y "Zapaterías" (2019). También publiqué un libro de artículos periodísticos autobiográficos titulado "Lontananzas", editado por el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, así como una antología de poesía, elaborada por el poeta e investigador alicantino Manuel Valero Gómez, junto a otros tres poetas alicantinos, denominada: "El tiempo de los héroes". Además, he colaborado en una veintena de libros colectivos y he publicado una novela titulada "La ciudad sin mañana" (2022). Actualmente trabajo en un libro de relatos, su título es "Solo en bares".

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