Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Contrastes

¿Por qué cada año Santa Faz cambia de fecha?

Fotografía: Benjamín Llorens.
Nuestra tradición más antigua y alicantina, la de la Santa Faz, cambia de fecha cada año. A continuación te contamos la causa.

La tradición más alicantina, la de la peregrinación a la Santa Faz, cumple 530 años en este 2020 precisamente un año en el que nadie va a ir en romería hasta el caserío de la huerta donde se venera. Es una de las pocas ocasiones en que esto va a ser así en sus más de cinco siglos de historia. Todos sabemos que “el bicho” (como popularmente se denomina a la epidemia de coronavirus que nos asola) es el culpable, pero ¿sabemos por qué cada año la popular Peregrina cambia de fecha? Normalmente este tipo de eventos de carácter religioso y social se conmemoran coincidiendo con la fecha de su inicio en la historia, aunque no es así en el caso de la popular tradición alicantina.

¿Cuándo cae Santa Faz este año?, es la pregunta que los alicantinos y -en general- los devotos de la Reliquia se hacen, primavera tras primavera, cuando se aproxima la Semana Santa. Si la celebración respondiera a la realidad histórica la romería tendría lugar cada 17 de marzo, pues fue en esa fecha del año del Señor de 1489 cuando tuvo lugar el primero de los milagros relacionados con la imagen. Un año después, en 1490 (dos antes de que Colón descubriera América) se realizó la primera romería desde Alicante hasta la pequeña ermita que se había construido a toda prisa en el lugar donde hoy se levanta el monasterio. Y así cada día 17 del tercer mes del año se celebró la Peregrina durante la friolera de 261 años. Entonces ¿por qué en nuestros días la fecha es otra? y además ¿desde cuándo?

En el primer aniversario del milagro de la lágrima el papa Inocencio VIII concedió Bula de Indulgencias a todos los creyentes que visitaran el monasterio en el 17 de marzo, el lunes de Pascua, Pentecostés y el 6 de agosto (fecha en la que el pontífice emitió la Bula). Con ello la Iglesia reconocía el milagro de la Santa Faz y Alicante quedaba señalado como un lugar escogido por Dios.

Durante los primeros años la morada de la Reliquia fue atendida por las monjas beatas jerónimas que, en 1518, fueron sustituidas por cuatro monjas clarisas franciscanas. La imagen de la Santa Faz continuaba obrando prodigios y en poco tiempo las vocaciones se desbordaron, había “overbooking” para ingresar al convento de la Santa Verónica. La ciudad de Alicante, que se había erigido en depositaria de la Reliquia, constituyó el Patronato de la Santa Faz (que este año sin Peregrina cumple 502 años) con el fin de amparar la conservación de la misma. En torno al lugar sagrado se levantaron algunas viviendas de familias alicantinas, así iba naciendo el caserío de la Santa Faz.

Imagen: Archivo Municipal de Alicante.

En enero de 1525 el papa Clemente VII aprueba canónicamente la relación de prodigios de nuestra Santa Faz. La devoción seguía creciendo. La romería cumplía 35 años y al calor de la misma nacería una feria de comerciantes que con el tiempo cogió importancia y perdura hasta hoy. Otro papa, Gregorio XIII (el del actual calendario gregoriano) concedió en 1575 Jubileo de indulgencia plenaria a todos los fieles que visitaran la sagrada reliquia el 17 de marzo, fecha en la que por entonces -como hemos señalado- se celebraba la Peregrina coincidiendo históricamente con el primer milagro.

En la ya popular romería participaban devotos no sólo de Alicante y los territorios más cercanos, sino también provenientes de lugares más lejanos, incluso allende los mares. La devoción estaba ya muy enraizada. Al tiempo que la romería crecía también lo hacía la feria aledaña y los festejos en torno a la misma, que duraban varios días. Pero he aquí que con los años surgió un problema. Se podría decir aquello de “con la Iglesia hemos topado”… precisamente en una celebración religiosa y cada vez más festiva.

El caso es que el 17 de marzo siempre caía en Cuaresma, tiempo de ayuno, vigilia y oración, lo que en opinión de la jerarquía eclesiástica no casaba nada bien con los festejos que en torno a la romería se celebraban en el caserío. Se planteaba así la disyuntiva de eliminar dichos festejos o de cambiar la fecha de la Peregrina para que se celebrase fuera de la Cuaresma. Prestos a la tarea, los clérigos reunidos en el tercer Sínodo Diocesano de Orihuela acordaron en 1663 trasladar la fecha del 17 de marzo al jueves siguiente a la “dominica in albis”, que no es otra cosa que el segundo domingo de Pascua, el siguiente al de Resurrección. La fecha actual. Pero no fue cosa fácil.

Los alicantinos de entonces no hicieron caso, a ellos no les cambiaba su tradición ni la mismísima Iglesia. Con el apoyo de las autoridades civiles la disposición no se cumplió. Se hizo caso omiso de ella durante nada menos que 89 años, toda una vida y aún más. Hasta que en 1752 estalló una agria polémica entre autoridades civiles y eclesiásticas con la procesión del Corpus como fondo, que finalizó con varias excomuniones. Aprovechando el temor que ello generó, el obispo de Orihuela Juan Elías Gómez de Terán (cuyos restos descansan en la alicantina iglesia de la Misericordia) puso las cosas donde hoy están y por los mismos motivos que los esgrimidos 89 años antes en el Sínodo Diocesano.

Tras 261 años efectuándose cada 17 de marzo la estricta moral eclesiástica situó la romería a Santa Faz, la Peregrina, en la fecha que hoy día la celebramos y aunque en este 2020 no podamos ir al caserío, seguro que en 2021 volveremos con renovadas energías a cumplir con una tradición tan alicantina.

Faz Divina échanos una manita que buena falta nos hace.

Benjamín Llorens

Periodista.

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