Otro paisano madrileño que marca nuestra historia, don Ramón Gómez de la Serna (1888), pieza fundamental en la literatura española del siglo XX caracterizada por su innovación y sentido del humor con un estilo único que le acompañaba y precursor del vanguardismo en España capaz de crear incluso un género literario como las «greguerías».
Hijo de un político y abogado, Javier Gómez de la Serna, y de Josefa Puig Coronado, y aunque estudió derecho, el arte literario lo embargaba tanto como para marcar un nuevo género con breves aforismos que combinan humor, poesía y filosofía (metáfora + humor): las greguerías capturan lo absurdo y lo maravilloso de la vida cotidiana desde una perspectiva imaginativa e inolvidable, en unos párrafos como por ejemplo:
«El hombre es el animal que tropezó dos veces con la misma piedra, pero a la segunda dijo que no era una piedra».
Novelista, ensayista, creador de obras de teatro y biográficas como las de Valle Inclán o Azorín y entre las que me atrevo a destacar obras como El torero Caracho (1926), El caballero del hongo gris (1928) y Automoribundia (1948), una autobiografía en la que repasa su vida y su obra con el mismo estilo juguetón, creativo y original que caracteriza toda su producción literaria.
Gómez de la Serna vivió en el tiempo de las famosas tertulias en los cafés de Madrid (1914 hasta 1936), y le dieron el nombre de sagrada cripta del Pombo formando parte de la llamada generación de 1914 o novecentismo y donde el café de Pombo (calle de Carretas n.º 4) fue punto de encuentro para intelectuales y artistas de la época, con permiso de otros cafés tertulianos como Fornos, el Suizo o el café de la Montaña, este último situado en la planta baja del Hotel Pariís en la mismísima Puerta del Sol, lugar en el que Ramón María del Valle-Inclán perdió un brazo a causa de una disputa con el periodista Manuel Bueno.
Inaugura la revista Prometeo (1908) y escribe bajo el seudónimo de Tristán con tan solo 19 años y posteriormente dará paso a escribir para el periódico La Tribuna aunque económicamente como cuenta él no le llegaba, su padre le consigue el puesto de oficial técnico de la Fiscalía del Tribunal Supremo y combinado con sus tertulias parece que es una época de sumo agrado para nuestro protagonista, sin esperar que sus ingresos de la nómina procedentes del ayuntamiento se cortarían en 1923 con la llegada del general Miguel Primo de Rivera.
Es un autor que se aleja del realismo y del naturalismo para adentrarse en un mundo surrealista y fantástico y donde yo diría que es simplemente otra manera de ver el mundo, donde la imaginación y la creatividad no tienen límites para este madrileño, y donde su obra refleja una constante experimentación con las formas y los géneros literarios, lo que lo convierte en una figura clave del vanguardismo ejerciendo una marcada influencia en los escritores de su época y en las generaciones posteriores donde el humor y la poesía siguen siendo una fuente de inspiración.
Hay que destacar, cómo Gómez de la Serna es una figura muy importante por su papel como impulsor de la vida cultural en Madrid, y padre de esa evolución de la literatura española del siglo XX, combinado con su talento para transformar lo cotidiano en algo extraordinario lo consagran como uno de los grandes maestros españoles.
Nuestro protagonista muere en Buenos Aires el 12 de enero de 1963 y el 23 de enero sus restos llegan a Madrid, donde permanece enterrado en el panteón de Hombres Ilustres de San Justo , propiedad de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, acompañado de personajes como Mariano José de Larra, Espronceda, Manuel Bretón de los Herreros o Eduardo Marquina.
Aquí os dejo unas cuantas greguerías de Ramón Gómez de la Serna…
"La luna es el ojo de buey del barco de la noche." "Si te conoces demasiado a ti mismo, dejarás de saludarte". “La leche es el agua vestida de novia” “Debía de haber unos prismáticos de oler para percibir el perfume de los jardines lejanos”. “La medicina ofrece curar dentro de cien años a los que se están muriendo ahora mismo”. “La lluvia es triste porque nos recuerda cuando fuimos peces”. “Cuando bostezamos frente al espejo, nos tragamos a nosotros mismos”. “El pasado hubiera querido ser el porvenir, pero vino demasiado pronto al mundo”. “El acento es la vacuna de la palabra”. “El arco iris es la cinta que se pone la naturaleza después de haberse lavado la cabeza”.
Muy buenos recuerdos de una obra que no se debe olvidar
Gracias por traerla aquí
Gracias Pedro, ese es el mensaje, que no olvidemos tanto bueno que tienen los españoles y que muchas veces somos nuestro peor enemigo.
Un abrazo «gregario»
Eres magnífico contagiando optimismo a través de ‘tus’ grandes personajes para hacerlos más ‘de todos’. Este Ramón es muy grande y, de vez en cuando, releo sus greguerías. Un abrazo.
Gracias maestro, es lo único que pretendo, que nos demos cuenta que en España ha habido y hay gente extraordinaria y que tenemos que darnos cuenta que el sinónimo de patria es algo bueno, que nos caracteriza como seres auténticos, creativos y porque no, casi únicos , en un mundo cada vez más individualista donde los grandes poderes quieren que sigamos así, porque les beneficia, y no quieren que nos sintamos piezas valiosas en un conjunto social, donde la unión, como se dice, hace la fuerza.
El nombrar y recordar personajes españoles que han marcado la sociedad, es algo que tiene que ser recordado para no perder el horizonte de la tierra de Cervantes, Isabel la Católica, Velázquez, Lope de Vega, Quevedo, Goya, Picasso, Dalí , Machado o García Lorca, donde tienen que ser un faro para las generaciones venideras.
Un abrazo MAESTRO.
Me gusta. Enhorabuena. Soy un admirador de Ramon, desde que leí, «LA NARDO». No es solo el creador de las greguerías, es un genio inaudito.
Julio Calvet Botella.