Este pasado sábado el Hércules se “atascó” en su partido frente al CD Ebro y no pasó del empate a cero. Esa es la definición acertada, a modo de resumen que hizo en el diario Información el siempre prudente compañero Gonzalo Blanes. La cosa no termina de levantar el vuelo.
En cualquier caso, no quería yo reparar aquí y ahora en todo el conjunto sino más bien en un detalle. Ya se sabe que cuidando el más mínimo detalle suele salir bien el conjunto. El sábado en el Rico Pérez, se dio una circunstancia que no pasa de anecdótica, hubo algunos que ni lo notarían, a mí mismo me lo advirtió un aficionado, porque hasta ese momento no había reparado en el hecho. Pero al margen de la anécdota es un lunar muy grande. No se pueden pasar por alto cosas así. Lo que hace grande a cualquier empresa o a cualquier club, en este caso, son los “pequeños-grandes detalles”
¿Advirtieron ustedes que el sábado no hubo megafonía en el Rico Pérez? ¿Se dieron cuenta de que no sonó la música? ¿Apreciaron que no se cantaron las alineaciones de los equipos? ¿Se percataron de que cuando se producían los cambios y sustituciones, no sonaba el soniquete ese de “cambio en el Hércules, se retira del terreno de juego Pepito y entra Menganito”? Pues así fue.
En el partido de hace quince días contra el Español B, pudimos apreciar que la voz era otra y no la habitual, el animoso y entusiasta chaval joven que nos venía amenizando desde varias temporadas, casi a gritos y con la música a volumen estridente no estaba. Su timbre era mucho más opaco, más débil, y hubo un aspecto que significaba o que conocía muy poco a la plantilla, o que simplemente pasaba por allí, y le dijeron “torea este morlaco” Y me explico; cuando cantó las alineaciones no nombraba a los jugadores por su nombre de guerra, lo hacía por el nombre de pila, fuera o no fuera ese coincidente con el nombre de guerra. En ocasiones los jugadores se identifican bien con su nombre, bien con su nombre y primer apellido, solamente primer apellido, o el segundo, o bien incluso un apodo.

Por ejemplo: Ese día a Toscano le anunció como Sandro. Al portero Carlos Abad como Carlos. A Eimil como Víctor. O el escocés, Jack Harper, pasó a ser solamente un tal Jack. En definitiva, quien sepa de esto, sabe a qué me estoy refiriendo. Es como anunciar a Butragueño como Emilio, o a Camacho como José Antonio, a secas. Se estaría desvirtuando todo.
Bueno pues eso fue el veinticuatro de septiembre. Este sábado, nada. Todo un Rico Pérez y sin servicio de megafonía en un partido oficial de liga. De tal forma supongo que el puesto está vacante.
¿Quiere ser usted speaker del Rico Pérez? Si se publicita el puesto en cuestión, la cosa sería más o menos así.
SE PRECISA: Locutor para el servicio de megafonía del Rico Pérez. Partidos del Hércules en casa y otros eventos que se lleven a cabo en el recinto. No es necesaria experiencia en otro puesto semejante, pero sí tener un poco de idea de fútbol. Y que le guste el ambiente. A poder ser voz agradable. Y al menos diferenciar un portero de un delantero.
SE OFRECE: Entrada gratuita a todos los partidos y botellín de agua. La remuneración económica no será ninguna, pero se le regalarán dos entradas por partido para que las haga llegar a familiares y amigos. Integración en un grupo humano y de trabajo. Y posibilidad de subir al autobús si lo desea en algún desplazamiento.
Durante toda la semana entrevistas personales en las oficinas de Foguerer Romeu Zarandieta. Sólo con cita previa.
En fin… Ya lo decía Alfredo Amestoy: “VIVIR PARA VER”.
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No soy muy futbolero, pero te leo cada semana. Aunque un poco tarde, he disfrutado con tu relato satírico y muy entretenido sobre una ausencia que no debe repetirse si no quiere el Hércules seguir perdiendo puntos en el Rico Pérez. ¡Macho Hércules y macho Ferrándiz. Un abrazo.
Un millón de gracias. Compañero y Maestro.