Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Reportajes

Por una España más verde

Parque de Canalejas en Alicante. Fotografía: Zarateman. (Fuente: Wikimedia).

La serie de grandes incendios que ha sufrido nuestro país en estas olas de calor y que han arrasado miles de hectáreas de bosque y vegetación, con sus consecuencias de todo tipo, nos ha de hacer reflexionar en profundidad. Creo que fue Heródoto quien dijo que una ardilla podía, de árbol en árbol, recorrer la península de norte a sur. Tristemente, ahora estamos a años luz de eso. El verde de bosques y praderas se sustituye por el gris de las cenizas, los pantanos están al mínimo de reservas, e incluso los parques nacionales empiezan a sufrir los efectos de la sequía.

Esto, ¿se puede evitar o, al menos, atenuar grandemente? Creemos que sí, pero el remedio debe empezar ya y de forma contundente. Es una pena que los partidos políticos se enzarcen en discusiones estériles y que no llevan a ninguna parte en lugar de que todos unidos aborden el problema. El distanciamiento pueblo-clase política es cada vez mayor. No hay partidos verdes significativos y las grandes formaciones apenas si tienen alguna sección dedicada a abordar el gran mal, el desastre. En Alemania, por ejemplo, los verdes incluso forman o apoyan coaliciones de gobierno, cosa que parece impensable en nuestro querido país.

Alcalá la Real (Jaén), desolador paisaje tras un incendio en 2005. Fotografía: Michelangelo – 36 (Fuente: Wikimedia)

Urge un plan integral de protección de la naturaleza que aborde todos los vértices y se tramite como ley orgánica. Incluso se podría hacer una modificación de la Constitución incorporando todo un capítulo a la protección de la naturaleza. Nada de eso sería imposible, pero nuestro clima político tendría que hacer una revolución copernicana y la mentalidad de nuestros gobernantes (y la oposición) tendría que experimentar un profundo cambio.

Esta ley integral pasaría por ofrecer toda una amplia panoplia de posibilidades, de forma coordinada y de algunas de las soluciones más  factibles me voy a ocupar en este modesto trabajo tratando de aportar algunas ideas que pudieran ayudar. Con voluntad casi todo se puede y recursos tenemos de manera suficiente, lo que sucede es que hay que eliminar todos los malos hábitos, los malos ejemplos. No todo es culpa de los políticos, pues también la población en general debería tener la formación y la mentalidad adecuadas para coadyuvar a abordar, aprovechando bien nuestros recursos, toda esta problemática. Y una pedagogía de la conservación de la naturaleza debe empezar preparando a los escolares ya desde la más tierna infancia. Esa España verde, podría resucitar, como el ave fénix resurgió de las cenizas y creo que no hay metáfora más apropiada para el caso.

Contamos con mucho en nuestro haber todavía, y ese “mucho” hay que aprovecharlo e incluso incrementarlo: pantanos, parques naturales, desalinizadoras, parques y jardines en nuestras poblaciones, reforestación (la gran palabra) y una actuación “inmisericorde” contra la sequía y el cambio climático (que en el fondo es el origen de los problemas).

Una España más verde haría descender el índice de contaminación, atenuaría las emanaciones de anhídrido carbónico y a cambio nos daría ese oxígeno tan necesario para nuestra salud integral (y no solo la respiratoria). La contaminación es causa de muchas muertes y enfermedades graves y hace perder en demasía esa calidad de vida que el ser humano, como tal, se merece.

Parque Quijano en Alicante. Fotografía: Expósito (Fuente: Wikimedia).

Da gusto pasear en las ciudades y en los pueblos, por poner un ejemplo, por esas zonas ajardinadas, esas arboledas, esos manantiales y fuentes, y tenemos muchos de estos elementos naturales aunque a veces no están lo cuidados que merecerían estar, acaso por falta de personal dedicado a ello.

Las inversiones son necesarias, pero el dinero es limitado y en los Presupuestos Generales del Estado hay muchas partidas. La guerra, el armamento y las armas de destrucción se llevan muchos euros. Y sí, ciertamente, “Si vis pacem, para bellum”, pero hay que equilibrar ese gasto en defensa con ese otro gasto, en salud y bienestar. Por eso los presupuestos deben ser bien estudiados para que sean algo “armónico”. Una cosa no está reñida con la otra. No queramos ser nosotros los adalides de la guerra, pues somos una potencia media. Cumplamos con lo necesario y lo que corresponde a un país de nuestra potencia media. No solo son las armas (aunque no hay que renunciar a ellas), pues también es una buena contribución la acogida de refugiados, un conjunto de acciones para la paz y un política exterior no errática, como la actual, sino efectiva y de prestigio.

Una necesaria repoblación forestal

La repoblación forestal es la introducción de especies forestales en un terreno, mediante siembra o plantación, considerándose especie forestal una especie arbórea, arbustiva, de matorral o herbácea que no sea de uso exclusivo en la agricultura. Dentro de la repoblación forestal pueden distinguirse dos conceptos diferenciados en función del sentido que se le daba al terreno a repoblar: la forestación y la reforestación.

Los beneficios de la masa forestal son los siguientes: ecológicos y sociales. Entre los primeros, están la regulación del ciclo del agua y el freno de la erosión y de la desertificación. Entre los segundos, se sitúan los beneficios: a) recreativos y de ocio; b) educativos y culturales; c) de generación de empleo; d) de fijación de poblaciones y promoción de áreas culturales desfavorecidas.

Reforestación en Carrascoy (Murcia). Fotografía: Juan Antonio Pellicer Alcaraz (Fuente: Wikimedia).

Urge siempre una acción coordinada: a) dentro de cada comunidad autónoma entre las diferentes poblaciones y sus ayuntamientos; b) entre el Gobierno central y las comunidades autónomas; c) entre las mismas comunidades autónomas. Un papel muy importante tienen las diputaciones, que vienen a ser los órganos de gobierno de cada una de las provincias de nuestro país.

¿Qué grandes aspectos se deberían abordar en este plan integral, prácticamente una adenda a nuestra Constitución, para la protección y defensa de la naturaleza? Examinaremos los principales puntos, aun sabedores de que son insuficientes y de que nos dejamos algunos en el tintero, pero sería un primer avance. Van desde la educación del ciudadano, hasta una reforestación “total” y un ahorro y aprovechamiento hídrico de primera magnitud que incluiría una red de trasvases entre embalses y pantanos desde las cuencas del Norte, más ricas en agua, hasta las del Sur, más secas y al borde casi de la desaparición.

Contamos con importantes parques nacionales, 195 parques naturales, y 49 reservas de la biosfera. Son figuras de protección de los espacios naturales.

Parque Nacional de Ordesa (Aragón). Fotografía Moahim (Fuente: Wikimedia).

No debemos olvidar, aunque en menor escala, el conjunto de parques y jardines de nuestras localidades, así como las plazas ajardinadas. Todo ello va teniendo un incremento notable a lo largo de los años y forma parte de una política de repoblación forestal a nivel menor, muy necesaria. Repetimos lo dicho anteriormente: la vegetación, los zoos “ecológicos” y los espacios verdes, por un lado, absorben los contaminantes, entre ellos el anhídrido carbónico, y por otro, suministran oxígeno, tan necesario para la vida y la mejora de nuestra salud.

En Alicante poseemos, en proporción, uno de los mayores números de parques y jardines de entre las localidades nacionales y los parques municipales que son ejemplo y timbre de orgullo. Los principales son: Requena, Lo Morant, Urbano, EUIPO, Antigua Cochera de Tranvías, Municipal de Perros, Rural Tómbola, Monte Tossal, Canalejas, Del Mar —lo gestiona el Puerto—, La Ereta, San Blas y el Acuático.

Parques nacionales españoles

España tiene  dieciséis parques nacionales, distribuidos entre  doce comunidades autónomas y veinte provincias. Once de ellos están en la Península Ibérica, cuatro en  Canarias y uno en Baleares. Son: Picos de Europa, Valle de Ordesa y Monte Perdido, Caldera de Taburiente, Teide, Aiguas Tortas y Lago de San Mauricio, Doñana, Tablas de Daimiel, Timanfaya, Garajonay, Archipiélago de Cabrera, Cabañeros, Sierra Nevada, Islas Atlánticas de Galicia, Monfragüe, Sierra de Guadarrama, y Sierra de las Nieves.

Parque Natural de las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real). Fotografía: Rocío García Herraíz (Fuente: Wikimedia).

Un parque nacional, declarado así por el Gobierno, debe albergar los valores naturales máximos y ser representativo en flora, fauna y formaciones geomórficas. Todo es empezar. Pero ya.

Parques y jardines en las localidades

Caminar por las calles de las ciudades muchas veces es discurrir por espacios de cemento y ladrillo, casas y casas, y apenas algo de vegetación. Es gratificante la existencia de parques, jardines, alamedas y glorietas, con amplia variedad de especies vegetales. Los jardines dan vida a la ciudad, absorben el anhídrido carbónico contaminante y dan oxígeno a la atmósfera, lo que contribuye a que respiremos mejor y, por ende, a la mejora de nuestra salud. La Concejalía de parques y jardines es algo esencial y hay que buscar el incremento de parques y, sobre todo, velar por su limpieza y mantenimiento. Caminar entre parques es muy distinto a hacerlo entre cemento y ladrillo.

Por otra parte, como ya hemos visto, España cuenta con toda una red de parques nacionales y algunos se cuentan entre los más renombrados a nivel internacional. En ellos, se conserva la flora y la fauna, se protege la naturaleza, se persigue conservar especies en extinción y son un sello de oro en nuestra maltrecha naturaleza. Los parques nacionales son una de las esperanzas más gratificantes en esta lucha “inmisericorde” que debemos emprender contra la “enemiga”: el cambio climático. En el curso de nuestro trabajo enumeramos los parques nacionales españoles que junto a las zonas protegidas suponen un aliento en este pulso por conseguir un país más verde.

Parque Lo Morant (Alicante). Fotografía: Etnacila (Fuente: Wikimedia).

La repoblación forestal es, o debería ser, “una permanente tarea inacabada”. Una bonita iniciativa es la da la Vuelta a España, en que los kilómetros de determinadas victorias ciclistas van a ir asociados a una inversión en las plantaciones de árboles por toda nuestra geografía.

Las campañas escolares promocionando la plantación de especies arbóreas como una de las actividades formativas, son clave. Hay que inculcar a nuestra infancia y juventud el amor por la naturaleza y nada mejor que predicar con el ejemplo. En las clases de Ciencias Naturales, una actividad práctica ha de ser el que los alumnos, acompañados por sus docentes, planten y planten árboles que, con el tiempo, se irán convirtiendo en hermosos ejemplares.

Ciudades verdes, localidades verdes

Toda población ha de tener una riqueza amplia en el número de parques y jardines. En nuestra querida Alicante podemos “presumir” de tener una ciudad que se cuenta entre las que más parques tiene en proporción a su tamaño y número de habitantes. Pero no nos debemos conformar con eso y hemos de aspirar cada vez a más.

Por poner un ejemplo, yo visito con cierta frecuencia una zona en la que viven unos amigos míos y al discurrir por ella veo mucho verdor y naturaleza, pero ello no quiere decir que sea el único caso. Es la zona de Aguilera, Princesa Mercedes, Avenida de Orihuela, Benalúa y Barrio ajardinado de Alipark. Tenemos el Parque de los Nuevos Juzgados, el Botánico, la Plaza junto al Mercado de Babel (Parque Franklin Albricias Goetz), el Parque del Ingeniero de Tranvías… Las mismas calles benaluenses están escoltadas por muchos árboles… Pero todo es poco y a veces se descuida algo su mantenimiento, circunstancia a ser corregida, pues ello es un factor que sería esencial. La colaboración ciudadana cuidando las normas de higiene y conservación, es también algo necesario.

Parque Municipal Cochera Tranvía (Alicante). Fotografía: Expósito (Fuente: Wikimedia).

Los parques municipales alicantinos, como ya anteriormente hemos señalado, son otra esperanza. Los tenemos en buen número y son asimismo un ”balón de oxígeno”, nunca mejor dicho, para nuestra salud. Los viveros constituyen una reserva especialmente arbórea a fin de utilizar sus “fondos” para las repoblaciones urbanas o de otras muchas zonas extraurbanas de nuestro país (zonas montañosas, valles, llanuras…).

Una cultura para la defensa de la naturaleza

La defensa de la naturaleza debe constituir toda una cultura en nuestra sociedad y para ello se debe comenzar en las escuelas mediante programas específicos y utilizar al máximo los medios de comunicación (prensa, radio, televisión…) al servicio de este objetivo. Todo medio es aprovechable y de la conjunción coordinada de los mismos será más efectivo el resultado.

Recursos hídricos necesarios y estrategias a seguir

Necesitamos recursos hídricos fundamentales para nuestra vida y hay todo un repertorio de los mismos, si sabemos utilizarlos bien e irlos creando y potenciando. No podemos depender solamente de la lluvia, pues sabemos que atravesamos épocas de sequía.

Trasvases entre cuencas, embalses, pantanos y embalses menores

Cuanto mayor sea el número de pantanos y embalses menores, tanto mejor. Ellos son una reserva, sobre rodo para las épocas en que escasee el agua que nos proporciona la naturaleza.

Las cuencas del Norte, con una ambiciosa política de ingeniería, deben estar muy bien comunicadas con las cuencas del Sur.

Desalinizadoras y el tratamiento de aguas residuales

Y entre esos recursos hídricos, las desalinizadoras y el tratamiento de aguas residuales ocupan un primer plano. También las aguas subterráneas, con el aprovechamiento de los pozos pueden ser utilizadas en caso de emergencia, procurando no agotar los acuíferos con la sobreexplotación de los mismos.

Política de ahorro hídrico

Toda una política de ahorro hídrico puede ser absolutamente necesaria, concienciando a los ciudadanos, mediante campañas institucionales, de que no hay que malgastar el uso del agua en nuestros hogares. Con la ayuda de unas sabias estrategias se puede conseguir mucho.

Conclusiones

En suma, hemos de trabajar por una España más verde, más ecológica, en que la vegetación en sus diferentes modalidades cubra amplias zonas de nuestro territorio.

Para ese logro, todos debemos contribuir, aunados y agrupados, los ciudadanos, los gobiernos, los partidos políticos… y destinar una gran cantidad económica de los Presupuestos Generales del Estado a este fin. Es salud para todos y nunca habrá un dinero mejor invertido.

José Moratinos Iglesias

Doctor en Ciencias de la Educación, diplomado en Psicología, profundo conocedor de la Psicopedagogía e Instructor de Tiempo Libre con sus estudios de Magisterio.

3 Comments

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  • Excelente artículo. Este Gobierno no hará nada por la verdadera ecología y la conexión intercuencas hidrográficas que yo he apoyado muchas veces, primero en el periódico La Verdad y luego en Hoja del Lunes. Pedro Sánchez y sus ministros y ministras no han hecho ni un pantano y lo primero que hizo su ‘maestro’ Zapatero, al llegar al poder, fue cargarse el Trasvase del Ebro al Júcar, porque los independentistas catalanes (con el apoyo del PSC, Partido Socialista de Cataluña) le dijeron que de Cataluña para el Sureste «ni un vaso de agua». Lo suyo es quitar los delitos de sedición, para incentivar el independentismo, y de malversación para salvar a políticos corruptos como los dirigentes socialistas andaluces encabezados por Griñán. (Perdona el rollo. Por cierto, lo de las ardillas también se atribuye a Estrabón…). Un abrazo.

  • Excelente artículo. Este Gobierno no hará nada por la verdadera ecología. No esperemos un Plan Hidrológico Nacional con trasvases entre cuencas, para llevar agua sobrante (Norte), como bien dices, para cuencas deficitarias y que no se pierda una sola gota. El ‘maestro’ de Sánchez, el Zapatero de infeliz memoria, lo primero que hizo fue cargarse el trasvase del Ebro al Júcar del que Aznar acababa de poner la primera piedra y que tendría subvención de la UE.
    Hablando de ardillas, también se atribuye la frase a Estrabón. Un abrazo.