Nuestra identidad genética es la familia. Nacida en el amor, de la unidad y comprensión, es el pilar de nuestra felicidad. Así lo siento. El Día de Todos Los Santos es la antesala del día 2, de homenaje y oración, en camposantos y en tu corazón, en el recuerdo agradecido a nuestros familiares difuntos. Día donde sientes de dónde vienes y hacia dónde vamos. Sin nuestros ancestros es la nada.
Agradecido me siento cuando llega noviembre. Con el día de Todos los Santos, en los cementerios y en el corazón, llega al día siguiente el 2 de noviembre. Tú lo sientes, igual que yo, ese día para recordar de dónde vengo y hacia dónde vamos todos. Sin mi familia (tú igual, sin tu familia genética) el camino por nuestra vida será distinto. Ni las mismas experiencias vividas, ni llorado y reído del mismo modo. Un todo dividido en partes, de tiempo, es tu vida, la de todo el mundo. Partes poco alegres, unas, y otras muchas de felicidad compartida, casi siempre, en muy buena compañía. Obvio aquí casi todos los nombres (de mis familiares), y sus lugares de residencia, por respetar su intimidad.
La abuela Lucía, madre de mi madre, joven viuda de mi abuelo Francisco a quien no conocí, con tesón sacó adelante a tres hijas y dos hijos. Mis tíos emprendedores que a todos nos inspiraron en nuestras vidas. El mayor marchó solo a París, muy joven, sin saber ni una palabra de francés. Pero luego creo con valentía sus empresas. Su hermano le acompañó con idéntico atrevimiento y profesionalidad. Ambos poseen gen comercial innato e inteligencia.
Con cariño, recuerdo los relatos de mi abuela materna. Inolvidable su legendario Ángel de La Guarda que cuidaba a los niños, como yo entonces, de todos los peligros. Le estoy felizmente agradecido. En mi despertar a la vida, mi abuela Lucía avivó mi afición, tal vez innata, a inventar cuentos. Siendo niño y adolescente ya inventaba relatos y cuentos, para hermanos y primos, en las calurosas siestas del alegre verano vacacional. Fue en mi pueblo natal, Granja de Rocamora, en la Vega Baja alicantina del río Segura. Ahí, entonces, resurgió mi vocación innata por la creación literaria, humilde, donde siento felicidad infinita.
Genética y voluntad
Mi admirada abuela Lucía fue la causa, providencial, que me impulsó a matricularme en la opción de Letras en el COU, el curso preuniversitario. Terminé sexto del bachillerato en Callosa de Segura, con buenas notas en las asignaturas de Ciencias. Pero de súbito, sin saber el porqué, decidí caminar hacia las palabras que han sido mi profesión preferida, hoy periodista felizmente jubilado, y que son mi felicidad cada día. Versos y novelas. Regalos que recibo de la vida y de la imaginación que ningún dueño conoce.
Mi primo de Elche, lo considero hermano, progresó con brillantez por la senda de la Ciencia. Doctorado Cum Laude en Químicas, responsable de laboratorios en Repsol, viajó por medio mundo con profesionalidad. Sigue hoy aprendiendo mi primo, con quien tengo la suerte de hablar casi a diario. Comparte experiencia y saber pese a la jubilación. Su cerebro nunca se detendrá. Creo que el mío tampoco. Sé que es gracias a la genética familiar. Su esposa amable fue profesora de inglés. Su hija, economista y abogada. Mi prima de Elche dio su vida a la educación de los más pequeños. Generaciones, mujeres y hombres ilicitanos, la recuerdan con agradecimiento y cariño. Jubilada ya de su vocación pedagógica. Una hija cursó Arquitectura Técnica; la otra es enfermera. Mi tío fue impecable en su profesión en Elche, al igual que mi tía, ejemplo de ahínco y voluntad.
Investigación y Medicina
Prosigo con la genética familiar y el agradecimiento a mis ancestros. En la familia contamos con una mujer, investigadora y científica con mayúsculas. Guapa y simpática. Su madre, con genética valenciana, también es inteligente y profesional admirada. Mi sobrina científica participa hoy en un proyecto pionero en el mundo. Virus que logran doblegar a las bacterias más resistentes. Estudió Biotecnología en la Universidad de Valencia. Y hasta la mundial farmacéutica Pfizer acaba de reconocer el prometedor proyecto donde mi sobrina participa en Valencia.
Médicos, enfermeras y arquitecto
Nada es casual sino causal. Agradecido a la genética heredada, sumada a la voluntad, inteligencia y ahínco personal, reseño con orgullo, y humildad, que el benjamín de mis cinco hermanos eligió la Medicina. Se especializó en Neumología. Doctor Cum Laude y profesor universitario invitado a conferencias en el extranjero. Una sobrina eligió la Geriatría, más conciertos de violinista, si bien su pareja sí es violinista profesional. Mi hija mayor, Médico de Familia, y su esposo doctor Cum Laude es Oncólogo. Y mis dos sobrinos, con sobresaliente en primero de bachillerato, ni una duda tengo que ambos logran su objetivo, son gemelos. La Facultad de Medicina. Dos médicos más, y entonces serán cinco médicos, por ahora, gracias a la genética de mi familia. Y sus acciones. Su madre, universitaria en Relaciones Públicas, posee resolución en la organización.
Uno de mis primos maternos es un respetado arquitecto, además de político vocacional. Fue alcalde ocho años y volverá a serlo. Seguro estoy de mi afirmación. Su hermana, economista eficiente, con prestigio profesional y respetada en su empresa. Los genes de mi tía, con gen ganador como mi tío, el hermano de mi madre, aportaron inteligencia y voluntad a mi prima y mi primo. Me siento muy orgulloso de mi primo experto en Informática y porque en nuestra familia dispongamos de una persona espiritual, su hermana, en el afán de conocimiento y experiencias en el camino de la felicidad.
Nueve músicos
Te aseguro que aprender música y tocar un instrumento musical te aporta una visión hacia la creatividad y positivismo vital. Gracias a la banda de música de mi pueblo natal, Granja de Rocamora, los cuatro hijos disfrutamos de la música. Y mis hermanas del lenguaje musical. Uno tocó el fliscorno, otro el clarinete, y el benjamín, hoy médico, la trompa. Éste aprende hoy a manejar el contrabajo. Sus dos hijos, sin duda futuros médicos, uno toca el violonchelo y el otro el violín. Ambos son rítmicos percusionistas en la banda del pueblo. Yo, disfruté con el clarinete y saxofón. Ahora, recuperé el disfrute diario del clarinete.
Un violinista profesional alegra la familia. Uno más entre nosotros por ser la pareja de mi sobrina doctora, mi ahijada. Este verano tocó el violín en los conciertos internacionales en los palacios de los jardines de Viena. Ella es violinista, solista en una orquesta, si bien eligió, por ahora, la medicina como profesión. Y su madre, profesora en un colegio, tocó la flauta dulce y dio clases de piano.
La genética de la familia donde nací, gracias a nuestros ancestros, ofrece frutos brillantes y diversos. Complementarios en beneficio de todos. Es bien sabido que en la diversidad nos enriquecemos. Y mis dos hermanas con vocación de servicio en la Sanidad, una de ellas enfermera al igual que su hija.
Esfuerzo en la huerta
La unidad en el amor y la verdad es la fuerza de tu familia y de la mía. Guías del progreso en la vida, y la sociedad, con rumbo certero hacia el futuro. Mis tías paternas, todas solteras (cuatro de ellas madres para mí y para mis cinco hermanos), laten en lo hondo de mi corazón. Más estos días de difuntos, igual que mi madre viva en mi alma. Con mi padre, ya cumplidos los 91 años, son ejemplo para todos de voluntad y sacrificio. Mi familia paterna sufrió la Guerra Civil (1936-1939) e injusticias de la postguerra. Pero supieron arrancar de cero, con trabajo en la agricultura en Francia muchos años y, luego, como jornaleros en el pueblo.
“¡Destripaterrones!”, mi padre y sus hermanas, así los calificaría alguna gente. Pero trabajadores y honrados, infatigables, personas generosas, como mi padre, jornalero e inteligente agricultor, que desde el amor y la unidad favorecieron los estudios universitarios a sus hijos y sobrinos. Nos legaron, con sus acciones, la voluntad de sacrificio y generosidad que corre imparable por la genética en mi familia.
La identidad de una familia se sustenta en la hermandad sin límites y en la verdad. Paradigma para una sociedad actual donde casi desapareció la ética. La entrega y la generosidad en el amor son los pilares que aseguran la felicidad individual, en la familia y la sociedad. Familia agredida y denostada hoy. Atacada por mil frentes. Innumerables son sus enemigos, pero jamás doblegarán la esencia de la familia basada en la hermandad verdadera y la unidad.
Futbolista y periodistas
Esfuerzo y afán de superación, pilares de la felicidad. PJB.
Casi en todo dio frutos la genética de mi familia, a la que debo mi felicidad. Por ello, ni olvido a mi hermano economista, eficiente, ni a mi hermano futbolista profesional. Dos ejemplos más del gen familiar donde abunda la voluntad de superación y el afán por la perfección hacia las cosas bien hechas. Nadie detenía la velocidad del regateador en el fútbol, extremo derecho. Sólo por una lesión, inoportuna, se frustró el precontrato firmado para ser traspasado al Atlético de Madrid. ¿Hasta dónde hubiese llegado? ¡A lo más alto!
Por último, este humilde escribidor, gracias a la genética de mis ancestros. Por noviembre más como tú (amiga y amigo fiel que amable me lees). Desvelarte que desde niño fui atrevido, busqué felicidad y libertad. Dejé mis clases en el instituto por la aventura, veinte años de felicidad, en el periodismo y en la radio.
Mi segunda hija, río de creatividad. Dos grados universitarios, uno en Comunicación Audiovisual, e imaginación a raudales que le aporta felicidad. ¿A quién se parece mi hija pequeña? Primero es ella, ella misma. Más su madre y su padre, periodistas profesionales. ¡Yo, te recuerdo; hoy felizmente jubilado! Genética creativa, por partida doble, posee mi niña que ya es una mujer. ¡Vaya suerte tuvo con los genes! ¡Ah! Su abuelo materno fue periodista profesional, comercial y publicista innovador en España, muy creativo.
Gracias a mi abuela Lucía y sus relatos, la imaginación inundan mi corazón en novelas y poemarios que comparto. En la creación, soy feliz. Lo fui en la radio con el micrófono y en el periódico. Y siempre intento seguir las guías genéticas de mis dos familias hechas una gracias al amor: afán de superación hacia la libertad, más voluntad de sacrificio en el amor y la verdad. Por mis acciones, si camino siguiendo la estela del amor y la verdad, lo sé por mis vividas, mi vida rebosa a todas horas alegría compartida. Vale (cervantino).
He disfrutado con tu saga. Me alegra saber tantas y tan buenas cosas de antepasados y coetáneos. Un fuerte abrazo.
Gracias…
Agradecido a mis genes heredados en el amor, acunados en la hermandad y el sacrificio de la voluntad en el afán de superación…
Un abrazo