Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Sin recortes

¿Por qué tenemos miedo a la diversidad?

Fuente: Freepik.

Luis es el nombre ficticio de un joven de 25 años que vive en una pequeña población que vive con orgullo sus tradiciones. Hace unos meses decidió salir del armario y compartir con su familia y amistades que es homosexual. Luis trabaja como profesor de matemáticas en la escuela secundaria local y es conocido por ser una persona amable y dedicada a su trabajo. Sus padres y su hermana mayor lo aceptaron y apoyaron inmediatamente; su felicidad y bienestar era lo más importante para ellos. Sin embargo, su abuelo, con unas creencias tradicionales y conservadoras, mostró su desaprobación y se distanció de Luis, diciendo que su orientación sexual era “antinatural”. En su lugar de trabajo, muchos colegas le felicitaron por su valentía y le apoyaron; sin embargo, un sector minoritario empezó a tratarle de manera diferente: los comentarios entre ellos, cuando Luis aparecía en las reuniones, cesaban. La mayoría de sus alumnos continuaron respetándole y apreciando su enseñanza, aunque algunos pocos hacían bromas y comentarios despectivos, influenciados por las opiniones de sus padres. Un par de ellos escribieron correos electrónicos a la dirección de la escuela expresando su preocupación por la posible influencia de Luis en sus hijos, solicitando que se tomaran medidas al respecto. Era obvio que en el pueblo todos se conocían y los comentarios a favor o en contra empezaron a ser frecuentes.

Un caso como este puede mostrar cómo una persona que decide comunicar la diversidad de su orientación sexual puede fomentar el aislamiento o el estrés de estar en medio de las conversaciones sobre un tema tan íntimo como el planteado. Las muestras de apoyo y de solidaridad pueden mitigar estas acciones y fomentar al mismo tiempo una reacción de activismo y de reafirmación de la diversidad hecha pública. Es obvio que el planteamiento de programas de educación y de sensibilización para la ciudadanía, como la concreción de políticas de protección de las personas LGBTQ+ frente a actos de discriminación o acoso se plantean como imprescindibles para evitar discriminaciones de cualquier tipo. Es crucial, pues, fomentar un entorno inclusivo y respetuoso para todas las personas, con independencia de su orientación sexual. Pero este no es un hecho aislado; continuamente conocemos en los medios de comunicación actos contra quien ha decidido hacer pública su diversidad sea en el ámbito que sea. Así, ahora más que nunca se hace necesaria la reivindicación de los derechos de un colectivo importante que, desde la fecha simbólica del 28 de junio de 1969 —con los trágicos acontecimientos del pub Stonewall Inn de Nueva York en el cual una redada policial acabó en disturbios—, recuerda el acoso que sufre en muchos países de nuestro planeta.

Nació así el concepto orgullo LGBTQ+ donde ninguna persona debe avergonzarse, sea cual sea su orientación sexual o su identidad de género; una respuesta política hacia distintos mecanismos que los sistemas tradicionalistas utilizan contra quienes se desvían de la heteronormatividad. Un amor propio que cada persona tiene de sí misma más allá de su orientación sexual o de su identidad de género. Pero no olvidemos que la tipología de la diversidad es muy amplia y puede provocar el rechazo de una parte de los humanos que no respetan sus derechos. Así, podemos entender una diversidad cultural, con acciones contrarias a lenguas, costumbres, tradiciones o vestimenta; una diversidad étnica, con rechazo a grupos por su procedencia racial; una diversidad generacional, con prevenciones como colectivos de mayores, por ejemplo; una diversidad socioeconómica, con la estigmatización de los segmentos menos favorecidos; una diversidad funcional, con la discriminación de personas con discapacidad física, mental o cognitiva; una diversidad religiosa, con el ataque a otros sistemas de creencia o filosofías de la vida, entre otras.

Por este motivo, frente a la efeméride celebrada en todo el planeta hace un par de días, habría que pensar, ¿por qué el ser humano plantea acciones contra la diversidad? ¿Por qué algunos y algunas temen esta diversidad y actúan contra los colectivos que consideran que agreden su existencia? El origen de estos temores es diverso y se encuentra profundamente arraigado en nuestra historia. Por una parte, está el miedo a lo desconocido; la comodidad que representa lo conocido se ve amenazada para estas personas con los elementos nuevos que aporta la diversidad. La falta de conocimiento y de comprensión sobre otras culturas, costumbres y estilos de vida puede llevar a temores infundados y estereotipos. A partir del ejemplo inicial, esta sería la base de las protestas de los padres que escribieron a la dirección de la escuela donde trabaja Luis. Por otra parte, la diversidad puede ser percibida como una amenaza a la identidad y los valores culturales propios; todo ello fomentado por los estereotipos negativos sobre ciertos grupos que fomentan, sin ninguna duda, la discriminación.

Los factores psicológicos pueden tener una base importante en el planteamiento de estos temores: el ser humano tiene una tendencia innata a agruparse con personas similares como una especie de mecanismo evolutivo de supervivencia. El miedo a lo diferente ataca, desde su punto de vista, las bases de su sociedad. Debemos reforzar, pues, las estrategias para superar los temores a la diversidad y para aceptar plenamente a quien se muestra distinto a nuestros patrones socioculturales. Defendamos unas políticas educativas que fomenten la diversidad y sus beneficios. Facilitemos espacios de encuentro y de diálogo entre personas de diferentes antecedentes, todo ello con la implementación de políticas inclusivas reales, para que vivamos con pleno orgullo la riqueza y diversidad de nuestra sociedad.

Carles Cortés

Catedrático de universidad y escritor.

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