Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Por qué leemos

Imagen generada con ChatGPT.

La lectura es un juego. Un juego solitario con amigos invisibles. Huizinga dijo que el hombre, además de otros instintos, posee el del juego. El hombre primero es homo sapiens y, después, es homo ludens.

La lectura nos atrapa en el momento en que empieza a proyectarse en nuestra mente una especie de película ininterrumpida, en ese momento comenzamos a jugar, a vivir aventuras, a ser otros, a viajar subidos en los sentidos, jugamos a olvidarnos del tiempo, a tener otros amigos, a vivir otras vidas y experiencias ajenas, a evadirnos de la realidad, a intentar comprendernos, a analizar el mundo que nos rodea, a tener una razón con la que vivir, a mirar hacia nuestro interior. Algunos la necesitan como una droga, otros para salvarse de la locura propia, o para armarse contra el odio ajeno, también para soñar, para no pensar en la muerte o pensar en ella con distancia. Leer implica un juego entre lector y escritor. Fue el arma que usó Sherezade para embelesar a ese rey lleno de ira, de rencor, de rabia y con ello salvar su vida y la de su pueblo. Pero esa arma no fue la perfección de sus descripciones, ni su elocuencia, ni sus conocimientos, ni la retórica. Lo que le sirvió fue manejar la intriga.

Cuando iniciamos una novela nos adentramos en las peripecias de unos personajes. Este hecho va acompañado de una tensión, nos preguntamos: ¿Quién es? ¿Adónde irán? ¿Alguien les espera? ¿En qué trabajan? ¿Qué problemas le acosan? ¿Qué anhelan? ¿Qué les va a ocurrir? ¿De qué hablan? Y también va acompañado de un sentimiento de alegría al introducirnos en una aventura sin correr peligros. Caminamos entre selvas peligrosas o junto a un asesino con la seguridad que nos da el sillón de lectura, el silencio, la luz acogedora, el hogar. Así, jugamos a ser “otro distinto” al que somos en la vida corriente, a identificarnos con un personaje creado por la imaginación del escritor, por el fingimiento de un escritor. No olvidemos que el término ficción viene del latín fingere: fingir, inventar, mentir.

Cuando leemos poesía, entramos en lo íntimo del poeta, en sus emociones. Emociones que nos cuenta usando imágenes, para plasmar de un modo figurativo su estado interno, pero si leo una historia en prosa el contador se explica a sí mismo creando otra historia inventada, una historia que de alguna manera contiene la suya, y que es muy posible que yo me vea reflejada en ella.

Al leer superamos la dificultad que tiene la vida para conocer al otro. Nos dice Foster: que cuando contemplamos las relaciones humanas en sí misma, en profundidad y no de forma superficial, vemos que están dominadas por una quimera, un espejismo, porque no nos conocemos, excepto de una manera precaria. La realidad es que no nos entendemos entre nosotros, no sabemos revelar el interior del otro. Captamos solo unos aspectos de su personalidad, de su forma de ser, lo que nos deja ver, lo poco que aflora. Al descubrir en una historia un personaje “redondo”, con todos sus matices, nos hacemos la ilusión de conocer a los seres humanos. Al leer somos omniscientes, como un dios que ve el interior y el exterior de una persona, o que puede vivir caracteres y personalidades de otros, o tener la posibilidad de estar en nuestro conocido barrio y al mismo tiempo recorriendo las calles de New York.

Leer una novela o un relato es algo creativo, más creativo que cuando vemos una película o una serie, porque los personajes de la literatura son distintos para cada lector. El lector con su imaginación “re – crea” a su modo y manera la apariencia física y el carácter de cada personaje.

María Isabel Peral del Valle

Licenciada en Historia. Tesis de licenciatura con sobresaliente. Procuradora de los Tribunales. Trabajó de procuradora en Sagunto (Valencia), como archivera en el Archivo Histórico de la Comunidad Europea con sede en Florencia, como bibliotecaria en la Escuela de Estudios Fiscales del Ministerio de Hacienda (Valencia), como profesora de Narrativa en el
Liceo Poético de Benidorm y en el aula cultural de la Asociación Nutopía. Hoy, es una mujer que escribe con trece premios en relato corto, una novela histórica premiada por el Ayuntamiento de Liria en la editorial Edeta y una antología publicada por Editorial Acem.

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