Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Impulso irresistible

Pero, ¿cómo hemos llegado a la guerra en Europa?

Imagen: Gerd Altmann (Fuente: Pixabay).

En realidad, hemos alcanzado unas cifras inesperadas, nada deseadas, que evidencian al menos que esta guerra estaba como escrita en algún tronco de árbol, en algún pedazo de arena de la playa, sitios donde alguien apuesta por poner frases “eternas” o algo así; en este caso se ha tratado de una invasión en toda regla, pero milimetrada, muy profesionalizada, como quien la hace en su pantalla de ordenador, o en una pizarra de la clase de la guerra del futuro; que no es ya un juego de niños, que no nos sirve para decir después que ya habían pasado esas máquinas mortíferas por ese camino, si no han dejado de hacerlo, en maniobras o entrenamientos cualquiera de los dos contrincantes.

Para entenderlo mejor precisaríamos cifras de víctimas más fiables de las que nos han llegado, con un testigo peligrosísimo (involucrar en un momento dado a todo el continente europeo, donde los demás estados han podido continuar con sus políticas de sentirse alejados de rusos y ucranianos, para no engordarnos más de la cuenta soportable, porque en el fondo el conflicto ha estado y aún está a un disparo de cohete de feria. Un cohete de feria que lleve la presión, que ahora sufre nuestro continente, a convertirla en un conflicto global si se asoman los chinos o los norteamericanos por tierra, mar o aire, que son asuntos que están ahí alentando la tensión y el miedo de toda Europa.

Siempre nos quedará la pregunta de si será verdad –como solía decirse- que la primera víctima de una guerra es la verdad. Lo que hay que preguntarse ahora que ya llevamos batallitas es de qué lado estaba la verdad cuando la noche del 23 al 24 de febrero de 2022, un par de horas antes del amanecer (decía un parte leído en alguna pantalla) comenzaron las operaciones militares con las que se daba inicio a la INVASIÓN (con todas las letras grandes para que no se nos pierdan) rusa de Ucrania. La noche del lunes 21 de febrero el presidente Putin pronunció un discurso de guerra, sin ayudarse de papeles ni de mapas. Se suponía en un principio que simplemente iba a tener una intervención explicativa sobre los terrenos bajo control ruso, pero sorprendió a todos al extenderse al centrar su discurso justificando que no sólo esas zonas del este de Ucrania son rusas, sino que toda Ucrania es “parte integrante de nuestro país”.

El profesor Antonio Alonso Marcos, escribió que: “El colapso de la Rusia histórica conocida como URSS estaba en su conciencia”. Dos frases de Putin pueden ayudar a entender mejor por qué no tolera que un estado como Ucrania, independiente desde 1991, decida sus destinos por sí solo: “La caída de la URSS fue la mayor tragedia geopolítica del siglo XX”, y “Quien eche de menos a la Unión Soviética no tiene cabeza; quien la eche de menos no tiene corazón”. “El colapso de la Rusia histórica conocida como la URSS está en su conciencia”. En 2010 Yanukovich (que, al final, tuvo que huir del país), acercándose progresivamente a la Unión Europea ganó las elecciones presidenciales. En septiembre comenzó una ofensiva militar contra el Dombás (al este del país) y tuvo muchas víctimas.

Ahora está al frente de Ucrania Volodímir Zelenski. Los comentaristas ven como muy positivo que Ucrania y Rusia se hayan sentado a la mesa para negociar en varias ocasiones, de las que ha habido algunos avances. La pregunta sigue mirando al mismo sitio: ¿Cuándo parará Rusia la guerra? “Nunca una reorganización del sistema internacional se hizo sin guerras, y puede que ahora estemos en medio de una muy gorda”. “Si no se le deja más solución que una huida hacia delante, por muy doloroso que sea hacerle una serie de concesiones, el futuro no será muy halagüeño”. Estos combates se están librando en el mismo continente que estamos pisando para ir cada día tanto al trabajo como a la playa, como a la huerta que cuidamos con tanto esmero, o al marcharnos de viajes de “jubiletas” a ver otros países. Desde luego que nos hemos de encomendar a nuestros patronos que también sacamos por las calles en estas fechas del vitalista verano donde acogemos a amigos y turistas.

Demetrio Mallebrera

Periodista.

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