Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Pedro Sánchez emula los viajes de Fanelli

Pedro Sánchez durante su reciente visita en Sueca. Foto: facebook Pedro Sánchez
Pedro Sánchez durante su reciente visita en Sueca. Foto: facebook Pedro Sánchez
El exsecretario del PSOE Pedro Sánchez inició el sábado 26 de noviembre, en la localidad valenciana de Xirivella, su viaje por los pueblos de España como “un militante de base más” y para “repensar el partido” tras el fracasado “no es no” a Rajoy frente a los abstencionistas. Sánchez emula los viajes emprendidos por Giuseppe […]

El exsecretario del PSOE Pedro Sánchez inició el sábado 26 de noviembre, en la localidad valenciana de Xirivella, su viaje por los pueblos de España como “un militante de base más” y para “repensar el partido” tras el fracasado “no es no” a Rajoy frente a los abstencionistas. Sánchez emula los viajes emprendidos por Giuseppe Fanelli a España hace un siglo y medio. Estamos ante dos Españas muy diferentes con el paso del tiempo, pero siguen coleando heridas similares en la sociedad española, como la indefinición de un modelo territorial creíble, la división de la izquierda, el dilema del republicanismo, la desilusión política, el descrédito de los sindicatos y la desigualdad social acrecentada por el control del gasto público, en un marco de corruptelas más propias del siglo XIX que de los tiempos de la globalización.

Sánchez, que reapareció en Xirivella en un auténtico baño de masas que obligó a los organizadores a desplazar el acto del pabellón municipal a la Plaza de la Concordia, inició su alocución con el himno de la Internacional y se despidió con los sonidos del “Color de la Esperanza”. En el acto se veían caras reconocibles como las de Yolanda Seva, alcaldesa de Santa Pola, o Alejandro Soler, exalcalde de Elche. El actual alcalde de Alicante nunca ha disimulado sus simpatías por el dirigente destronado del PSOE, pero no hizo acto de presencia. 

Sánchez, que costeará personalmente estos viajes y que se desplaza en su propio coche, tiene previsto durante estos meses acercarse a las bases en eventos parecidos en Asturias, Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha, las zonas más  críticas con sus planteamientos y donde el poder sigue en las manos de sus dirigentes históricos territoriales, Javier Fernández, Fernández Vara, García-Paje y Susana Díaz, los artífices de su salida de Ferraz, defensores de un modelo del estado menos federalista y padrinos de la gestora. 

Congreso federal 

Fernández ya le ha contestado que no hay prisa: hasta enero no se convocará el Comité Federal que, en teoría, debe diseñar el calendario precongresual, pero sin fecha de recibo. El dirigente asturiano está convencido de que habrá más de una candidatura a la Secretaría General del PSOE y, tras conocer que el próximo acto de Pedro Sánchez será en Asturias, ha respondido de forma lacónica y sin mucho interés: “No lo sabía, él sabrá lo que hace». 

Ni es un mártir, ni un buen líder porque no fue hábil y en política es fundamentalEl viento le da de cara al exsecretario general, y también Zapatero se ha alineado con la gestora del PSOE. Hasta la celebración de este congreso, Sánchez tendrá tiempo de seguir sus viajes por Castilla y León, Madrid, Cataluña, País Vasco o Baleares, donde cuenta con más simpatías en las bases. Dura travesía por el desierto, ya que la deriva nacionalista del PSC en Cataluña y los inicios autodeterministas del PSE en Euskadi no le acompañan mucho en sus intentos de soldar un partido obrero español.

A Pedro Sánchez se le olvidó donde estaba, en el PSOE. Se le olvidó que su elección fue un pacto a la medida, con tiempo tasado o fecha de caducidad. Y llegó muy lejos, a encajar con una parte importante de la militancia, la que no tiene el poder del “aparato” del partido obrero español.

No es cuestión, ahora, de hacerlo un mártir, como pretenden ahora muchos de fuera de su partido, los mismos que contribuyeron también a su despeñamiento. Ni es un mártir, ni un buen líder porque no ha sabido jugar sus cartas, no, porque no fue hábil y en política es fundamental serlo.

Los perdedores

Una vez llegados a este punto y con Susana Díaz en plena fase de lanzamiento nacional, con visita incluida a Bruselas, lo único que le queda es honra, o se supone que le queda. Con ese combustible se ha lanzado a recorrer las Españas a sabiendas que todo quedará en eso, en honra. Se va a rodear de perdedores, porque es la única salida que le queda, los que están en su misma situación, fuera del aparato y sin tocar bola. No lo digo con desprecio, lo digo con pena, pero es el juego de la política, y no me hablen de Podemos que, en dos días ya se miran de reojo.

Nada va a poder Sánchez contra el aparato estatutario: habrá congreso cuando toque, es decir, cuando Susana Díaz haya hecho su  carrera y, entonces, le va a dar igual unas primarias que unas terciarias, ná de ná. Hasta a Iceta se le ha puesto cara de faralaes. Sánchez inicia a la desesperada un viaje a ninguna parte que nos recuerda el de Fanelli bajo las sombras tenebrosas de “con la Iglesia hemos topado” (el aparato del partido) y el regocijo de Podemos. 

Giuseppe Fanelli. Foto: WikipediaPrimera Internacional

No son vidas paralelas las de Sánchez y Fanelli, pero sí hay coincidencias: la división de la izquierda española y el deseo de acercarse a las capas llanas en sus lugares de origen. En diciembre de 1868 llegó a España el italiano Giuseppe Fanelli Rivera, miembro de la AIT (Primera Internacional) y de la Alianza de la Democracia Socialista, bakuninista, que viene con el objetivo de constituir los primeros núcleos de la AIT en España. Era también la época de la disputa de la Primera Internacional entre la facción marxista y la anarquista. 

Bakunin no viajó a España personalmente porque no le alcanzaba el dinero para el tren. Fanelli, gracias al uso gratuito de trenes (privilegio que tenía por ser diputado del parlamento italiano) profetizaba por los pueblos durante el día para volver a los trenes a dormir por la noche. No hablaba nada de español y, sin embargo la conversión de los dirigentes políticos y de las capas del proletariado, como en un pasaje bíblico, fue inmediata. 

Anselmo Lorenzo nos anota en su libro “El proletariado militante” que  Fanelli fue a España como delegado de la Alianza de la Democracia Socialista, esto es, de Bakunin, y no en nombre de la Internacional. Ahí está el nudo del problema. Digamos que los españoles estaban enzarzados en intensas luchas políticas preparatorias del régimen que habría de suceder a la monarquía borbónica. 

Un siglo de ensayo parlamentario, siempre desfigurado y falseado por militares y asentados políticos de las clases media y alta, que cambiaban de color político tan pronto como lo exigían sus conveniencias o sus ambiciones, dio al pueblo español pretexto o razones para no tener fe en nada ni en nadie. 

Ilusiones defraudadas

Una connotación común entre la España de Sánchez y de la de Fanelli es la desilusión política. Esa fue la España que se encontró Fanelli al llegar a Madrid a finales de 1868, perturbada, conmocionada por el derrocamiento de la dinastía borbónica, ilusión del pueblo español, que pronto la perdería al comprobar cómo los vencedores no tenían programa alguno que brindar al país, ni unidad interna para gobernar y ofrecer soluciones a los graves problemas que Isabel II dejó sin resolver. 

Grupo de fundadores de la Primera Internacional, en Madrid, en octubre de 1868. Foto: wikipedia

Otro rasgo común palpable entre la España decimonónica y la actual es la llama independentista heredada en los tiempos de los Taifas. De “Gloriosa” calificó el pueblo a la revolución de septiembre. Una vez más sus ilusiones quedaron defraudadas. Los republicanos querían ver implantado su régimen, pero carecían de fuerza y de unidad para triunfar. Los monárquicos habían destronado a los Borbones, pero no encontraban un rey a su medida. En septiembre del año 1868, la revolución encabezada por los generales Serrano y Prim ponía fin a la monarquía de los Borbones. Se abría así uno de esos clásicos períodos de euforia que jalonan la historia española y que culminaría en 1873 con la sublevación cantonal durante la primera y efímera República. Hasta Alcoy y Cartagena se proclamaron reinos independientes. 

El dirigente socialista Andrés Saborit nos señala en sus “Apuntes históricos” que “el avance de las ideas bakuninistas en España era algo que para Marx y Engels, al frente del Consejo General de la AIT en Londres, no se podía permitir. Por ello mandaron como delegado a España al cuñado de Marx, Paul Lafargue, que actuó bajo el seudónimo de Pablo Farga. En  Madrid contactó con un pequeño grupo dentro de la sección, de tendencia marxista, y que tiene como figura más representativa a Pablo Iglesias. Ese pequeño grupo madrileño fiel a Marx será el que con posterioridad fundará el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879 y la Unión General de Trabajadores (UGT) en 1888”.

Pedro Sánchez interviene ante militantes socialistas en Sueca. Foto: Pedro SánchezFracturas internas

Las desavenencias internas no son nuevas y una de las mayores fracturas del PSOE en sus 137 años de historia hay que situarla en el nacimiento del PCE al abrigo de las Juventudes Socialistas. El 15 de abril de 1920, en la Casa del Pueblo de Madrid, fue fundado el Partido Comunista Español por la Federación de Juventudes Socialistas, que ya durante la Primera Guerra Mundial había apoyado a los internacionalistas encabezados por Lenin, y que acordó en su V Congreso adherirse a la Internacional Comunista. Las heridas siguen en las filas socialistas y desde Podemos se dejan querer por muchos militantes a los que no les agrada la abstención de los parlamentarios socialistas con el reinado de Rajoy.

Habrá que esperar varios meses en ese viaje sin retorno del candidato Sánchez por los pueblos españoles para saber si se ha metido en una camisa de once varas, si está predicando en el desierto y si “el verbo (su discurso) se hace carne y habitó entre nosotros (las capas sociales más castigadas por la crisis). Si algo está claro es que el “no es no” no vale para liderar la izquierda en tiempos de desilusión política y de fortalecimiento de la derecha a dos bandas (PP y Ciudadanos). Hoy por hoy, Sánchez es simplemente “El ángel caído”.

  

Alfredo Fenández y Pedro Soriano

Comentar

Click here to post a comment