¡Pedro ha resucitado!

Gracias, ‘puto amo’ Napoleón, por haber vuelto de tu retiro de Elba; esperemos que nunca te llegue tu Waterloo, aunque te amargue la vida el fugado en Bélgica y reciclado en Francia.

¡Milagro, milagro; Sánchez ha resucitado! Se equivocó Fernando Savater, el sabio filósofo, cuando escribió en El País que no estaba vivo, sino mal enterrado. Si estaba muerto, tenemos que concluir que ha resucitado al quinto día tras su enc(t)ierro en la Moncloa. Los faraones egipcios y los emperadores romanos llegaron a ser como dioses y con Pedro Sánchez se ha obrado el milagro de la divinidad, a la que lo han encumbrado, especialmente, María Jesús Montero y Óscar Puente, sobre todo éste al proclamarlo ‘puto amo’. Contando con el concurso del ‘lusitano’ hermano de Sánchez, el que trabaja para la Diputación socialista de Badajoz desde Portugal, seguro que Pedro Sánchez puede volver con un discurso que empiece así: “Españoles y (i)lusos todos. Si he decido seguir como presidente es porque os amo profundamente y estoy dispuesto a dar mi vida por vosotros y por España”.

En ese momento, la Montero, el Puente (que se ha ganado el Óscar de pelota mayor del reino junto con el ministro de Exteriores, Albares, también conocido por Napoleonchu) y varios ministros más mantean a Pedro como los jugadores de la selección nacional de fútbol mantearon a Vicente del Bosque al ganar el Mundial. La reentrada de Sánchez en sus funciones de presidente es una fecha histórica y no sólo merece ese manteo sino un monolito en la entrada a la Moncloa, con un busto en todo lo alto, dejando constancia para la posteridad de tan heroico comportamiento. Un caudillo de estas dimensiones bien se merece incluso un arco de triunfo más que un monolito, asunto que podrían debatir en el Congreso nuestros doctos e ilustres diputados.

Reconozcamos lo mucho que ha sufrido Pedro Sánchez. La derecha y la ultraderecha han masacrado inhumanamente al presidente sin que lo defiendan la ultraderecha, la izquierda y la ultraizquierda de catalanes y vascos racistas que sólo le doran la píldora para sacarle dinero y competencias. Aún resuenan en nuestros oídos los gritos de Montero, Puente, Albares y demás ministros que se unían a las pancartas de militantes socialistas lanzando al viento ‘No estás solo’, ‘Basta ya’, ‘España te necesita’, ‘España te quiere’.

Los mal pensados creen que los ministros jaleaban a Pedro cabizbajo y meditabundo porque veían que si dimitía se iban al carajo y se quedaban sin empleo, como muchos de los no tan escasos miles que se manifestaron el sábado 27 de abril, cuando ellos pensaban que iba en serio lo de la dimisión de Pedro. Vergonzosamente interrumpieron el retiro absoluto del líder en la Moncloa, a donde creo que llegaban los gritos de María Jesús y de Óscar. Porque había que ver cómo se desgañitaba Marisu Montero. Se ha ganado ser la sucesora de Pedro Sánchez. España la necesita casi tanto como a Sánchez.

Óscar Puente, en cambio, me parece que no va a prosperar. Lo de llamar a Pedro ‘puto amo’ no puede haberle sentado bien al caro líder; caro, sinónimo de querido, no porque nos cueste mucho a los españoles. Pedro Sánchez no tiene precio, si bien llamarle ‘puto amo’ suena despectivo e incluso podría tener connotaciones más negativas, impropias de quien es tan generoso con los suyos, a los que generalmente no les quita un caramelo sin proporcionarles enseguida otro. Recuerden cómo recoloca a sus amigos. Cuando desministró a Miquel Iceta lo colocó de embajador en la UNESCO, órgano internacional ligado a la cultura, aunque el exministro del ramo no brillara precisamente por ese menester de acuerdo a su currículo, a no ser que valore en exceso su destacado dominio del baile.

Otro gesto que honra a Sánchez es haber compensado al expresidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, tras no hacerle ministro, con el cargo de embajador en la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, con sede en París, igual que la UNESCO. El sueldo anual de Puig estará en torno a los 150 000 euros anuales si cobra sólo como su antecesor en el cargo. Hay que suponer que Iceta no percibirá menos. Ambos darán lo mejor de sí mismos en su abrumador trabajo sobre todo teniendo en cuenta que habrán de suplir con esfuerzo la carencia de especialización en las materias que se les han encomendado.

Insisto: no se puede llamar ‘puto’ a quien te da trabajo y trabajo del bueno. Cuando veo a un benefactor-colocador político, siempre me viene a la memoria (acaso lo recuerden ustedes), aquel político andaluz de finales del siglo XIX y gran parte del siglo XX, Natalio Rivas, innumerables veces diputado por Granada, al que, en los mítines, la gente le gritaba: ‘Colócanos a tos’. Hasta fue diputado en las elecciones de febrero de 1936, las del Frente Popular y, tras la Guerra Civil, procurador en Cortes con Franco.

Creo que Óscar Puente dijo lo de ‘puto amo’ como gran elogio. Como si quisiera decir gracias, ‘puto amo’ Napoleón, por haber vuelto de tu retiro meditabundo de Elba-Moncloa; esperemos que nunca te llegue tu Waterloo, aunque te amargue la vida el fugado en Bélgica y reciclado en Francia, ese Puigdemont de mierda que te quiere amargar la vida tras las elecciones catalanas; ese Puigdemont de maletero que ya se pavonea diciendo que le vas a hacer presidente de Cataluña bajo amenaza de arruinarte los Presupuestos Generales y obligarte a convocar elecciones generales. Yo sé que tú lo engañarás hábilmente, (como has hecho con la ley de amnistía) y no cederás y que Illa, tu alter ego catalán, será el presidente de todos los catalanes, como tú lo eres de todos los españoles; pastor bueno él, que pastoreará una Cataluña de concordia y de convivencia. Pastor supremo tú, conseguidor de la ‘paz augusta’, como no se conoció igual desde la del emperador Augusto. Tú nos traerás la paz catalana dentro de la definitiva Paz Hispana.

Adiós, Feijóo, adiós. Pierde toda esperanza. Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre. ‘Puto Boabdil’.