Desde el pasado miércoles 23 de junio, cuando el SÍ -con un 52%- a la salida de Reino Unido de la Unión Europea ganó pírricamente al NO se han escrito centenares de informes y noticias. Tres semanas han pasado ya y aún hay personas, en las que me incluyo, en estado de incredulidad al ver cómo los británicos han puesto patas arriba su propio futuro y el del resto de los europeos. Sin embargo, lo más llamativo no es el mero hecho de que tras 43 años hayan decidido decir adiós a una Europa unida, sino que al día siguiente del referéndum la segunda búsqueda más realizada por los británicos, en el conocido buscador de Google fue: What is the EU? (¿Qué es la UE?). Esta pregunta sólo se vio superada por: What does it mean to leave the EU? (¿Qué significa salir de la UE?).
Cuando leí esta noticia una gran carcajada salió de mi boca. Segundos después desapareció al darme cuenta de que la ignorancia de unas personas podría poner en peligro mi estancia en el país en el que resido, así como fomentar conductas xenófobas. Las cuales no se han hecho esperar y abordaré en este artículo.
Volviendo a la vertiginosa procura de información llevada a cabo por los preocupados habitantes del país anglosajón ante su salida de la UE; he de decir que la pela es la pela y ahí es donde residen todos los temores de muchos británicos. Permítanme que impregne mis palabras de sorna ante la imperante preocupación que se despertó en los sajones horas después de haber roto su matrimonio con Europa, dado que la caída de la bolsa de Londres (-4% al cierre del parqué) y el desplome de la libra a valores de 1985 (un 7% en relación al Euro y un 10% al dólar) me hace pensar que al verse con menor poder adquisitivo se les encendió una bombilla en la cabeza y se dieron cuenta de que, tal vez, no eran conscientes de las consecuencias de sus actos.
No es tarea fácil vivir en un país en el que el sol se asoma en limitadas ocasiones y uno de las ventajas de este pueblo es el poder disfrutar de sus vacaciones en lugares de playa a todo gas, dado que al cambiar su moneda a diferente divisa les sale más que rentable. Como era evidente, la Bolsa del país del té no fue la única que se vió afectada por esta llamada a las urnas. Los parqués asiáticos y europeos y la bolsa de Nueva York sufrieron caídas notorias. En concreto, en España el IBEX35 cerró la jornada del viernes con un descenso del 12’35%. El peor desplome de la historia.
Pero si hubo alguien que cayó más que el mercado bursátil fue el Primer Ministro David Cameron. Él, el gran impulsor del referéndum, anunció su cese como cabeza del Gobierno británico horas después de saberse los resultados del Brexit. El londinense tenía fe ciega en que sus conciudadanos iban a votar que NO y esto fortalecería su liderazgo, como ocurrió el 18 de septiembre de 2014 cuando los escoceses prefirieron seguir formando parte del Reino Unido. Sin embargo, le salió el tiro por la culata por su afán de poder y protagonismo.
Es relevante hacer mención a las votaciones de los escoceses, ya que si en su mayoría decidieron seguir siendo parte de Gran Bretaña en 2014 fue porque para ellos era de vital importancia su continuidad en la gran familia europea. De hecho, el 62% de los que acudieron a las urnas el pasado 23 de junio pidieron quedarse y, además, el eurodiputado Alyn Smith del Partido Nacional Escoces declaró tan sólo cinco días después de la consulta, en la sesión extraordinaria del Parlamento Europeo con motivo del Brexit: “Escocia no les ha defraudado. Por favor, les ruego queridos colegas, no defrauden ustedes ahora a Escocia”.
Llamativas manifestaciones que van en consonancia con las intenciones de la Ministra Principal de Escocia, Nicola Sturgeon, que espetó que hará todo lo posible para que su pueblo siga formando parte del estado único y si fuese necesario pondrá en marcha todos los mecanismos para la celebración de un referéndum de independencia. Los representantes escoceses están en completa sintonía con la opinión de su pueblo. Así lo afirma Joana Valente, portuguesa de 26 años que se mudó a Glasgow hace diez meses tras haber vivido cuatro años en Londres: “en estas tierras sólo se percibe apoyo a las instituciones europeas”. Al ser preguntada por los posibles brotes de xenofobia tras el Brexit, la portuense responde: “aquí, por el momento, no hay problemas en ese sentido. Es más, la gente continúa actuando con normalidad y mucha tolerancia”.
Por desgracia, en algunas partes de Inglaterra no sucede lo mismo. En diversos foros de españoles por el mundo he leído comentarios xenófobos tras el 23J. Algunos españoles han sufrido insultos por hablar su idioma en la calle y han tenido que escuchar cómo autóctonos les increpaban y les decían que se fueran para su país. En cuanto a lo de la lengua, los británicos son los menos indicados para decir nada. Por todos es conocido que en Benidorm se habla más inglés que castellano o valenciano, así como en diversas localidades de la provincia de Alicante.
Sería muy injusto generalizar y decir que todos los ingleses son xenófobos. No obstante, Farzana Uddin, una holandesa de nacimiento y bangladesí de orígen que se mudó con sus padres y cuatro hermanas menores hace ocho años a Luton, cree que esta desunión de Gran Bretaña con Europa no supondrá un aumento de comportamientos racistas, pero sí considera que la decisión de abandonar el espacio común ha sido llevada a cabo por personas xenófobas. Al ser preguntada por una hipotética situación donde los europeos nos viéramos forzados a abandonar el Reino Unido, Farzana declara: “supongo que si Reino Unido nos echa mi familia y yo volveremos a los Países Bajos, y en el hipotético caso de que los holandeses comenzaran a tener comportamientos racistas nos trasladaríamos al centro-este de Europa o Australia, ¿quién sabe? Lo que sí sé es que no volveríamos a Bangladés dado que en la actualidad sigue siendo un país tercermundista y por culpa de su inestabilidad política es muy peligroso residir allí”.
De las palabras de Farzana denoto que se considera una ciudadana del mundo a la que no le importan la procedencia de las personas. En esa línea me muevo yo. Nací y crecí en Alicante. Soy hija de uruguayos. Viví en Portugal y ahora resido en el Reino Unido. Todas estas experiencias me han dado un bagaje y una riqueza cultural impresionante. Y he aprendido a respetar y admirar a personas de diferentes culturas y diversas partes del mundo.
Como decía Malcom X: “La educación es el pasaporte para el futuro, pues el mañana pertenece a quienes hoy se preparan para él”. Educación es el sustantivo que parece que algunos británicos olvidaron tanto antes como después de las votaciones del Brexit. Allá ellos.
Al fin y al cabo, tener uno u otro pasaporte no te hace mejor ni peor persona. Yo prefiero seguir emocionándome con el sonido del chico, repique y piano de los tambores que anuncian las llamadas montevideanas. Cerrar los ojos y respirar el hermoso olor a pólvora de las mascletàs y quedarme deslumbrada una y mil veces con las hermosas vistas del río Duero desde el Ponte Luiz I de Oporto. Y hasta que me lo prohíban o decida cambiar por mi propia voluntad de residencia, seguiré construyendo mi futuro en Inglaterra dado que ellos necesitan tanto al resto de europeos como nosotros a ellos.
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