Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Ojalá pudiéramos borrar el compromiso político de Miguel Hernández

Miguel Hernández (Fuente: RTVE).

Borrar las ideas comunistas del poeta sería un gran favor, su obra es inmensamente grande a pesar de ese desvarío totalitario que apelaba a la libertad bajo el yugo del gulag que no quiso ver y clamaba por la emancipación de los campesinos a lomos del holomodor (matar de hambre, literalmente, en ucraniano) que evitó conocer.

España se define constitucionalmente como una monarquía parlamentaria. La Constitución del 78 fue aprobada por una enorme mayoría y está entre las más avanzadas del mundo. De los países libres, democráticos y prósperos destacan varias monarquías que encabezan los rankings de buen gobierno, bienestar, derechos humanos efectivos y amplio ejercicio de las libertades públicas. Nombremos a algunos de ellos como Suecia, Dinamarca, Países Bajos, Noruega y un cada vez más degradado Reino Unido.

España se encuentra entre estas naciones que representan el mejor estándar de vida de la historia de la humanidad y la Fundación Miguel Hernández forma parte del entramado institucional de nuestro estado cuya forma, repito, es la monarquía parlamentaria. Entre los países más represivos y criminales del mundo destacan varias repúblicas como China, Corea del Norte, Vietnam —donde recientemente nuestro presidente fue a rendir tributo al genocida comunista Ho Chi Minh— o Cuba. Todas repúblicas socialistas. La república, en realidad, no es ni de derechas ni de izquierdas, y en absoluto supone una garantía de gobierno limpio.

Logo de la Fundación Miguel Hernández.

Pues resulta que la Fundación Miguel Hernández se suma (así aparece en una información) a una estrafalaria y sororizante plataforma para defender la implantación de la III República hoy lunes, 14 de abril, en clara oposición al régimen democrático del que disfrutamos, como parte del reconocimiento al legado ideológico del poeta Miguel Hernández. Es decir, no basta con leer, estudiar y difundir, sin censuras, quién fue, qué hizo y qué le pasó, sino que hay que llevar a término los ideales políticos que, se supone, albergaba en el momento de su muerte el poeta cabrero.

Así, la fundación, al integrarse en esta platajunta de republicanos, entiendo que asume que debe trabajar con mis impuestos por destruir el modelo político que tenemos y llevarnos a un régimen socialista de partido único como los que añoraba Miguel Hernández. Si es así, pido su erradicación como ente público y que continúe como mera asociación privada.

Miguel Hernández era comunista en sus últimos años y comisario con rango equivalente a capitán por el que cobraba unas 500 pesetas al mes, según cuenta Eutimio Martín. Ningún problema, de él me interesa que hasta la poesía más combativa, normalmente intragable y pomposa, tenía calidad, calor y garra. Y si la Fundación M.H. es coherente con sus adscripciones y hace suyo el objetivo difundido por este gurruño asociativo donde no faltan las épicas siglas del PCE, hemos de entender que alcanzaremos a ver acciones de toda índole, surgidas de la fundación, con fondos de todos, para conseguir una república comunista, con sus gulags y todo, la mar de mona: “Ah, compañero Stalin: de un pueblo de mendigos has hecho un pueblo de hombres que sacuden la frente, y la cárcel ahuyentan…», Hernández cantando a uno de los mayores carniceros de la historia de la humanidad, qué pena.

Creo con Ferris que “la reivindicación que se hace en los últimos años del franquismo (y en la actualidad, añado yo) de Hernández es sectaria, en la que se le instrumentaliza, haciéndole un flaco favor, porque, insisto, dan a conocer solo cuatro o cinco poemas de Hernández, aquellos que lo convierten en un radical, pero no rescatan al poeta sereno de las cárceles o al poeta enamorado de El rayo que no cesa.” En realidad, M.H. es una excusa para vender su basura ideológica con cierto decoro.

Foto de familia de la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la Universidad Nacional de Ho Chi Minh. Fotografía de Fernando Calvo (Fuente: Moncloa).

Lo que piden desde esta atrabiliaria y anticuada congregación sería equivalente a reivindicar a Gonzalez Ruano, Dionisio Ridruejo o el Nobel Cela por su proximidad fascista. Grandes autores, como Cioran, Celine, Ionesco o Gunter Grass, no lo son por tener veleidades nacional socialistas, y a nadie se le ocurre hoy pedir a los poderes públicos que trabajen por reivindicar sus ideas (inseparables de la obra) ni implantar su mundo soñado, que acabó en las cámaras de gas.

Pero la izquierda tiene manga ancha para reivindicar una ideología que ha supuesto la muerte de millones de personas, con casos como Camboya, de una brutalidad que casi hace palidecer a Goebbels; y nuestro presidente, que patrocina cien actos contra Franco y quiere eliminar el Valle de los Caídos, no tiene empacho en ofrendar al criminal Ho chi Minh. Como dice Galo Abrain en The Objective, “existe la posibilidad de una mente cultivada y genuina en sistemas mentales tan aborrecibles y depravados como los que alabaron”, refiriéndose a los autores arriba mencionados.

Por error o ignorancia, pues era un hombre bueno, tomó partido por unas ideas que ya tenían sobre sí la muerte de más de cinco millones de ucranianos en el holomodor, deliberadamente provocado por el padrecito Stalin, en la colectivización forzada de los años 1932/33, a pesar de que él visitó Rusia cuatro años después de esta barbarie. No se puede reivindicar su pensamiento político, como no se puede reclamar el ideario nazi de Celine.

Además la Fundación M.H. va contra las directrices de Europa, pues el comunismo es un sistema totalitario que la Unión Europea catalogó así junto al nazismo el 19 de septiembre de 2019. Esta resolución se enmarca en el contexto de la memoria histórica y busca reconocer y contrarrestar las ideologías totalitarias que han causado sufrimientos a lo largo de la historia europea.

Si los objetivos del grupete son acabar con la forma de Estado que todos los españoles nos hemos dado para instaurar una república totalitaria como China, Cuba o el Vietnam, que tanto parece contentar a nuestro presidente, la Fundación Miguel Hernández no puede acompañarlos en su desvarío y, de paso, le pregunto al grupo Ciudadanos, qué coño hacéis ahí impávidos ante el ridículo. Da vergüenza tener que decir estas obviedades. Cuánta caspa y cuánto horror agrupan las buenas intenciones en algunas ocasiones.

Miguel Ángel Robles

Miembro de la Plataforma de Docentes por la Libertad Lingüística, integrada en Escuela de Todos.
Licenciado en Educación Física; master en gestión deportiva; exconcejal del Ayuntamiento de Orihuela.
Fue preparador físico del Orihuela Deportiva en 2ªB, entrenador de base de baloncesto y actualmente ejerce como profesor en el IES Thader de Orihuela.

2 Comments

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  • Te has liado y confundes a la Funndacion Cultural Miguel Hernández que dirige Aitor Larrabide con el sentimiento republicano de la Asociacion Viento del Pueblo de Orihuela. Cuando Miguel Hernández viaja a Rusia y a Ucrania, mandado por el gobierno democrático de la ll Republica en 1937, no sabía que Stalin fue años después un genocida. Las cosas hay que estudiarlas en su contexto histórico y no confundir el pasado con el presente. Cuando en la Senda de Poeta se ven banderas republicanas son libertad de expresión, y recuerdan que Miguel fue comunista y republicano en los años 36 en aquellos tiempos había en España uno 2 o 3 millones de comunistas, en fin, saludos.

    • Lenin ya había muerto con un reguero de muerte caudaloso, y cuando llegó Miguel, hacía cuatro años del holomodor. Los nazis reconocieron que copiaron las técnicas de represión y eliminación Soviéticas… y las perfeccionaron.
      No fue al país de las maravillas, pero la ideología ciega. Pero eso, en realidad da igual. El problema es la utilización ahora de una faceta de su vida para exigir un cambio de la forma de Estado y que esté la Fundación, que aparece como primer miembro del Círculo ese.
      Gracias a ti