Gracias es la palabra que más repite durante una entrevista telefónica en la que se desnuda mientras habla, al igual que ocurre en sus canciones y poemas. David Martínez Álvarez (Alcalá de Henares, 1985), ‘Rayden’, toca el corazón de sus miles y miles de seguidores poniendo palabras a sus sentimientos a través del rap. En plena gira para presentar ‘Homónimo’ tiene mucho que celebrar: veinte años de carrera musical. También cuenta que: “El 13 de octubre saldrá mi nuevo libro: «Cantinela (100 canciones y 99 finales alternativos). Es algo especial que quería sacar con motivo de las cien canciones. Un libro que incluye las letras de las cien canciones, los comentarios de texto de cómo se hizo cada canción y las mejores frases escritas por mi puño y letra a través de 500 págs.».
—Almudena Agulló: Enhorabuena por tu reciente concierto en Mutxamel. Creo que ‘Homónimo’ está teniendo mucho éxito. ¿Superando expectativas?
—Rayden: Muchas gracias por lo del concierto. Y sí “Homónimo” me está yendo bien y más si tenemos en cuenta que vivimos en tiempos pandémicos; para mí la expectativa que tengo en la cabeza es realizar los conciertos previstos y que el público abrace tus canciones pues es muy bonito.
—AA: ¡Qué facilidad para abrirse en canal! Así, sin duda, conecta con el público…
—R: Sí, es curioso porque yo me abro de manera personal y al compartirlo ocurre lo que comentábamos antes de romper expectativas, es decir, cuando escribes algo de manera personal ocurre que pones las palabras justas a lo que otra persona no sabe expresar y parece que el público abandera la canción y se crea una comunión única.
—AA: Algo mágico…
—R: Sí, es mágico que algo que uno crea de una manera tan egoísta tenga ese punto tan solidario, de egoísmo solidario, es decir, de sacarlo y de que la gente conecte.
—AA: ¿Cuándo y por qué comenzó a escribir?
—R: Esto viene de parte de madre, cuando empiezas a tener uso de razón y a fijarte que en las estanterías de casa de tus padres, cuando empiezas a coger el gusto por la lectura, pues también te interesas por ver qué tipo de libros leen las personas mayores, las personas que te rodean. En el caso de mi madre había mucha poesía de los grandes escritores y ahí fue cuando me empecé a interesar.
—AA: Parece que al final la escritura es una necesidad, una manera de afrontar la vida…
—R: Era una persona que me costaba mucho verbalizar lo que sentía, cómo me sentía y mediante la palabra escrita encontraba mayor facilidad y eso fue lo que fue generando en mí la necesidad de escribir y de poner palabras a los sentimientos.
—AA: ‘Homónimo’ cierra una trilogía; cuénteme de la ansiedad que le entró al sacar ‘Sinónimo’ por favor
—R: (Risas) Puse en una situación límite a la mente por hacer el más difícil todavía, pero creo que era necesario; creo que el público aplaude esos esfuerzos y creo que también es el camino, lo que pasa es que claro si no estás fuerte de mente, te pasa factura.
—AA: Al fin y al cabo es como una catarsis…
—R: Sí, totalmente, así es.
—AA: Si le hubieran dicho hace años cuando empezó a cantar, a escribir, a rapear que iba a tener una trayectoria de éxito… ¿se lo habría creído?
—R: Para nada, soy una persona que celebra todo, una persona que a nada positivo que ocurra considera que es como imponerse por la mínima a la vida (risas). No, la verdad, no me lo habría creído. Es más, si alguien me mostrase como pequeños fragmentos, como segundos de esa trayectoria, pensaría que, en el caso de un concierto, no soy yo el protagonista, sino un cantante invitado.
—AA: ¿Cómo hace para mantener el ego a raya con tantos seguidores en redes sociales y llenando como llena sus conciertos?
—R: Porque todo es pasajero; ahora estoy sacando estos discos que le han gustado tantísimo a la gente, pero sé que igual saco otra cosa que me gusta muchísimo a mí pero no al público, y luego, otra cosa que sí triunfa, entonces bueno tampoco hay que hacer demasiado caso del feedback. No somos para tanto ni para tan poco pero tampoco para tanto.
—AA: En noviembre, concierto en Madrid en el WiZink Center; parece un fin de fiesta, un fin de gira…
—R: Es una forma bonita de celebrar los 20 años en la música, 20 años desde que dije el ‘sí quiero’ a la música, aunque empezase como hobby y es curioso porque parece que tiene tinte de fin de gira, pero la gira está empezando ahora; es raro como todo lo que hago yo.

—AA: Parece que Madrid acapara todas las miradas…
—R: La verdad es que está todo agotado con más de 9.000 de personas, sólo para ver a mi banda, los invitados e invitadas y a mí; sí que va a ser el concierto más importante que he hecho y un día muy especial, el día más especial.
—AA: ¿Qué siente cuando se sube al escenario?
—R: Cuando estoy en el escenario pongo la mente en blanco y me dejo llevar; sólo pongo la mente en blanco cuando estoy en situaciones que vivo en carne viva y cuando subo a un escenario es así, siempre que subo al escenario es así. Luego cuando estamos volviendo del concierto o de camino a otra ciudad ahí me aparecen como flashback, pero en el momento de la actuación estoy en el ahora, es el ahora total, lo abrazo y conecto y digo ¡joder qué pasada! El escenario es un lugar donde todo es verdad.
—AA: Rayden, como padre de niño de cinco años ¿hay un antes y un después en su vida?
—R: El hecho de haber sido padre no me cambió la vida, sino que la potenció; lo que antes me preocupaba ahora me preocupa más, lo que antes abrazaba ahora lo abrazo más, creo que es una forma de intensificar todos los sentimientos y que es una buena ancla; mis amigos, mi pareja y mi hijo son las mejores anclas que hay. Es curioso porque mi hijo ya está tomando conciencia de mis conciertos, ya lo tiene normalizado, y lo ve con naturalidad. Eso para mí es una forma de bajar del olimpo, de dejar de endiosarse porque al final somos personas; mi trabajo me parece el más increíble que hay. Cualquier persona que ame su trabajo, a lo mejor también te lo dice.
—AA: Fracasos, batacazos, desilusiones son un tema recurrente en sus letras ¿para qué sirven?
—R: Sirven para definir cuando algo es un éxito instantáneo; yo creo que una persona que está acostumbrada a la cultura del fracaso, el éxito no lo ve como ese alivio de esto es lo que me merezco, sino que se celebra y se paladea; lo bueno de los fracasos perennes es que permiten paladear las cosas buenas cuando vienen.
—AA: Pero en esta sociedad no nos han educado para el fracaso ni para perder…
—R: Ya, sí, pero ellos se lo pierden y valga la redundancia.
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