El Hércules y el filial valencianista hacen tablas, en un partido que no pasó de entretenido en su primera mitad, sin llegar a más. Cierto es que hubo un lance que hubiera alterado por completo el guion, yendo al segundo acto de manera totalmente diferente pero no fue así. El posible dos a cero, al descanso, terminó en solamente uno y después se pagó caro. El Valencia Mestalla dejó claro que ni es el Alcoyano ni es el Ibiza, pero jugó sus opciones y se llevó un meritorio empate de Alicante en el primer partido de Alejandro Esteve como entrenador, tras la destitución de Cubillo a principios de la pasada semana.
Ahora somos terceros, nos supera el Alcoyano tras su victoria en las Islas Baleares, aunque del mal el menor; La Nucía venció al Villarreal B; siguió ausente por lesión Moisés, y tampoco estuvo como ya es sabido el «Toro» Acuña.
Nuevo encuentro matinal en este último día del mes, festividad de San Juan Bosco. Temperatura agradable, 16º grados centígrados, pero con fuertes rachas de viento superiores a 40 km por hora. El sol tan pronto salía como se escondía. El partido se disputó a puerta cerrada. Ni mil, ni cincuenta, ni sorteo entre aficionados ni preferencia por antigüedad. Solamente presentes, futbolistas, árbitros, empleados, periodistas, policía y servicios sanitarios.
El nuevo Míster debió pensar que algo hay que cambiar para que parezca que algo cambia, e introdujo una serie de cambios, pero un poco al tun-tun, como aquel niño que intercambia cromos con otro, sólo por cambiar.
De tal forma modificó la sala de máquinas, mandó a Pedro Torres a la grada y a Appin al banquillo, y dispuso un círculo central con Armando y Erice, que hacía tiempo que no jugaban un partido completo entre lesiones y otras circunstancias. Puso de inicio a Pedro y mandó también a la grada al alicantino Borja. Dejó en el banquillo a Garrido e introdujo a Moyita, éste fue el artífice de lo poco efectivo que hizo ayer el conjunto alicantino. Ya recuperado el sevillano, demostró que es pieza clave. Como pieza clave es Appin, el francés en la segunda parte también demostró que, por delante de los dos centrales o en otro sitio, un puesto de la medular debe ser para él.
A tenor de lo sucedido, sobre todo en la segunda parte parece que el primer experimento de la era Esteve fue fallido.
Hércules 1 – Valencia Mestalla 1
A principio de la pasada semana conocíamos la destitución de David G. Cubillo como entrenador herculano. El madrileño no lo entendió, ni lo aceptó de buen grado; dolido manifestó que todo se debía a un calentón y cabreo de uno de los accionistas. Probablemente nunca supo lo que era realmente el Hércules, se estaba quemando y no sentía el calor de las brasas, en cualquier caso, su salida fue caballerosa y sin histrionismos. La cosa es que si Cubillo, ayer domingo, por curiosidad, por vocación, por morbo, o por profesionalidad, pagó los poco más de siete euros que costaba la retransmisión, vería por la tele a su Hércules a través de esa modalidad que llaman «Streaming». Si así fue, entonces seguramente se preguntaría en su interior ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué me han puesto en la calle? Buscaría argumentos y quizá no debió encontrarlos.
La primera parte fue entretenida sin más, con cierto dominio y control de los locales y con una jugada en las postrimerías que lo pudo cambiar todo en positivo, pero no llegó a pasar. Comenzó el partido con un susto, una pérdida de balón de Erice propició que el delantero William encarara al meta Falcón, la presión de Teo le llevó a dudar y lanzó alto por encima de la portería, a la izquierda del portero. A partir de ahí el Hércules ejerció un primer tercio de control encerrando al Valencia Mestalla, que después perdió el miedo y empezó a sacar las uñas. Tanto que hubo desde un casi gol olímpico al saque de un córner, hasta otro susto del exherculano Estefan Emaná a Falcón. Pero rondando el minuto cuarenta, Buenacasa robó un balón en el centro del campo, lo cedió por la derecha a Pedro y éste chutó raso y colocado, Unai sólo pudo despejar y el balón en el punto de penalti lo recogió Moyita, con clase, paró, templó y lanzó fuerte y alto, colocándola para evitar al portero y a los defensas que estaban bajo palos. Y entonces tres minutos más tarde pudo llegar la resolución. Buenacasa se hace con la pelota en un contragolpe que le sirve Moyita, encara al portero y éste con las manos y las piernas abiertas, al más puro estilo portero de balonmano, la despeja. Esa acción que los presentes llegamos a cantar hubiese supuesto el dos a cero y una partitura totalmente diferente para la segunda parte. No fue así y en el segundo acto entre el carrusel de cambios, que no todos dieron resultado y el mayor aplomo del filial valencianista, los músicos herculanos terminaron desafinando y emborronando algo que, si hasta el momento no era brillante, al menos era pasable.
La segunda parte fue claramente de dominio valencianista, frente a un Hércules que se descompuso. Después Esteve, ante los medios, dio una parrafada sobre aquello de salir o no salir, pero querer salir y que el contrario no te deja salir. Argumento tan manido como la propia ciencia del fútbol.
Es verdad que el nuevo técnico introdujo en la segunda parte más músculo en el centro del campo, pero Moyita se hubo de marchar con molestias y al Valencia no le quedaba otra que apretar y apretar. Durante una fase el Hércules se agazapó a verlas venir y daba por bueno el marcador. Appin, de refresco en la segunda parte, dio un pase a Moyita que también pudo ser gol, pero su golpeo fue al aire. Pasaban los minutos y en el setenta y siete, un centro por la derecha del hijo de Rufete, ex jugador del Valencia, Español y Hércules, encuentra certera la cabeza de un atacante, gira el cuello perfectamente y el balón se aloja en la meta a la derecha de Falcón. Inalcanzable.
El Hércules quedó en «Estado de Shock». Demasiadas emociones para una semana intensa y no lo esperaban. De ahí hasta el final ya no hubo ni ocasiones claras, al equipo le faltaba algo empezando por clarividencia. Aquellas mil ocasiones que se fabricaban, pero no se llegaban a materializar, ahora ni eso.
Empate. Reparto de puntos. El Alcoyano nos adelanta y menos mal que perdió el Villarreal B. Ahora somos terceros.
Sala de prensa
El entrenador valencianista, Óscar Fernández, dijo en su comparecencia ante los medios de comunicación, que venían a Alicante a por los tres puntos. Y se quedó tan pancho.
Admitió que hubo un tiempo para cada equipo y que el segundo fue de ellos. Aunque también en la primera parte habían tenido sus opciones tras sacudirse el miedo escénico del Rico Pérez. Y lo peor, afirmó sin empacho, que esperaba mucho más del Hércules, conociendo su potencial.
Después apareció el nuevo y recién estrenado entrenador herculano Alejandro Esteve con cara de circunstancias y serio. No es un técnico al uso. Parece en su exposición y argumentos un joven catedrático o profesor de universidad. Nada que ver con un entrenador al uso del pasado siglo, tipo Aragonés, Del Bosque, o Irureta. Si lo sacas de contexto no sabes si está hablando de fútbol, o quizá está haciendo un análisis profundo de economía o de política internacional. Además, con un léxico para entendidos.
Reconoció un bajón físico en la segunda mitad, disertó sobre la teoría del salir o no salir y que te dejen salir. Asumió que el rival no les había permitido más, y mostró su desacuerdo con la efectividad o no de los cambios iniciales y las sustituciones. Reconoció no haber tenido la continuidad de la primera parte y no haber dado un paso adelante. Y resumió con podía «Haber sido un buen partido».
No sé si el de ayer exactamente o el de otro día. Debería recordar que a Cubillo le sentenció no tanto los resultados sino algunas de sus declaraciones de conformidad.
La semana que viene desplazamiento a las islas. Contra la Peña Deportiva.
Otra oportunidad para ver, UN HÉRCULES REPRIMIDO O QUIZÁ UN HÉRCULES ATREVIDO.
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