Las tormentas de invierno penetran el mundo con poder furioso. Ahí desciende en alas nevadas la noche perfumada de abetos. Ahí se cierne a la luz de las velas en voz baja, apenas si lo pienses, a través de pobres corazones errantes la fe —tal como fuese antes. Brillan las lágrimas en tus ojos, huyes de la alegría— y lloras, recuerdas tu infancia con añoranza, ¡Oh, si aún fuese como antes! ¡Lloras!... suenan las campanas y desciende en esplendor festivo, en alas nevadas cae la noche perfumada de abetos.
Rainer María Rilke (Austria,1875-1926)
Traducción Germain Droogenbroodt- Rafael Carcelén
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