Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Naranja y azul

Zona azul (Fuente: Ayuntamiento de Alicante).

Andamos un poco a vueltas con el tema de restringir el tráfico en el centro de Alicante, y otras poblaciones de la provincia de las 151 que en este país han de cumplir con instrucciones europeas. Y hete aquí que voy a acabar teniendo que agradecer a Vox que no me multen por cruzar por Alfonso el Sabio con mi coche que —aunque está en buenas condiciones— no dispone de la etiqueta esa que se exige.

La cuestión del tráfico presenta varias aristas que nuestros políticos poco creativos y menos decididos no alcanzan a limar. La contaminación —y el tráfico— se evita en parte de dos formas: la negativa, prohibicionista, y la positiva, a la que llamaré incentivadora.

En el caso de la primera, procedería poner trabas a los que desde alrededores, barrios, playas, pueblos cercanos o menos, acuden a la capital de compras, negocios o placer, y desean aparcar lo más cerca de sus destinos. En ese sentido, se podrían ampliar las plazas de aparcamiento “solo para residentes” (las señaladas con líneas de color naranja) en las calles del centro, pongamos en ese rectángulo desde la plaza de toros a la estación de ferrocarril, por el norte, y la calle San Fernando, por el sur y, si lo desean, ampliándolo hacia Benalúa por el oeste, y todo el barrio de San Antón por el este. Como me dirán que el ayuntamiento dejaría de percibir ingresos por la “zona azul”, a aquellos no residentes que ocuparan plaza en esa ampliada área naranja se les aumentaría el coste por hora de forma onerosa.

Frente a esta política disuasoria, la contraria: facilitar aparcamientos en los accesos a la ciudad y mejorar las conexiones del transporte urbano. La estación intermodal y la ampliación del Tram (y no solo el tramo sin acabar que debería continuar desde la plaza de Los Luceros) son temas más viejos que algunos de mis nietos, ya adolescentes. Y ahí también hay que dar un toque a quien corresponda —concejalía o Vectalia— para mejorar los servicios de autobuses urbanos. Muchas paradas no disponen de paneles informando de las próximas llegadas, quizás para no desmoralizar a los pacientes viajeros. Lo mismo llegan dos buses de la misma línea en dos o tres minutos, que si pierdes uno por segundos, el siguiente se anuncia para dentro de veinte o veinticinco.

Y no olvidemos que la contaminación también es acústica. Motocicletas con el tubo de escape sin control las hay a docenas, pero miembros de la policía municipal para que les sancione sólo los hay en unidades y muy contadas.

Toni Gil

Periodista.

1 Comment

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  • Cierto, muy cierto es, que
    LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA
    (en parte por herencia genética, en mi caso),
    ruidosa compañera en demasía, me encantaría desterrar más…

    Y pienso también,
    en mi felicidad
    gracias a la vida,
    que debe ser
    cosa de la edad…

    Gracias, Tony Gil,
    por azuzar hoy
    a mi musa amiga:
    poesía en libertad…

    Un abrazo
    Pedro J Bernabeu