Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Palabreando

Movileando

Imagen generada con ChatGPT.

Me hace gracia pero, desde luego, no la tiene, pero ninguna. Soy muy respetuoso con la gente que pide en la calle; entiendo que nadie querría llegar a esa incalificable situación, entiendo que si se hace es por motivos de pura necesidad, así que digo lo de gracia porque esta semana me voy un momento al Corte Inglés a ver si algún chándal me cabe, porque he engordado, y es el uniforme de los domingueros que pasean por la playa y el uniforme de los que van al gimnasio que no pueden usar lycra por motivos estéticos. En ese grupo me hallo. Pues lo dicho, me encuentro a una persona pidiendo en uno de los semáforos y, de repente, se saca un pedazo de móvil y se pone a hablar; pero que no era el Alcatel aquel que salió hace mil, que no, que tenía tenía tres cámaras para hacer fotos, el mío tiene dos y salgo mal en las dos, pero esa es otra historia.

Y yo pienso: «estás pidiendo pero tienes un pedazo de móvil, tienes línea, vamos, datos para llamar, entiendo que tendrás Internet, ¿por qué no vendes el móvi?». Es como aquellos que están pidiendo y fumando y se sacan el paquete de tabaco. Pero a ver, tienes móvil y para tabaco, para pagar todo eso, y estás pidiendo. Haces flaco favor a la gente que, en realidad, lo necesita. Sí, seguramente habrá gente que me ponga a parir y me dirá de todo, pero antes de juzgarme a lo mejor he dado más que muchos y muchas. De hecho, recuerdo una ocasión en que a una mujer que estaba pidiendo comida para sus hijos le saqué una bolsa llena de alimentos de los que entiendo que son los de pura necesidad (lo aprendí cuando hice la objeción en la Cruz Roja, pero eso da para otra historia). Se lo entregué, se giró, sacó de detrás un carro de la compra, metió la bolsa que le acababa de entregar, volvió a esconder el carro y comenzó de nuevo a pedir que alguien le dé algo para comer, que no tiene para alimentar a su familia. En fin, cada cual con su moral, pero al final se te quitan las ganas. Y no, no es por un perro que maté mataperros me llamaron, es que hasta se genera desconfianza. Ya lo escribí una vez: entre los dos Corte Inglés de la avenida Maisonnave tienes que lidiar con esa peña que te detiene para que ayudes a los demás con un discurso aprendido de memoria, harán algún curso o algo así, con sus carpetas para que les des tu número de cuenta, tus datos personales y ya te pasamos el primer recibo, pero que tú no sabes muy bien cuánta cantidad de lo que cedes va a dónde, pero como te han halagado tanto, los chicos paran a las chicas y viceversa. Y yo pienso: pero si tienes peña ahí pidiendo, ¿por qué no les ayudas?. Deja la carpeta, que tu jefe presuntamente mirará cuántos has podido contratar y si no llegas al mínimo a la calle, y venga, ayuda a los que tienes delante de ti, que compartís acera, acércate y dale consuelo y ayuda y di dónde y cómo pueden sentirse cobijados. Pero no, pido ayuda para los que necesitan ayuda y los que necesitan ayuda que están a mi lado que llamen por el móvil. Lo dicho, al final nadie confía en nadie.

Semana de carnaval, y semana de lluvias como es de ley, igualito que cuando comienza la Semana Santa. No llueve nunca salvo cuando hay algún momento para disfrutar de la calle, entonces sí. Mal tiempo y amenaza de agua, que luego a lo mejor no cae nada, pero que ya sales con el resquemor y el y si sí. Que hablando de sí y de no, esta semana era la semana de elegir en los coles lo de la lengua base, que es eso de votar si quieres que tu hijo/a tenga más asignaturas en castellano o en valenciano. Y el voto era telemático, vamos, que quien tuviera dificultad para realizarlo, o se iba al centro escolar para que se lo explicaran y ayudaran o se quedaba sin votar.

Fuente: GVA.

Pero que hay que leer la letra pequeña. Me explico, que esto no va de pedir el menú en McDonalds o Burguer o KFC o TGB o lo que sea en la pantalla y luego me espero a que me llamen desde el mostrador —que, por cierto, revisen cuando recojan si van en auto que, vaya, siempre se les olvida algo y una vez que pasas de la ventanilla estás perdido, y a mí hay un sitio en concreto que no voy a nombrar que ya me la ha colado más de una vez, pero bueno que me voy por los cerros de Úbeda (bueno eso para los de mi generación, porque la peña de ahora ni sabe lo que son cerros ni sabe dónde queda Úbeda, salvo que algún/a youtuber se lo explique mientras anuncia marcas de patatas fritas, bebidas energéticas o lo que sea), lo dicho, voy a tratar de explicarlo de la manera más sencilla—.

Se vota castellano o valenciano. Hasta ahí todo claro. Va por ciclos, esto es, 1.º y 2.º, 3.º y 4.º, 5.º y 6.º. Hablo de primaria. Hasta ahí todo claro.  Imaginen que en un cole, por ejemplo un 4.º, tiene 4.º A y 4.º B, cada clase tiene 25 escolares, suman 50 entre ambas aulas, y sale, por ejemplo 40 votaciones en castellano y 10 en valenciano, o al revés, da igual. Evidentemente, no va a haber una clase de 40 y otra de 10, con lo que se tiende a igualar la ratio, es decir, que escolares que hayan votado en castellano pasarán, según unos requisitos, al aula de valenciano hasta estabilizar el ciclo.

Los primeros, los que no hayan votado —en plan o paso o no sé o no me he enterado o me da igual—, los demás pues hay unas medidas que el centro aplicará según instrucciones de la Conselleria. Esto ¿para qué sirve? Pues, visto lo visto, todo el alumnado se va a quedar en el purgatorio y las quejas que va a haber, con razón, pues no lo tengo claro. Lo que sí que es curioso es que todo está en castellano y en valenciano pero cuando te descargas el justificante, aunque hayas pedido castellano, te sale en valenciano. Que si quieres sacar punta a todo, lo puedes hacer, pero que en el fondo no se sabe muy bien lo que va a pasar o si llegará esto a algo porque ya lo han impugnado. Bueno, eso he leído, y como las cosas de palacio van despacio pues ya veremos en qué queda todo.

Pero si hay que votar patinetes para la tercera edad, Barcala, votamos sí.

Libro recomendado, Crimen y castigo de Dostoyevski.

Canción, Caída libre, de Leiva y Robe.

El futuro comienza con el presente y el pasado es otra historia.

En fin, que ustedes lo lean, lo pasen y  lo paseen bien.

Bruno Francés Giménez

Escritor de serie B.

Comentar

Click here to post a comment