Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Milagros ‘científicos’ para acabar con la antioccidental ideología de género

Ejemplar de la Constitución española de 1812, expuesto en el interior del Senado de España. Fotografía: Barcex (Fuente: Wikimedia).

La extrema izquierda sanchocomunista quiere acabar con la historia y con el sentido común, pero se estrellará contra su propia miseria intelectual y moral.

Corren malos tiempos para los humanos ante la invasión de los humanoides terriblemente programados y unidos para acabar con la civilización occidental; esos que trabajan denodadamente para cargarse la Europa grecorromana y cristiana. Son aliados camuflados de Putin, empeñados como él en acabar con la Unión Europea y con la OTAN, dos baluartes (con defectos, claro) de la libertad y de la democracia. Sostienen, contra toda evidencia, que las tropas invasoras de Ucrania luchan por la paz y contra Hitler, bueno ellos dicen que contra el nazismo. Son los mismos que airean el fantasma del franquismo para alimentar el odio, pero acusando a los demócratas constitucionalistas de dictatorialismo. 

La extrema izquierda caniche, apoyada por intelectualoides que le hacen el juego al comunismo y otros totalitarismos con la irrisoria ideología de género se estrellarán contra su propia miseria intelectual y moral.  La fe y los milagros, aliados con la razón saldrán vencedores a la larga. Los mentirosos pueden engañar a unos pocos (o muchos) durante cierto tiempo, pero nunca a todos y por siempre jamás. Es misión de los verdaderos humanistas y creyentes de Occidente la de reivindicar que fe y razón no están reñidos y que solamente manipuladores liberticidas pugnan por desprestigiar el pensamiento occidental y los auténticos valores occidentales, que el Viejo Mundo llevó a las naciones de Nuevo, culturalizadas en el pensamiento de griegos. latinos y judeocristianos, pensamiento enriquecido con el mestizaje.

Los ‘grandes ideólogos de género’, entre ellos el alcalde socialista de Soria, no van más allá de la vulva femenina y del ojo del culo masculino. Las ‘pensadoras feministas’ de la patética (no peripatética) escuela de Irene Montero, junto con las no menos feministas de la escuela de Carmen Calvo y compañía, entre ellas la culta (pero no latiniparla), Isabel Celáa, no quieren saber nada del pensamiento occidental primigenio, el de Grecia, Roma y el Renacimiento europeo.

La Historia con mayúsculas, según los gobernantes sanchocomunistas, comienza en 1812 con la Constitución de Cádiz, nacida en plena Guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas. Seguro que ni se la han leído y no saben que comienza con estas palabras: “En el nombre de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, autor y supremo legislador de la sociedad”. Nuestros iletrados, catetos y canijos gobernantes sanchocomunistas sólo saben que no saben nada, pero actúan como si lo supieran todo. Quieren adoctrinar a las nuevas generaciones en la vaciedad del generismo, que no es nada más que sexo y más sexo y ausencia de seso; ausencia de sesera, de cerebro, de pensamiento, de avances sucesivos de la humanidad.

Se cargan el estudio de la Historia y se ciscan la Filosofía, que es la base del pensamiento, algo consustancial al progreso de la humanidad. Llevan tiempo intentando acabar con la asignatura de Religión, otro pilar de la historia del hombre, como han sostenido infinidad de escritores, entre otros el famosísimo J.R.R. Tolkien, un genio literario que difundió sus ideas cristianas en sus escritos, sobre todo en su trilogía El Señor de los Anillos, una de las obras más leídas del siglo XX y que sigue gozando del favor de los lectores.

Tolkien creía en el hombre y creía en Dios y creía en los milagros de Dios para esperanzar al hombre. Sus novelas están impregnadas de valores cristianos. “En ellas (como leemos a uno de sus críticos literarios) vemos elementos tan claros como el espíritu de sacrificio, la lealtad, el compromiso y la lucha entre el bien y el mal, que no se limita a una lucha externa, sino que empieza por uno mismo. Una lucha que exige vencer al mal por medios legítimos, una idea bien distinta del ‘todo vale’ cada vez más predominante hoy en día”.

Tolkien era también un provida contra la muerte de inocentes entre ellos los no nacidos. Sostiene que tras la muerte hay otra vida, superior y definitiva. Frente al malvado Melkor triunfa la tesis de Ilúvatar. ¿Cómo puede ser la muerte un regalo si Ilúvatar no reserva para los hombres algo aún más precioso que la vida terrenal? Tolkien cree en el milagro de Dios y en el milagro de los hombres y en todos los milagros que certifican que Dios refrenda la ‘inmortalidad de los mortales’.

Ya he escrito alguna vez en Hoja del Lunes sobre los milagros en la historia de la Iglesia. Pero ahora anuncio un artículo próximo sobre lo que yo llamo ‘milagros científicos’ y concretamente los ‘eucarísticos’, los que certifican investigadores independientes que han analizado, en laboratorios, hostias consagradas. Hasta luego.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

9 Comments

Click here to post a comment