Vaya por delante que, si el partido no llegó a ser tostón, sí fue soporífero, aburrido, lento, de los que se hacen eternos, de los que no pasan pronto, porque ni te entretienes ni te diviertes, y además sufres y te enfadas porque contemplas algo que termina irritándote. El Hércules suma en casa un punto insuficiente y gracias, frente a un rival quizá engañoso. No jugó, ni se desarrolló, ni se comportó, ni se asentó y desdobló sobre el terreno de juego como se pudiera esperar de uno de los rivales de la parte baja de la tabla. El nuevo técnico Miguel Rivera le ha cambiado la cara a los de la localidad española del norte de África. Aprovechando la mala primera parte del Hércules, de lo peor esta temporada, el Melilla asestó un duro golpe en forma de gol al contragolpe, y aunque la segunda parte al Hércules le cambió la cara, también es verdad que fue de más a menos, completando un partido gris y con calificación de suspenso. Encima de eso el Melilla no se arrugó, no se desplegó a toda vela, pero tampoco se encerró, sino que sacaba sus garras de cuando en cuando, como el que nada y guarda la ropa. Tal es así, que en un par de acciones el Hércules pudo ganar a remolque y a ráfagas, casi al final, pero también pudo haber perdido.
Hércules 1 – Melilla 1
Giraba visita al Rico Pérez el Melilla. Cuando se juega con equipos de fuera de la península, los encuentros se celebran a mediodía del domingo. Fecha señalada, Domingo de Resurrección, mañana soleada, veintidós grados de temperatura al comienzo del partido y algo más sobre el pitido final. ¡Qué paradoja! más de diez grados que hace sólo una semana en Murcia. La entrada paupérrima, quizá ni tres mil, algo así como dos mil quinientos –recordemos que el Hércules oficialmente tiene seis mil socios–. Procesiones, la mona de Pascua, la playa, el campo, las escapadas vacacionales. ¡Vaya uno a saber! O simplemente hastío, quizá esto ya no engancha.
Ya no vimos en Alicante a Manolo Herrero, exentrenador del Hércules, que tampoco está ya en el Melilla, pero sí vimos a Fran Núñez, el jugador que hizo toda la pretemporada en Alicante más el inicio de liga y fue descartado en Navidad. Ayer fue uno de los más activos del Melilla, de los más motivados y de los que más intervino. ¡Qué cosas! Y aquí no servía. También está en el Melilla el exherculano David Sánchez, pero no viajó por motivos de salud. Recuperó Sergio Mora a Bikoro y a Raúl Ruiz después de la sanción. Sobre Pedro Sánchez ni está ni se le espera, o mejor dicho sí se le esperaba, pero el propio Mora confirmó que sus sensaciones no son buenas todavía y no se puede arriesgar, por muchas ganas que tenga el jugador y él mismo como técnico. Por cierto, se equivocó Mora dejando a Bikoro en el banquillo; no había jugado en cinco partidos, otros habían dado la cara, pero al cincuenta por ciento, Bikoro es más que muchos al cien por cien. Por eso luego le sacó las castañas del fuego mientras pudo. Tano Bonnin ocupó la posición de Carlos David también sancionado.
Arbitró el catalán de Lérida Gòdia Solé, de tan solo veintitrés años. Bien, pero muy tarjetero, estos árbitros jóvenes son de gatillo fácil. En este tipo de encuentros donde los jugadores lo ponen fácil, con alguna reprimenda, un poco de carácter y algo de diálogo se podrían evitar más de tres y cuatro tarjetas innecesarias.
La primera parte del Hércules fue mala, quizá lo peor en casa de esta temporada. El calor, la matinal. ¡Vaya uno a saber! Dieciocho minutos hicieron falta para que se disparara a puerta, con mayor o menor fortuna, lo hizo Borja Díaz. Al principio hubo una entrada en la corona del área a Nico, de los pocos que se salvaron ayer. Muy mal la estrategia, mal ejecutada, el evidente peligro creó un contragolpe que por poco nos cuesta el primer gol. Pero ese primer tanto visitante llegaría un par de minutos después en el ocho. Jugada de tiralíneas, la habría dibujado Vicente del Bosque, Ricardo Gallego o el Iniesta de su época. Pase a la derecha, autopista por la banda izquierda del Hércules despejada, centro de Chabboura y llegando desde atrás en bandada, pueden rematar hasta tres jugadores visitantes, lo hizo Del Campo, de cabeza y de manera impecable. Lamentablemente se les pilló en velocidad y se ganó la espalda a todo el mundo. El Hércules no lo esperaba, quedó tocado y se sucedían nervios y errores por igual. Un arreón de Raúl Ruiz, un disparo de Borja Díaz y otro más, pero sólo eso. Después un desdibujado Toro Acuña lo intentó de vaselina, pero sin éxito. Voluntad una y otra vez de Nico Espinosa más las ráfagas de Raúl Ruiz y los primeros pitos del respetable en la grada. Adri salva el segundo del Melilla en un disparo a la cepa del poste que rechaza a córner, el Melilla presiona y crea y arrecian las protestas.
De entrada, en la segunda parte, Mora acomete tres cambios, después dijo ante la prensa, que cambió a tres por no poder cambiarles a todos. Propósito de revolución, Acuña, César Moreno, y Pau Miguélez dejan su puesto a Bikoro, Aketxe y Mario Ortiz. La táctica no le funcionó del todo mal al entrenador madrileño. Bikoro le salvó ayer los muebles, de haber perdido podríamos estar hablando de otra cosa. Es verdad que pagó la inactividad, dio el máximo durante treinta minutos, pero el guineano es jugador de superior categoría y se nota. Un lujo haberle dejado en el banquillo pese a mil peros. Fue en el cincuenta y tres. Le hacen falta dos veces entre dos contrarios en una esquina, pero se rehace, se lleva el balón con corazón, la cede a Nico, éste centra y en el segundo palo, incorporado desde atrás el lateral José Manuel Fernández hace su primer gol con el Hércules de cabeza, estéticamente impecable.
En ese momento creímos en la remontada, pero el Melilla lejos de arrugarse, no se lanzó a tumba abierta, pero nadó y guardó la ropa, supo presionar y sacar los dientes cuando pudo. Nico renqueante deja su puesto a Elliot Gómez. Y acto seguido un nuevo revés, no lo estaba haciendo mal Mario Ortiz, pero la inactividad y el ritmo de competición se paga, se lesionó con rotura fibrilar. Cambio de dibujo, Bikoro y Borja deben retrasar su posición y hacer de doble pivote, mientras que se incorpora Raúl González a ayudar al bilbaíno Aketxe en la delantera. Y a partir de ahí de más a menos hasta el final. Aun así, en el ochenta y ocho en otro arreón la tuvo Raúl Ruiz, pero el meta Pol Ballesté la despeja a córner. Pérdidas de tiempo, marrullerías, lesiones simuladas y cambios del contrario de uno en uno que los había dejado para el final estratégicamente. Cinco minutos de descuento que se fueron a ocho y final. Empate a uno.
Sala de prensa
El veterano entrenador del Melilla Miguel Rivera, hombre de fútbol, inició su comparecencia haciendo una oda del escenario, y sus recuerdos del Rico Pérez como campo mundialista en el año 82 del pasado siglo. Entrañable, educado y elegante el técnico visitante. Felicitó a sus jugadores, valoró el efecto calor en la mañana del domingo y su incidencia en el juego. Con respeto dijo que ellos debían sacar aquí los dientes frente al rival en un partido que tenían muy bien estudiado. Expuso que no se habían encerrado y que los cambios del rival en el descanso les habían hecho recular. Reconoció el sufrimiento que les había hecho pasar el Hércules en la segunda parte y sobre todo al final. Y justificó su posición en la tabla por todo lo mal que lo habían pasado con la pandemia y sus carencias en los entrenamientos, y nos hizo un repaso interesante de sus irregularidades en función de cómo viven al estar en el norte de África y cómo son sus trasiegos en lo que a viajes se refiere. Por ejemplo, ayer: “Nos espera la comida, viaje en autobús hasta Almería, y después allí subirnos a un barco y regresar hasta Melilla”.
Sergio Mora, disgustado y disconforme, aguantó el tipo como siempre y analizó varias fases del encuentro. Justificó los tres cambios del descanso más que por estrategia por no poder cambiar a todos. Lo de su intocable César Moreno y su cambio lo argumentó en base a tener más fluidez, pero después hubo de apechugar con la lesión de Mario Ortiz. Reconoció no haber estado bien y aunque no se quiso agarrar a excusas sí le dio importancia a la jornada matinal, al cambio de hora, al calor y a un escenario totalmente diferente al de Murcia, con más de doce grados de temperatura respecto a la semana pasada.
Lo de no poner a Bikoro desde el principio, también lo sustentó con la justificación de su inactividad de una semana y el deber de poner a los que habían sustentado al equipo estos últimos partidos. Consciente de poder perder la tercera plaza de la tabla a esa hora según el resultado del Murcia dijo no preocuparle mucho. Finalmente, y mención aparte lo de Pedro Sánchez, no llegó a decir claramente lo que tiene, pero dijo literalmente: “Él tiene ganas como el primero y yo el segundo, pero no se encuentra, le falta algo a la hora de competir, no tiene buenas sensaciones, estará cuando esté a tope”.
Y recalcó que solamente piensa en lo que queda de liga y no en la promoción pues nada hay asegurado.
El Intercity perdió en Socuéllamos cuando parecía que era irreductible. El Alzira derrotó al Mar Menor y le hizo un favor al Hércules y al Murcia. El empate en casa de La Nucía frente al Mancha Real hace menos grave la derrota del Intercity, que seguirá liderando la clasificación. El Hércules también se beneficiará de la victoria del Águilas en Elda que venció por 0 tantos a 1, pero lo peor y previsible era la victoria del Real Murcia en casa frente al Puertollano, 3-1. Esto supone que el conjunto de la Nueva Condomina adelanta al Hércules, ahora es tercero en detrimento de un Hércules que pasa a la cuarta posición.
Y el próximo domingo, desplazamiento a la localidad murciana de Águilas. Quedan pocos reductos y habrá que darlo todo.
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