Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Cultura

Manuel Rico García, un sabio humilde

Manuel Rico García. Fotografía de "Memoria relativa a la antigua Lucentum" (Fuente: Alicantepedia).

El alicantino Manuel Rico García (Alicante, 7 de agosto de 1850 – Alicante, 22 de agosto de 1913) fue una de las personalidades más destacadas en el plano cultural en el Alicante de la Restauración. Muchas de las personas que figuran en su gran obra, su Ensayo biográfico bibliográfico de escritores de Alicante y su provincia (1858-1913), habrían pasado desapercibidas a no ser por Manuel Rico, quien rescató del olvido a una gran cantidad de nombres.

Acaso a su excepcional labor de investigación no se le ha dado la debida importancia, dado el carácter humilde y sencillo de su persona y no ser proclive a los halagos y a los honores. Pero lo cierto es que toda su vida la pasó prácticamente escribiendo e investigando sobre temas alicantinos, especialmente referidos a la historia de Alicante y sus escritores.  

¿Qué decir de su obra cumbre? Se trata de una obra monumental en varios tomos, en los que desgrana la biografía de numerosos alicantinos y alicantinas desde la misma Edad Antigua.  La obra completa de Manuel Rico, con numerosos nombres de escritores alicantinos y compuesta por gran número de volúmenes (un total de 15), puede consultarse en el Archivo de la Diputación Provincial de Alicante. 

Lápida de Manuel Rico en el cementerio de Alicante. Fotografía de José Moratinos.

Hay que hacer constar que Manuel Rico, a lo largo de su vida, coleccionó una ingente cantidad de autógrafos originales (unos 700) de destacadas personalidades y, a su muerte, esta colección la custodió su nieto, siendo un tesoro informativo valiosísimo para el investigador. 

En sus paseos por Alicante, allí estaba nuestro sabio con sus “fichas” y su material de escritura, entrevistando, anotando, observando… El área principal en sus caminatas era la zona contigua a la Estación de Madrid donde conocería al que sería un famoso pintor al que alojaría en su casa y al que ayudaría en unos momentos difíciles. Precisamente a él le debemos unas pinceladas del rostro de nuestro Manuel. Nos referimos a Adelardo Parrilla Candela.  Manuel y Adelardo llegaron a ser grandes amigos. 

En una etapa de la vida de Manuel, este y Parrilla residirían en el barrio de Benalúa recién creado y el pintor realizó una importante exposición en el barrio que fue alentada y propiciada por Manuel Rico. 

De esta época en que se iba constituyendo el barrio de Benalúa es cuando Rico fue recogiendo piezas sueltas aparecidas con motivo de las excavaciones. Estas piezas de la antigua Lucentum sirvieron de base al eminente arqueólogo británico, Paul Reynolds, para hacer su tesis doctoral y en ella menciona a Manuel Rico. 

Breve biografía de Manuel Rico

Nació Manuel Rico García en el número 42 de la calle Labradores de Alicante, a las 6 horas del día 7 de agosto de 1850. Fue bautizado en San Nicolás y en la partida de bautismo solo aparece Rita Pérez como madrina, sin padrino. La familia, sin ser rica, vivía de una forma desahogada, pues el padre era descendiente de la famosa familia Rico que se encargaba del aprovisionamiento de nieve a la ciudad de Alicante. Su padre, Joaquín Rico, era de profesión jornalero y natural de Jijona. Falleció en el año 1875.  

La muerte de su padre le causó gran impresión y atravesó nuestro escritor un período de depresión, incluso pensando en deshacerse de todos sus escritos, pero al fin logró superar esos duros momentos. Hay que decir que su padre siempre se preocupó por la educación de su hijo Manuel, si bien este realizó sus estudios primarios de una manera un poco asistemática. Lo cierto es que el gran interés por saber de Manuel por acrecentar su saber le llevó a ser un insaciable lector, leyendo cuanto libro caía en sus manos. 

Su madre, Vicenta García, nació en Alicante. A partir de la muerte del padre, deja Manuel los estudios y se pone a trabajar en la recaudación de contribuciones del Banco de España. Posteriormente fue destinado a San Vicente y contrae matrimonio con Josefa Puchol (hija de Elías y Clotilde), que falleció en Alicante el 13 de Julio de 1904. 

En 1888 es despedido del Banco de España. Son momentos difíciles para Manuel, quien a duras penas pudo sostener a la familia. Sus dos grandes promotores fueron el barón de Mayals y Roque Chabás y gracias a ellos pudo salir adelante, cuidando de las bibliotecas de estos intelectuales y, por tanto, continuar creciendo entre libros y catalogaciones de los mismos. Ordenó y catalogó la biblioteca del barón de Mayals, pero las fichas descriptivas las dejó en el propio palacio del noble. A la muerte de este, su familia deshizo la biblioteca, con donaciones, venta de volúmenes y otras acciones, y por eso no tenemos los datos de ese tesoro de libros, lo que es una verdadera lástima ya que hubiera sido de gran utilidad el poder conocer, de una parte, la biblioteca del Barón y, por otro lado, los elementos intelectuales valiosos que influyeron en nuestro estudioso personaje. 

Tras pasar a servir como secretario y bibliotecario del barón de Mayals, fue más tarde ayudante del cronista Roque Chabás y por último trabajó como funcionario de la Junta de Instrucción Pública.  

Cuando Eleuterio Maisonnave falleció, en 1890, Manuel Rico le escribió una importante biografía. Los beneficios de la venta del libro los utilizó para sufragar la construcción de una estatua a su persona, que fue inaugurada en 1895.  

Eleuterio Maissonnave. Alicante Vivo (Fuente: Wikimedia).

Investigador de férrea voluntad, Manuel fue miembro de Lo Rat Penat. Tuvo la medalla de oro de la Cruz Roja en reconocimiento a sus méritos como delegado provincial en 1895. Fue nombrado Académico correspondiente de la Real Academia de la Historia, de la Real Academia de Bellas Artes y de la de Buenas Letras de Barcelona, y todas ellas le distinguieron merecidamente en distintos tiempos. También fue miembro de La Oronella y perteneció a la Sociedad Económica de Amigos del País.

En el diario El Graduador, número 8048, de 5 de noviembre de 1902. Página 3, se hacen eco del ingreso de Manuel en la Academia de Buenas Letras de Barcelona:

“Merecida distinción. - Como siempre, han sido esta vez los foteros los que honraron a nuestros hombres de mérito. La Oronella, Lo Rat Penat, la Real Academia, hace tiempo distinguieron al fecundo escritor e ilustrado cronista D. Manuel Rico García, nombrándole socio correspondiente. Ahora le ha otorgado idéntico honor la Academia de Buenas Letras de Barcelona. Felicitamos al amigo Rico por tan merecida distinción que le hará pensar que no solo ingratitudes recogen el escritor”.  

Viajó poco y siempre para trabajos relacionados con bibliotecas. Así, fue a Elche, a la biblioteca de Aureliano Ibarra; a Orihuela y a Valencia, para temas relacionados con “Lo Rat Penat”. Falleció, como dijimos, el 22 de agosto 1913 y fue enterrado en el cementerio de San Blas. 

Plaza del bibliógrafo Manuel Rico en el barrio de San Blas. Fotografía de José Moratinos.

Fue un hombre tímido y de carácter amable, apacible y de gran bondad, muy aficionado al estudio y a la investigación, sobre todo en lo referente a la historia de su ciudad. Pasó toda su vida escribiendo. Fue colaborador de numerosos periódicos y revistas, entre ellos El Archivo, la revista de Roque Chabás, uno de sus protectores.  

Casado y con dos hijas, su existencia discurrió con visible penuria y sumido en enfermedades que no le impidieron proseguir sus investigaciones relativas a la historia alicantina, ya sobre el periodismo o bien acerca de arqueología, imprenta o semblanzas biográficas. Pero su obra cumbre, en la que colaboró Adalmiro Montero Pérez, es la titulada Ensayo biográfico-bibliográfico de escritores de Alicante y su provincia (1888) con prólogo de Roque Chabás, en el que éste afirma:

El señor Montero colaboró en principio muy ilusionado en la confección de este trabajo, pero solo participó de una pequeña parte del principio de esta obra monumental dado que sus muchas ocupaciones le impedían acometer con Rico este magno proyecto y, en realidad, el trabajo es casi por completo obra de Rico. 

Esfuerzo, años y dolencias fueron lenta e implacablemente minando su salud y haciendo naufragar su vida en el mar proceloso de la penuria, la tristeza y la indigencia.

Es muy importante la figura de su hija Clotilde que en todo momento trató con gran amor filial a Manuel y que fue su gran apoyo en la etapa final de la vida del erudito. 

Reconocimiento en prensa de su figura

La decadencia física y la pobreza económica se acentuaron de manera ostensible en 1911, un año en el que  los periódicos lucentinos denunciaron la desesperada situación del  investigador. Fue el poeta y periodista Rodolfo Salazar el primero en romper el indigno silencio con su artículo “De la vida y sus miserias. Un auto de fe en el siglo XX”, publicado en el diario El Eco de Levante, del 11 de enero. Tras él, siguieron Alfredo Jover Pastor, Juan Serrano Patrocinio, Rafael López Arias y, sobre todo, Jorge Pacheco, este ya en 1912. Todos ellos resaltaron los valores de Manuel y echaron en cara a las autoridades locales su desidia en el tratamiento y el reconocimiento de nuestro personaje, que murió en la más triste pobreza. 

Menéndez Pelayo. Fotografía de Kaulak (Fuente: Wikimedia).

El clamor en pro de Manuel Rico salió del “huerto provinciano” para llegar a la mesa del egregio Marcelino Menéndez y Pelayo en carta que le dirigió el joven periodista Ramón de Ugarte:

Marcelino Menéndez y Pelayo falleció en Santander el 19 de mayo de 1912; Manuel Rico García fallecería al año siguiente. Es digna de resaltar la importante correspondencia entre Marcelino Menéndez Pelayo y Manuel Rico García. 

La intervención afortunada de Rodolfo Salazar  

Un hecho importante marcó la vida de Manuel Rico García. Cuenta el que fuera cronista oficial de la ciudad, Enrique Cerdán Tato, en su trabajo “La Gatera” y en el apartado “Desventura de un erudito”, cómo gracias a Rodolfo Salazar superó Manuel Rico unos momentos de depresión, pues por el trato recibido por algunos alicantinos estuvo  a punto de destruir su obra, cosa que afortunadamente no sucedió y las aguas volvieron a su cauce.

En un artículo publicado en El Eco de Levante correspondiente al 24 de enero de 1911, Rodolfo Salazar nos facilita una copiosa información acerca de la obra de aquel ilustre paisano, como lo referente al conocido Ensayo biográfico-bibliográfico de escritores de Alicante y su provincia, el Bosquejo histórico sobre el origen y desarrollo de la imprenta en Alicante y su provincia, y muchas más obras cuya mayor parte no se han publicado y se ignora aún el porqué. 

Fue precisamente el citado Rodolfo de Salazar quien impidió que el propio Manuel Rico, en circunstancias insostenibles y decepcionado del comportamiento de cuantos le negaron las ayudas necesarias, prendiese fuego no sólo a sus manuscritos, sino también a un valiosísimo legado de cartas que le remitieron, entre otros, Menéndez y Pelayo, Ramón de Campoamor, el marqués de Molins, Rafael Altamira y Álvarez Sereix. Eran numerosos tomos, debidamente encuadernados y clasificados, con los originales de aquellas epístolas. 

Cansado de tanta adversidad, el erudito Manuel Rico se encerró en su alcoba y se dispuso a destruir toda aquella interesante documentación y el fruto de su propia vida; una vida dedicada al trabajo y a la investigación. Según parece, y él lo consideraba así, sus conciudadanos no le mostraron generosidad alguna. Por suerte, y así lo determinó la Providencia, la inesperada visita “salazariana” a su domicilio le disuadió de llevar a cabo la tan desesperada y patética acción.  

A raíz de aquella tremenda visión, Salazar, prestigioso periodista, lanzó un llamamiento a intelectuales y políticos, a concejales y asociaciones culturales de la ciudad, con objeto de que pusieran punto final a un desamparo ciertamente insostenible.  

Escribe Salazar:

Afortunadamente, hoy esa coqueta plaza del barrio de San Blas, dedicada a nuestro personaje, es una pequeña reparación al otrora injusto trato recibido. Hay que decir, para hacer entera justicia, que estando de alcalde don Agatángelo Soler Llorca el Ayuntamiento, en sesión plenaria, rindió homenaje a la figura y trayectoria Manuel Rico. 

Relación de escritos 

Entre los trabajos de Manuel Rico, podemos destacar los siguientes:

  • Ensayo biográfico-bibliográfico de escritores de Alicante y su provincia (varios tomos)
  • Boceto del Excmo. Señor D. Eleuterio Maisonnave Cutayar
  • J. Pomares y Pascual
  • F. Just y Valentí
  • Cardenal Payá
  • Memoria relativa a la antigua Lucentum
  • Arqueología Alicantina
  • Bosquejo histórico de la imprenta en Alicante en el siglo XIX
  • Fábricas de cerámica y de vidrio, ¿existían en Alicante durante la época romana?
  • La Colegiata de San Nicolás
  • Lucentum Latinorum

Tiene diversos trabajos monográficos específicos acerca de algunas personalidades alicantinas. También es autor de un trabajo sobre los pous de neu de la provincia de Alicante, otro sobre la teoría de las cuatro Lucentums, otro acerca de la Basílica de Santa María y un estudio muy completo de la situación escolar del Alicante de la época. 

El trabajo sobre los pous de neu viene a ser un homenaje que nuestro hombre hizo a su padre, que fue trabajador en este sector de la economía. 

Estudiosos de su figura

Se ocupan de estudiar su figura, entre otros, Vicente Ramos, Federico Rubio, Vicente Martínez Morellá, Roque Chabás, Enrique Cerdán Tato, Miguel Ángell Auladell, J. A. Ríos, Paul Reynolds, Ernesto Martín Martínez y Gran Enciclopedia Catalana

Agradecimientos

Quiero aquí expresar mi agradecimiento al bisnieto de Manuel, Juan José Antón Lucas, que me ha proporcionado material de primera mano. Así mismo, al Archivo Municipal de Alicante, que en toda ocasión me ha facilitado el apoyo documental requerido. Y  a Alicantepedia, por sus valiosos datos. Con todo, sobre este tema aún quedan muchas lagunas por cubrir. 

José Moratinos Iglesias

Doctor en Ciencias de la Educación, diplomado en Psicología, profundo conocedor de la Psicopedagogía e Instructor de Tiempo Libre con sus estudios de Magisterio.

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