Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Palabreando

Maceteando

Con El final del verano, canción mítica del Dúo Dinámico, «llegó y tú partirás»… De partidas florales hablamos porque me entero de que en estos tiempos modernos que corren, uno va a un tanatorio y se puede llevar, de recuerdo, unas macetitas de flores del fallecido/a/e, de esas que ponen con el roscón y que, claro, hay momentos en que no sabes si estás en un momento mortuorio o en una exposición floral, con todos mis respetos, que hay junglas menos espesas que algunos momentos de… Bueno, me ponen una palmera y aún me aparece Tarzán. Pero que una cosa no quita la otra, que ahora te llevas flores de ese momento de memoria the green memory evolution (limboeurope.com). Que no es cachondeo, aunque lo del limbo tiene su aquel, que es cierto, que me parece genial todo lo que vaya con la evolución. Que antes salías con caramelos y ahora sales con macetas y flores. En dos días con imanes para la nevera de la fecha y la foto. Que no hay quien detenga la evolución, que yo estoy convencido de que llegará el momento en el que las lápidas de los cementerios llevarán pantallas digitales con imágenes y sonido de las personas y eso será ya el no va más. Que pasearás y parecerá todo algo publicitario, como alguna calle de la gran manzana o algo parecido. Que no digo yo que, aunque ustede/a/os se rían, habrá hasta quien hará negocio y meterá algún anuncio para pagar la luz y todo eso. Ríanse pero llegará seguro.

Y que insisto, ya hay lotería de Navidad, que ya es una carrera a ver quién llega antes a fin de año. Que la peña ya ni quita las luces de diciembre porque no le da tiempo a ponerlas y quitarlas, que habrá hasta quien las utilice de tendedero, como los balcones de ropa interior a cara descubierta. Que el Corte va con retraso este año (sin contar Venezuela, que son para el 1 de octubre: un Jesús como niño prematuro, ya pueden los Reyes Magos pasar de la Estrella de Oriente y meterles el turbo a los camellos). Que hay que espabilarse, que las tienen que poner, las luces, ya, que estamos a primeros de septiembre y el cole comienza y que no hay tiempo que perder, que las colas por coger esos libros que no son de la Xarxa (los que se heredan de un curso a otro) son ya kilométricas y cuestan una pasta, pero claro, si los demás se reparten, habrá que inventar un método para que existan libros que se puedan escribir y que no se puedan volver a utilizar el año siguiente, como hacíamos en nuestros tiempos, que si no pues no hay negocio editorial que, encima, están llegando las tablets y veremos cómo acaba todo esto, que veo el futuro con persona/o/es que ni siquiera sabrán escribir de manera manual, pero con utilizar el pulgar sobra. Pero que insisto, uno no escribe el futuro, pero que a lo visto, tampoco se escribe a mano ni el presente.

Ya hay Lotería de Navidad.

Ya me imagino una guerra de gladiadores/as/os editoriales versus tableteros/as/es versus chequelibro. La batalla cruenta, que no cultural, está servida. Van a estrenar la peli Gladiator 2, eso va a ser una tontunada con lo que les cuento.

Que el cole comienza y ya están preparando los padres/madres los motores/as/os para no llegar tarde el primer día con toda esa emoción de que sus retoños/as/es comiencen el curso escolar para poder adquirir saberes que nada tienen que ver, faltaría más, con los que se adquieren en Facebook, Instagram o Tik tok, cunas digitales de la cultura universal por encima de los libros y las materias esas de memorizar, estudiar, escribir, dónde va a parar. A quién le preocupa si el sustantivo es común, concreto, individual si la influencer/youtuber Pepita, a la que sigo en YouTube cada segundo de mi vida, está a punto de terminar cualquier videojuego entre gritos y anunciando marcas que no puedo dejar escapar si quiero que mi pelo sea liso o esos cereales para la mañana los necesito para sobrevivir. A quién le importa Platero y yo, bueno o Platera/e y ya/ye, porque lo que sí que ha hecho entre muchas cosas el movimiento LGTBI es que la peña se aprenda las consonantes, porque el alfabeto ya murió en la época casi de Platón. De hecho, he conocido a alumnado de la ESO que no era capaz de decir el abecedario (que es lo mismo que calendario y almanaque y nevera y frigorífico), es lo que hay, no nos podemos quejar. Pero hay que ser positivos y seguro que este año la peña/o/e le da por dejar tanto uso del pulgar y hasta además de aprenderse las canciones de Rosalía, Shakira y demás (que a mí reconozco que me gustan) se aprenden que el intestino no va después de tráquea pero tampoco vamos a ser exigentes.

Pero que cambiando de otros limbos, de toda la vida estar empanado/a/e, pues la tontunada del ligoteo del Mercadona tenía que, por supuesto, mencionarlo: que lo veo mal, porque hay gente que no puede comer piña y si ya tiene su vida sentimental estresada y hay que sumarle que para ligar hay que comer piña (que encima es laxante, con lo que puede indicar el momento crucial no digo más) pues no. Tendría que existir la fruta ligoteo alternativa. Que digo que la idea es graciosa, que evidentemente la veo rollo marketing genial para la empresa, que ya se pueden espabilar los demás para los after hours, que la piña batalla está perdida. Pero a ver, Barcala, patinetes con piña para la tercera edad, que hay que fomentar el romance exótico y movilístico.

Probador. Aseos. Esas son de las pocas palabras en castellano que encontré cuando me fui de paseo por el centro de la ciudad, y de algunos centros comerciales.

Architectural surfaces, Pionneer navigation partner shop (mi primer radiocasete para el coche fue de allí, en mi Suzuki Santana, una caña la gente y mega profesionales), Therapy obd, Esdens, Wall Street English… que no hago publicidad porque nadie me paga nada. Y no es una crítica negativa, es que esperaba a mi mujer y esperaba paseando como lo de The green memory evolution, que mola, que suena genial, que será una estupenda campaña de marketing, pero porqué  razón nadie emplea el castellano para crear moda. Bueno y si a eso le añadimos todos los restaurantes japoneses, chinos, asiáticos con sus nombres de allí y esa moda de ahora del ramen, esa sopa, que debe de estar muy buena para quien la pueda comer (no voy a recordar mis intolerancias), pero que lleva (según Google) fideos chinos, caldo de carne, con carne, claro; verduras, marisco o pescado, pues que al final traducido al ingrediente español, el cocido de casa, o la ropa vieja que se compone de los compuestos de otras comidas (explicado a groso modo). Pues que a nadie le importa lo del idioma. Es una pena, con lo que era el castellano. Y vamos perdiendo todo tipo de tradiciones que, insisto, la batalla a la evolución está perdida para personas como un servidor que bueno, ha traspasado dos siglos y casi no puede comer de nada. Pero que el otro día estuve con mi mujer en Alba Restaurante (insisto nadie me paga por publi pero uno tiene un montón de intolerancias y bueno donde te tratan de manera personal, pues aconsejo a como los que, como yo, no pueden comer mucho). Un lugar que es punto de guía Michelín, donde la propia chef y su marido te atienden en persona de manera más que exquisita y que sólo puedes quitarte el sombrero.

Y bueno, que la ciudad comienza a vaciarse, que volvemos a la supuesta normalidad, que el calor no nos dejará aunque ataque con guerra de guerrillas a modo de Danas, en mi época lluvias de verano, y que la vuelta para todos haya sido lo más grata posible.

Canción, por supuesto, El final del verano, del Dúo Dinámico.

Libro recomendado, Carpe Diem, Bruno Francés. (Dicen que es bueno, o no, ya les contaré la odisea de ese libro maldito en críticas jejeje y que ya no se puede encontrar. Bueno, de segunda mano a cinco euros por Internet, qué lástima no ser Vargas LLosa).

En fin, que ustedes lo lean, lo pasen y  lo paseen bien.

Bruno Francés Giménez

Escritor de serie B.

2 Comments

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  • Amigo Bruno: una vez disfrutado tu artículo, te he hecho caso y he releído unas páginas de tu ‘Carpe Diem’, el último diálogo entre Pierre y Martín. Gran novela y justo galardón. Un abrazo.

    • Muchísimas gracias don Ramón. Su artículo certero como siempre, y sus palabras hacia mí siempre generosas. Un abrazo.