Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Música

Los potros del tiempo cabalgan sin riendas la Marea de la noche alicantina

Marea (Fotografía: SB).

El sábado cinco de agosto el tiempo hizo un aparte en Alicante. Área 12 no está cerca del mar, sin embargo, la luna, con un brillo especial, sonreía desde el cielo e hizo su magia, influyó en las corrientes, alborotó el Mediterráneo y, desde el cota cero sobre el nivel del mar, subió la marea hasta el espacio habilitado para macroconciertos en Rabasa. Los potros del tiempo llegaron sin riendas, disfrutaron galopando sobre la marea durante más de dos horas mientras entonaban poesía, fandango y, sobre todo, rock urbano. Alicante, agradecida y enamorada del mar, con su sentimiento más rockero, cantaba, botaba y dibujaba una noche inolvidable para público y artistas. Porque el rock and roll se adueñó de la noche y los perros verdes bailaron borrachos con la mala suerte. Porque, por 25 años y muchos más, todos quisieran ser como Marea.

Alicante necesitaba rock. Personas de toda la provincia se acercaron al multiespacio de Rabasa para disfrutar del concierto de los Marea. A las 20:00 horas se abrieron las puertas. Una larga cola anunciaba que sería una gran noche, inolvidable para algunos, de disfrute para todos. Calaveras, piratas, camisetas negras, pañuelos, la tinta y el pinchazo de los tatuados… y la admiración por el arte de los navarros. Desde el primer minuto se atisbó que sería una noche mágica.

Fotografía: SB.

Los más puntuales ya estaban en las primeras filas, otros todavía estaban entrando cuando se afinaron las guitarras, se dieron los primeros baquetazos y sonaron acordes duros, a golpe de mar, que fluían desde los ríos de sangre. Los Bocanada comenzaron como teloneros. El grupo de Martín Romero, el hermano de Kutxi (el cantante de los Marea) llenó Área 12 de energía. Calentó a las masas y preparó a los alicantinos y alicantinas para recibir a los Marea. Alrededor de una hora de concierto de música dura que hizo estallar al Área 12. Prometieron volver, más pronto que tarde, en una sala alicantina.

Bocanada (Fotografía: MAS).

A las 22 horas, la Costa Blanca se tiñó de negro y comenzó el sentir del galope de los potros. Los Marea entraron al escenario como los jinetes del Apocalipsis. Llegaron a la ciudad “Sin riendas”, la gira de 2023 para presentar su último disco “Los potros del tiempo” y celebrar 25 años subidos a los escenarios. Desde el primer minuto, el cantante Kutxi Romero avisó al respetable, tocarían clásicos y canciones del nuevo disco, aunque, con cierta gracia, señaló: “Los temas del nuevo disco suenan como los antiguos, aunque a lo mejor no os sabéis la letra. Si veis que no os suena mucho, es que esta canción es nueva”. Y hasta se justificó afirmando que las tocaban porque tenían que presentar a su nuevo hijo. Lo cierto es que las canciones del nuevo disco también hicieron vibrar a un público completamente entregado.

El concierto tuvo un intervalo par, de dos y dos. Los Marea cantaban dos canciones del nuevo disco y dos clásicas, consiguiendo que el respetable botara y gritara “sin ton ni son cuando Manuela canta saetas” y las guitarras hicieron que volviera el temblor. Apenas había transcurrido la primera hora del concierto cuando Kutxi se tomó un descanso, pero la música no paró. Eduardo Beaumont, El Piñas, el bajista del grupo, tomó las riendas e hizo de voz en varias canciones, todas clásicas como Trasegando.

Marea durante el concierto en Alicante (Fotografía: SB).

Kutxi Romero no tardó en volver al escenario. El de Berriozar, que estuvo interactuando continuamente con el público, afirmó: “Somos la última banda de rock urbano, los últimos que llegamos después de Leño, Platero y tú, Extremo, Los Suaves (…) Queremos dejar ese ascua antes de irnos para dejar el rock and roll para la próxima generación”. Y animó a los futuros, a los llamados a ser la próxima generación del rock nacional, con un homenaje a los que ya no están. En honor a Boni, cantante de Barricada fallecido en 2021, tocaron El trompo, con imágenes del cantante en las pantallas del escenario.

Se acercaban las 12 de la noche, el concierto estaba llegando a su final cuando Martín volvió al escenario para dar una bocanada de aire fresco y cantar con su hermano Como los trileros. Poco después, los Marea se despidieron hasta siempre, pero el concierto no había terminado. El público, al unísono, pidió “una cançoneta i mo n’anem”. No fue una, fueron tres para, ahora sí, despedirse y terminar el concierto agradeciendo al público su dedicación, pasión y fiesta.

La marea volvió a su lugar. Fueron casi dos horas y media de concierto en el que la luna supo a poco y, como los trileros, los perros verdes, hartos de poetas de bragueta y revolcón, se quisieron más que nadie para que no corriera ni el aire entre ellos. Tras las luces, se hizo la oscuridad, los potros se marcharon y el tiempo volvió a su lugar. Marea dejó su sello en Alicante.

Miguel A. Sánchez

Periodista y alicantino, no necesariamente en ese orden. También soy graduado en Publicidad y Relaciones Públicas, aunque lo mío es juntar letras. El mundo es una constante de idas y venidas. Alguien tiene que contar lo que ocurre.

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