En estos días se ha presentado El niño que bailaba con la luna, la primera novela de la autora alicantina Lourdes Sabater, publicada por Libros Indie. La historia nos sumerge en el nacimiento de una saga resultante de dos mundos totalmente opuestos: uno rural y mágico y otro burgués y realista. Cada uno aporta su propio estilo de narración: el realismo mágico y el galdosiano que se engarzan de modo natural creando un estilo muy personal.
Lourdes es una mujer entusiasta y decidida, con una vida de película, pero sobre la que no tiene ningún interés en escribir. «La vida propia no me estimula literariamente, por más que sea extraordinaria», me dice.
Pilar Cuenca: ¿Cuándo dirías que empieza a gestarse en tu cabeza El niño que bailaba con la luna?
Lourdes Sabater: Cuando era niña, con las historias que me contaba mi abuelo sobre un lugar fantástico llamado ‘El Pantano’. Pasé mucho tiempo enferma y posteriormente convaleciente y durante aquellos años de aislamiento aprendí a vivir en la fantasía literaria. Leía todo lo que caía en mis manos, me encerraba en mi mundo y comencé a escribir.
PC: Lourdes pasó una buena parte de su infancia postrada en la cama, reclusión que sobrellevó como Frida Khalo, a través de la creatividad. Siguió los pasos que se esperaban de ella en aquella sociedad de pueblo en la que tenía un papel asignado. Se casó a los 18 años y cumplió con el mandato. Tuvo tres hijos. Se dedicó a su rol de ama de casa, hasta que a los 35 años rompió con lo establecido. Decidió que esa no era su vida y se lanzó a estudiar Derecho. Superó la prueba de acceso a la Universidad y en cinco años tenía la licenciatura y posteriormente, consiguió el doctorado con calificación Cum Laude. ¿Qué guarda la Lourdes escritora de la abogada y profesora de Universidad?
LS: Te diría que aún me queda un deje de estilo jurídico. De hecho, lo que más me gustaba de mi profesión era redactar las demandas. Aunque voy limando esa tendencia, sigo utilizando muchas subordinadas. Naturalmente, en la novela se puede ver con claridad la importancia que le doy al mundo de las leyes».
PC: Fue hace cinco años cuando Lourdes volvió a dar un giro a su vida. Tenía tan metido dentro su necesidad de contar historias, que decidió volcarse en ello en cuerpo y alma. ¿Es verdad que te jubilaste para dedicarte en serio a la profesión de escritora?
LS: Efectivamente. Yo llevaba tiempo con ese sueño, incluso publiqué un ensayo sobre la muerte, La muerte no existe, durante mi carrera profesional como abogada. Sin embargo, la literatura comenzó a tomar importancia en mi vida como un proyecto vital y para acometerlo con excelencia, necesitaba dedicarle el cien por cien de mi tiempo. Eso es lo que hago desde hace 3 años. Y ya con mi primera novela en la calle, ¡no me lo puedo creer!
PC: Lourdes maneja un estilo muy personal. La variedad y cantidad de personajes que nos ofrece el relato también marcan una característica diferenciadora, en un momento en el que la literatura actual tiende a economizar en número. Si bien hay protagonistas evidentes, la novela se narra de una manera omnisciente en la que el elenco que participa en la historia se despliega de manera coral. ¿Qué personaje te ha costado más?
LS: En realidad, ninguno. Mi proceso de escritura es muy visual, siempre a partir de las 12 de la noche, y se produce una recreación de escenas que yo transcribo según los personajes me hablan o me indican. Naturalmente, hay un guion establecido, pero eso no es más que una silueta del cuadro. Cuando me pongo a escribir, ellos toman vida propia. Incluso pueden aparecer sin tenerlos previstos, como la maligna Azinat que se presentó en un sueño.
PC: Entonces, ¿qué es lo más difícil de este trabajo?
LS: La cohesión de estilos, sin duda. Conseguir que la narrativa del realismo mágico de un mundo dialogue con naturalidad con el costumbrista del otro ha sido un reto apasionante y difícil de conseguir.
PC: El niño que bailaba con la luna es la primera parte de una trilogía. ¿Para cuándo la segunda?
Sólo puedo decirte que la segunda ya está acabada y la tercera muy avanzada. Todo depende de los tiempos que marque la editorial.
Pilar: Nos acercas a Lourdes y nos ayudas a descubrir a una nueva escritora. Gracias. Un cordial saludo.