Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Haciendo amigos

Los canelones del Palas

Fotografía realizada por P. Picatoste.

De vez en cuando la vida hace que la hora de comer te pille por Diputación o cerca… la duda ofende: ¡al Nou Palas! Todavía está allí Nicolás cuidando y enseñando a las generaciones cocineras el punto perfecto de esos canelones.
La historia es muy interesante: Andrés Trepat, cocinero del mítico Palas alicantino, perfeccionó la receta de esos canelones en el Ritz de Barcelona, lugar y epicentro del «caneloneo» mundial, consiguiendo una receta prácticamente inmejorable que todavía puedes probar en el Nou Palas, frente a la Dipu

Fotografia realizada por P. Picatoste.

Allí en el Palas, en la plaza del Mar con Cervantes, cocinaban la pasta (Gallo) y con Paco, con el propio Nico, liaban en sábanas de hilo blanco la bechamel y estrujaban, uno para cada lado, el paquete para sacar la esencia de esa salsa épica. Luego, en una máquina que gasta más luz que el resto de aparatos de todo el restaurante, se gratinaba todo junto dando ese resultado memorable. El Palas se cerró el 3 de agosto de 1998 y Nou Palas se abrió el 9 de marzo de 1999. 219 días estuvimos sin canelones en la terreta.

Hemos perdido la horchata del Peret (tragedia absoluta), la CAM (lo hemos pagado muy caro), el destrozo de la casa Alberola (salimos en los manuales de arquitectura de todo el mundo), la fachada del Monumental (¿aquí no hubo procesamiento?), la Aduaneta (ya ves), los restos de la Albufereta, de Benalúa (a picotazos rompían los restos arqueológicos para que no se detuvieran las obras), del puerto medieval (casualmente bajo el Palas), la Puerta del Mar (hay fotos), la casa junto al Mercado Central (no hace tanto) y un largo y penoso etc. Estos negocios que guardan algo de la esencia de lo nuestro como el Nou Palas merecen una distinción oficial, un distintivo a los bares, restaurantes y comercios alicantinos de al menos más de 40 años. Creo que tenemos la obligación para el futuro de fomentar y proteger lo que unos pocos han sabido conservar.

Nicolás Gómez junto a la gratinadora original (P. Picatoste).

Hay zonas en nuestra ciudad que tienen un gran porcentaje de hostelería por metro cuadrado y todo está lleno o casi todo. Pero hay que distinguir lo auténtico, más ahora que somos capital española de la gastronomía, señalando lo de aquí diferenciándolo de franquicias y redes multinacionales. Todo esto en el contexto de un Patrimonio de la Humanidad del que disfrutamos y casi vivimos en Alicante, ese estilo de vida mediterránea con su dieta, que tantas loas recibe con razón.

Las instituciones, Ayuntamiento, Generalitat, Diputación y Cámara de Comercio, estarán en ese camino también, seguro. Hay que aprovechar las oportunidades y quedarnos con la dieta mediterránea. Denominaciones de origen, productos destacados, ese oli d’Alacant espectacular… Hay que darles la importancia que tienen y el desarrollo y atracción que pueden tener. Alicante debe estar por encima de las diferencias y trabajar por la provincia y ciudad juntos.

Fotografía realizada por P. Picatoste.

Lo tenemos todo —clima, servicios, seguridad, conexiones— todo mejorable, pero lo tenemos. Nos queda creerlo, saberlo y demostrar que esta tierra está preparada para acoger a gente de todo el mundo para vivir. Es lo que tenemos. De lo que vivimos y de lo que vivirá la ciudad por los siglos de los siglos, a no ser que quede petróleo bajo La Británica. Y tenemos los canelones, arroces y montaditos para quien quiera venir y hacerle quedar. Haciendo amigos.

Pedro Picatoste

Empresario e historiador.

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