La palabra abuelos templa mi corazón, porque me habéis envuelto con vuestro cariño y entregado un regalo perenne. Mientras os recuerde, no podré sucumbir a ningún frío, a ninguna oscuridad. El tiempo pasa, pero vuestro amor nunca se extingue. Sois tan queridos, tan necesarios en mi vida como cuando corría hacia vuestros brazos y trepaba a vuestros hombros, feliz y seguro.
Del libro Gracias a un abuelo muy especial
La sociedad actual está tan invadida por el consumo y la posesión de bienes materiales, que el papel representado por los abuelos en la familia ha cambiado sustancialmente y han pasado de ser las figuras que daban sólo “buenos consejos” a sus nietos, a ser en muchos casos, unos segundos padres para éstos.
Hoy en día, son muchos los matrimonios o parejas que, para hacer frente a los gastos de hipotecas, letras del coche, préstamos personales, etc., se ven obligados a trabajar ambos, con unas jornadas laborales, en muchos casos, superiores a las que determina la legislación y que les obligan a permanecer fuera de sus hogares muchas horas sin poder atender a sus hijos. Hay quienes optan por una guardería, bien porque no tienen familia que se haga cargo de sus hijos o porque creen que van a estar mejor atendidos. Pero la inmensa mayoría recurren a los abuelos, primero porque es mas barato y segundo porque con ellos tienen la seguridad de que van a estar mejor atendidos.
Y ahí tenemos al abuelo llevando y recogiendo al nieto a la guardería o al colegio; acercándolo al parque o jardín para que juegue en sus horas libres; o paseando cogidos de la mano. Y qué decir de esa abuela que cuando son bebés, los acicalan y los meten en el cochecito y salen todas orgullosas a pasear; o les preparan con tanto amor y cariño su almuerzo; o los llevan al parque para que jueguen y los persiguen con el bocadillo en la mano dándoselo a pellizcos; o vigilan su siesta; o si están enfermos, está pendiente de si tienen fiebre y a sus horas les dan la medicación.
En fin, estos abuelos, “veteranos de las familias”, desempeñan una función tan fundamental en nuestra actual sociedad, que sin ellos buena parte de ella no funcionaría adecuadamente.
La pregunta que cabe hacerse es: estos niños que sólo se relacionan con los padres, en muchos casos, unas horas al día y los días festivos, cuando falten los abuelos, ¿cómo lo van a asimilar? Creo que en su inmensa mayoría les costará reaccionar al haber recibido tanto amor, cariño y atenciones que les será difícil superar lo que han sido para ellos sus abuelos, porque con su madurez, el estar de vuelta de todo, su experiencia, la paciencia que muchas veces nos falta a los padres, esa tranquilidad que da la vejez y ese saber escuchar, han sabido estar a su lado sin pedir nada a cambio y dando por el contrario mucho.
Y esta es mi reflexión de un hecho que no conozco personalmente pero que a través de las conversaciones con familiares y amigos y de observar las salidas de los colegios y guarderías y cómo están los parques y jardines llenos de abuelos cuidando a sus nietos, me han hecho llegar a las conclusiones expuestas.
Por tanto, sería bueno que esta sociedad reconozca y agradezca lo que por ella están haciendo estos “veteranos de la familia”.
A propósito, estoy deseando ser abuelo.
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