Loquillo no defraudó, por algo es una leyenda viva del rock and roll nacional, algo que demostró sobradamente desde el primer instante que se apoderó del escenario del Muelle 12, en Alicante, el sábado por la noche.
Venía a presentar, en plena gira pandémica, su álbum ‘El último clásico’. Y lo dio todo, vestido de riguroso negro: dos horas de pasión y elegancia ante un público que, mascarilla mediante, cantaba a voz en grito sus letras. Eso sí, la mayoría conteniendo las ganas de ponerse en pie y bailar, bajo la atenta y constante mirada del personal de seguridad.

José María Sanz (El Clot, Barcelona; 1960), ‘El Loco’ o ‘Loquillo’, apareció en escena y el tiempo se quedó en suspenso. El público, volcado desde el minuto cero como si de un dios se tratara, ni respiró. Es el último clásico del rock and roll nacional tal y como reza el título de su disco más reciente, ‘El último clásico’, lanzado en 2019, cuya gira, ¡cómo no!, tuvo que posponerse por la pandemia del covid-19.
Con la puntualidad de un reloj suizo, el concierto arrancó a las 22:00 horas; el artista y su banda se entregaron sin tregua con un repertorio en el que cantó sus nuevas canciones, ‘Los buscadores’, ‘La vampiresa del Raval’ o ‘Creo en mí’ junto a sus grandes temas, esos que forman parte de la memoria colectiva de generaciones de distintas edades y de amantes del rock and roll patrio.

Por algo ‘El Loco’ ha cumplido nada más y nada menos que cuarenta años en el escenario. ‘Feo, fuerte y formal’, ‘La mataré’ o ‘El rey del glam’, de Alaska y Dinarama, no podían faltar en una noche de luna creciente, casi llena, la brisa del mar y el imponente Castillo de Santa Bárbara iluminado de colores, como telón de fondo.
Entre los asistentes, fans incondicionales de cuarenta, cincuenta e incluso más años, muchos de ellos acompañados de sus hijos y algunos, vestidos con camisetas del artista. También estuvieron presentes sus grupis vigilando, al término del espectáculo, la furgoneta en la que se suponía que abandonaría el recinto Loquillo y su banda.

Homenaje a Mario Camus
Entre bailes y alardes de su destreza jugando con el micrófono de pie en el escenario, Loquillo emocionó al respetable al dedicar ‘Memoria de jóvenes airados’, otra joya de su discografía, al director de cine Mario Camus, quien falleció el viernes, víspera del concierto.
A lo grande presentó a su banda: Laurent Castagnet, batería; Alfonso Alcalá, bajo; Josu García, Igor Paskual y Pablo Pérez, guitarras, y Gabriel Casanova, teclados.
Y a lo grande se despidió también con ‘Cadillac solitario’. Ahí no hubo quien sentara al público, todos a una en pie y bailando, olvidando por unos minutos mágicos que seguimos en plena pandemia; como si de repente los conciertos fueran como antes de…
Sigue siendo sin duda el rey del glam.








Reportaje fotográfico: Almudena Saura.
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