Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Economía

Lo que nos jugamos cuando cambian las reglas del juego

446 millones de euros, según datos de INECA, es lo que está en juego en la economía de la provincia de Alicante si los planes de Trump de imponer aranceles del 20 % a los productos europeos se lleva a cabo finalmente. Es sólo un 6,5 % del total de las exportaciones que realizan el centenar de empresas exportadoras, pero una cantidad lo suficientemente importante como para reflexionar sobre cómo minimizar los daños.

Trump ha amenazado con una tasa, un impuesto y ahora es el momento de la política, la de verdad, la que debe reducir el impacto. La que negocia los asuntos importantes sin dejar a nadie atrás. Pero no sólo con ayudas se puede sortear esta crisis que tiene en vilo a todos los países del planeta porque aquí todos pierden.

Si se exporta menos, hay menos dinamismo económico y menos riqueza y por tanto, se importa menos, se viaja menos, se gasta menos en definitiva por lo que al final, todos salen perdiendo, incluso Estados Unidos. Aunque el corto plazo no le importa a Trump y no le importa los que caigan por el camino.

Está claro que la relación comercial con Estados Unidos no va a desaparecer. Seguirá importando productos alicantinos, pero éstos serán más caros y, muy probablemente, se venderán menos unidades. La facturación de 2024 se verá reducida y claro está afectará a las empresas exportadoras y a los 1800 puestos de trabajo que, de manera directa, están relacionados con esta actividad, según ha publicado recientemente INECA en su microinforme sobre la relación comercial de Alicante con EE.UU. Pero demos por hecho que las empresas de la provincia están buscando nuevos mercados y ampliando el volumen de negocio con los ya existentes.

De hecho, muchas empresas estaban empezando a buscar nuevos mercados desde hace meses por los anuncios que desde antes de Navidad se venían produciendo. Pero cuesta mucho abrir nuevos mercados y todos los países están paralizados a expensas de que la Unión Europea marque el paso. Y mientras viajas y negocias con otras empresas y otros países no queda otra que esperar a que las negociaciones sean fructíferas o reduzcan el impacto. Si Francia, que es nuestro principal mercado, se empobrece, dejará de consumir productos alicantinos (y por ende españoles) si es que no son más baratos que los productos franceses. O para ayudar a la madre patria buscarás un producto de tu tierra que sea similar, aunque no te satisfaga al cien por cien. Es una lucha de poder y el proteccionismo americano se irradiará a todos los países sean o no sean de la Unión Europea porque al final, se convertirá en un ‘sálvese quien pueda’ y las fichas comenzarán a caer como si de un castillo de naipes se tratara.

Las reglas del juego las ha cambiado Trump en mitad de la partida y la Unión Europea debe ser capaz de coger su envite y forzar con impuestos similares a los productos americanos, pero claro, los más afectados serán los consumidores. Y las instituciones al final serán las que recaudarán más por hacer lo mismo.

Susana De Juan

Periodista.

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