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Lo que nos espera

Portada del libro de Vicente Climent "Los 400 principales".
Portada del libro de Vicente Climent "Los 400 principales".
Me piden que les explique mi visión de lo que va a suceder esta nueva temporada política en nuestro país. Y la respuesta es clara: no tengo ni idea. Y voy a intentar probarlo. Tengo ahora mismo en promoción un libro titulado “Los 400 principales de la política valenciana”, en el que, además de una […]

Me piden que les explique mi visión de lo que va a suceder esta nueva temporada política en nuestro país. Y la respuesta es clara: no tengo ni idea. Y voy a intentar probarlo.

Tengo ahora mismo en promoción un libro titulado “Los 400 principales de la política valenciana”, en el que, además de una teoría sobre los planes de los que quieren que la Comunidad Valenciana cambie de eje de Madrid a Barcelona para así facilitar el cambio de régimen en España, incluyo un listado de nombres fundamentales para entender quiénes mueven y quiénes pueden mover en un futuro próximo los hilos del poder en nuestro territorio. Y cada día que pasa me alegro más de haber desarrollado ese planteamiento, porque de haber centrado mi trabajo en la coyuntura política con luces cortas el libro no hubiera entrado nunca en las librerías: Echávarri ya no es alcalde, Montón ni consellera ni ministra, y Elche nos ha dado una eventual primera dama y no hablo de la del Museo Arqueológico Nacional. En este país -y me refiero a España- es ya imposible prever nada concreto, porque, cuando menos te lo esperes, te plantan una moción de censura imposible basada en independentistas que se lleva por delante un presidente y una vicepresidenta del PP y dos ministros socialistas en sólo cien días. Y eso antes no pasaba.

Pedro Sánchez comparece en el Congreso de los Diputados. Pero, elevándome un poco por encima de estos episodios nacionales, lo que es evidente es que en la próxima primavera tendremos elecciones municipales, europeas, y, si Ximo Puig no decide adelantarlas, autonómicas. Pero claro, tampoco podemos descartar que en cualquier momento se produzca una convocatoria más, la de elecciones generales. La fragilidad del Gobierno de Pedro Sánchez es tal que lo milagroso es que haya llegado a nacer. Y la confluencia de tanta convulsión política en tan corto período de tiempo hace a mi entender imposible prever con claridad el mapa político local, autonómico y nacional (tampoco europeo) de aquí al próximo verano.

Lo normal es que el PSOE vaya a la baja en España y suba en la CVLo normal es que el PSOE vaya a la baja en el conjunto de España porque cada vez se va a ver más claro que gobierna en función de los intereses de sus aliados, con poca autonomía, por el puro interés de estar, y con contradicciones constantes que darán al elector la sensación de que votar PSOE es votar cualquier otra cosa. En cambio en la Comunidad el PSPV puede crecer en detrimento de Compromís porque Ximo Puig, librado ya de Carmen Montón y otras ataduras, va a parecer cada vez más centrado y con más sartenes en el mango que Mónica Oltra, su aliada coyuntural y rival estructural. En Alicante no parece que se le espere durante una temporada tras los espectáculos ofrecidos esta legislatura, tampoco en Valencia eclipsado por Compromís, pero puede que sí mejore en Les Corts.

Ahora los espacios antaño propios de PSOE y PP están compartidos respectivamente con Podemos-Compromís y Ciudadanos. Y la clave de lo que nos espera va a estar en parte definida por los repartos de votos y escaños en el seno de la izquierda y en el del centro-derecha. Esa dinámica de bloques puede sin embargo alterarse por la condición de bisagra de Ciudadanos, que lo mismo puede pactar con PP que con PSOE, aunque para esto último parece necesario que sea imposible reeditar los pactos de izquierdas. Dependerá también, claro, de los candidatos que elijan los de Albert Rivera para la Generalitat y el Ayuntamiento de Alicante.

Pero todo esto es mucho avanzar. Si de toda la vida se ha dicho que un año en política es un mundo, esta vez es mundo y medio. Con sólo que  haya un muerto en una revuelta en Cataluña -Dios no lo quiera-, o se demuestre que algún político de primera fila ha plagiado trozos de su tesis doctoral (los másteres yo creo que ya han dado de sí todo lo que podían) volveremos a tenerlo todo patas arriba y podremos tirar este análisis de urgencia a la basura.

Vicente Climent

Periodista.

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