Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Caminando con la historia

Leonardo Torres, otro español que olvidamos

Placa autocroma de Leonardo Torres realizada por Auguste León (Fuente: Wikimedia).

A veces me pregunto cómo siendo gente tan especial (me refiero a los españoles) no sintamos ese amor patrio por nuestro país o por nuestros paisanos que han marcado, como en el caso de Leonardo Torres, un antes y un después en la cibernética, el cálculo analógico, la informática o la aeronáutica.

No sé dónde leí en su día que este olvidado ingeniero e inventor cuyas ideas tuvieron un gran impacto en diferentes áreas era “el Leonardo español”, refiriéndose al maestro Leonardo da Vinci.

Cántabro de origen, Torres nació a mitad del siglo XIX en Santa Cruz de Iguña, Molledo (1852), de una familia acomodada. Su juventud está marcada por largas temporadas alejado de sus padres, por motivos de trabajo, ya que el padre, Luis Torres Vildósola, ingeniero de caminos en una época con gran necesidad de infraestructuras férreas y puentes, desempeñaba su labor en el norte de España.

Por ello, durante su infancia fue cuidado por las “señoritas de Barrenechea”, parientes de su padre que, cuando fallecieron, le proclamaron heredero de sus bienes, lo cual le permitiría, ya desde entonces, tener libertad e independencia económicas para desarrollar su ingenio sin preocuparse por el dinero.

Y claro, con dinero, melones, como diría mi abuelo manchego: nuestro protagonista, una vez acabada la misma carrera que su padre, ingeniería de caminos, en Madrid, marchó a recorrer Europa y conocer los avances científicos y técnicos, sobre todo en electricidad, que revolucionaban la época de entonces.

Telekino inventado por Leonardo Torres. Fotografía de MdeVicente (Fuente: Wikimedia).

En 1885 se casó con Luz Polanco y Navarro, con la que tuvo ocho hijos y, ya instalado en Madrid definitivamente, empezaría su brillante carrera de innovador e inventor destacando:

  • En 1902 confeccionó un proyecto de dirigible que solucionaba el grave problema de suspensión de la barquilla incluyendo unos cables flexibles que proporcionaban rigidez al dirigible por efecto de la presión interior. Este invento fue comprado con sus diferentes patentes por Astra, una empresa francesa, reservando la construcción de los dirigibles para España como condición de la venta de esos derechos en los que incluso la Armada Imperial Japonesa estaba interesada. Fue un modelo muy utilizado en la I Guerra Mundial, y todavía hoy se construyen dirigibles con algunas ideas heredadas de su sistema trilobular.
  • Los transbordadores, funiculares o teleféricos fueron otra de las áreas de nuestro español y tras diferentes proyectos y problemas técnicos consiguió, en 1907, construir el primer transbordador, apto para el transporte público de personas, en el Monte Ulía de San Sebastián donde, hasta entonces, había un problema de seguridad que Torres solucionó mediante un sistema múltiple de cables-soporte, liberando los anclajes de un extremo que sustituye por contrapesos.
  • Su repercusión fue tal que, a día de hoy, en las Cataratas del Niágara siguen utilizando el teleférico o aerotransbordador más antiguo en funcionamiento, construido en España en 1913 por la compañía The Niagara Spanish Aerocar Co. Limited.
  • En 1903 inventó el telekino que fue uno de los primeros dispositivos de control remoto del mundo mediante ondas electromagnéticas (ondas hertzianas), sentando las bases para la futura tecnología de los drones y otros sistemas de control remoto.
  • También desarrolló máquinas algebraicas capaces de realizar cálculos complejos. Entre ellas destaca su «Ajedrecista», un autómata que jugaba una versión simplificada del ajedrez y se considera uno de los primeros ejemplos de inteligencia artificial.

Leonardo Torres fallece en Madrid el 18 de diciembre de 1936 pero nos deja, además de sus inventos, una extraordinaria visión y capacidad de adelantarse a su tiempo influyendo en el desarrollo de tecnologías que hoy son piezas fundamentales en nuestra vida diaria.

Jorge Monreal

Natural de Madrid y dianense de adopción, estudié Educación Física (INEF) y toda mi vida ha estado vinculada a la nutrición y alimentación para el alto rendimiento deportivo, aunque mi vocación siempre fue el periodismo, así que con la ayuda de la Universidad de Barcelona logré tener el grado de comunicación además de otros estudios paralelos como Máster de Comunicación Empresarial y Corporativa en la Universidad Isabel I, un posgrado en Publicidad y Relaciones Públicas y un MBA en una escuela de negocios en Florida.

Lo importante es que soy una esponja para el periodismo y su historia, presente y posibles escenarios de futuro. Formar parte de la familia periodística y más concretamente de la APPA ha sido un verdadero honor al que espero poder contribuir engrandeciendo la Asociación y buscando un futuro próspero como profesionales y comunicadores, aunque tenemos que reconocer que en España nos queda un gran trabajo.

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