La discriminación hacia la mujer está muy alejada de ser algo del pasado. Pese a que las luchas feministas han conseguido muchísimos avances y la mujer, al menos en España, se ha integrado en el tejido laboral y social de la comunidad y ya no padece unos ataques machistas tan severos como los del siglo pasado, todavía queda muchísimo camino por recorrer para llegar a una igualdad real. La discriminación existe y todavía se evidencia más si la mujer llega desde otro país. Aquí se produce una triple discriminación: por ser mujer, por estar racializada y por ser de clase baja.
Para las mujeres que llegan a nuestra provincia huyendo de los problemas político-sociales y de la pobreza de sus hogares es muy difícil adaptarse, pero existen asociaciones y fundaciones que luchan por ayudar a su integración. Elche Acoge trabaja por la defensa de los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas y por su acogida en el municipio ilicitano. Ayudan tanto a hombres como a mujeres.
Elche Acoge pertenece a la Red Acoge, una federación de organizaciones no gubernamentales (ONG) formada por 22 entidades repartidas por el territorio español especializada en la inclusión social de personas migrantes y asiladas en el Estado. Laura Hernández, encargada de comunicación de la fundación, ha atendido a Hoja del Lunes para detallarnos el papel de Elche Acoge en la integración ilicitana y cuáles son esas otras violencias que sufre la mujer que llega a nuestro país.
—HDL: ¿Cuál es el trabajo de Elche Acoge?
—Laura Hernández: A través de un trabajo multidisciplinar, detectamos cuáles son las necesidades de la persona recién llegada para realizar una intervención y un acompañamiento individual-especializado y poder acogerla, apoyarla y acompañarla en todo su proceso migratorio, con el fin de alcanzar su integración, promoción y desarrollo personal en la población de acogida.
Además, trabajamos con todo el conjunto de la sociedad, colaborando directamente con el tejido empresarial, asociaciones de vecinos, instituciones públicas, medios de comunicación, centros educativos, hospitales, organizaciones… y, con todos ellos, llevamos a cabo acciones de mediación, sensibilización y concienciación ciudadana, con el fin de acercar la realidad migratoria y crear espacios comunes de convivencia donde se promuevan valores como la igualdad, la no discriminación y la justicia social.
Por otro lado, incidimos política y socialmente estando presentes en diferentes foros, espacios y plataformas de denuncia social y política, que faciliten la movilización de la ciudadanía. Actuamos como palanca de transformación y cambio social, y contribuimos a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.
—¿Podrías darnos datos sobre el número de personas con quiénes trabajáis actualmente y cuántas de ellas son mujeres?
—LH: En el último año hemos realizado más de 5.500 atenciones desde las diferentes áreas de trabajo. Y alrededor del 65 % de las personas atendidas, es decir, más de la mitad, son mujeres.
El 65 % de las personas atendidas por Elche Acoge son mujeres
Laura Hernández (Elche Acoge)
—¿Necesitan las mismas ayudas?
—LH: Las ayudas varían en función de sus necesidades. Por ejemplo, hay mujeres que necesitan asesoramiento jurídico en materia de extranjería, otras necesitan orientación laboral, en muchos casos requieren de acompañamiento psicosocial, o desconocen cómo empadronarse en la ciudad, en otros casos necesitan información sobre ayudas económicas, es decir, el tipo de demanda es diferente en cada situación y determinará, por tanto, el tipo de ayudas que solicitan.
Razones para emigrar
—Salir del hogar, de tu ciudad, de tu país, siempre es duro. Vosotras, a lo largo de estos 14 años de actividad, habéis conocido miles de historias. ¿Cuáles son las razones más comunes de las mujeres para emigrar?
—LH: Las razones más comunes, por orden de frecuencia, en el caso de las mujeres son:
- Motivos económicos.
- Reagrupación familiar (o mejora de la situación familiar, considerando que el proceso por el cual las mujeres y los niños salían del país al encuentro de esposos y/o padres se ha visto significativamente modificado, siendo las mujeres las que emigran en primer lugar, tanto solas, como acompañadas de sus descendientes –grupos monoparentales–).
- Búsqueda de mejora laboral.
- Violencia o conflicto familiar.
- Formación.
- Persecución política.
Por nuestra experiencia diaria, estamos seguras de que algunas motivaciones han ascendido de categoría en la actualidad, como las persecuciones y la violencia de género, así como la huida de las prácticas perjudiciales para la salud (mutilación genital, matrimonio forzoso, etc.).
—La llegada a un nuevo país nunca es fácil. Muchos extranjeros sufren rechazo por razones de raza o clase social, que en el caso de las mujeres es triple porque debemos añadir la discriminación de género. ¿Cómo es esta discriminación?
—LH: Al género suelen unirse otros factores de exclusión como son: etnia, edad, estatus socioeconómico, orientación sexual, diversidad funcional, nivel educativo o modelos de socialización en el país de origen; produciendo en las mujeres migrantes una triple discriminación: por ser mujer, por ser migrante y por las características de su colectivo.
La exclusión también viene relacionada con la privación de derechos y libertades ciudadanas vinculadas a la satisfacción de necesidades básicas, como son la seguridad ciudadana y el reconocimiento social, las cuales se logran mediante la participación en el mercado laboral y la participación comunitaria y política, así como el apoyo social y comunitario, que brindan la familia y/o las redes sociales. Estas redes, en el caso de las mujeres, suelen ser inexistentes o insuficientes.
Por último, las dificultades de acceso a un empadronamiento harán que muchas de ellas, además de lo anterior, sean prácticamente invisibles, inexistentes para el sistema y las administraciones.
“Las dificultades de acceso a un empadronamiento hacen que las migrantes sean invisibles”
Laura Hernández (Elche Acoge)
—Algunas mujeres que han llegado a España en grupos migratorios han denunciado machismo dentro de estos propios grupos. ¿Conocéis algún caso? ¿Por qué ocurre esto?
—LH: Conceptualmente, es posible concebir a mujeres y hombres como legalmente iguales, pero ese no ha sido el caso. Desde el punto de vista histórico, la diferencia entre hombres y mujeres se concibió como la diferencia de las mujeres con respecto a los hombres cuando los primeros tomaron el poder. Así pues, se impuso la sociedad patriarcal.
Podríamos definir el patriarcado como la relación de poder directa entre los hombres y las mujeres en las que los hombres, que tienen intereses concretos y fundamentales en el control, uso, sumisión y opresión de las mujeres, llevan a cabo efectivamente sus intereses.
Esa opresión y subordinación está profunda y poderosamente arraigada en la organización de la sociedad.
La mayoría de las mujeres atendidas proceden de sociedades patriarcales, en las que es el hombre el que determina qué debe hacerse y cómo debe hacerse. De este modo, por ejemplo, desde la religión musulmana, común a gran parte de los países del Magreb: Túnez, Marruecos, Argelia, dicta un código de vestimenta que impide a las mujeres mostrar el cabello o la piel (a excepción del rostro y las manos) en presencia de hombres (a excepción de sus maridos y/o hijos).
En otros países como Mali, Nigeria o Senegal, la mujer es sometida durante la infancia a prácticas como la mutilación genital, que les garantizarán el acceso al matrimonio (puerta a la supervivencia de las mujeres), pero que a cambio les impedirá experimentar placer sexual en la edad adulta, y generará gran cantidad de sintomatología negativa (tanto física como psicológica).
“En Mali, Nigeria o Senegal la mujer es sometida durante la infancia a prácticas como la mutilación genital”
Laura Hernández (Elche Acoge)
En todas estas sociedades –que no distan tanto de la nuestra–, la mujer desempeña una función social muy bien delimitada: debe casarse y ser madre. Es su meta en la vida, siendo educadas y presionadas para conseguirlo, exponiéndose a la segregación y al abuso socialmente consentido en caso de no conseguirlo –o no consentirlo –. Será por todo esto, que las mujeres participarán perpetuando las tradiciones, como una forma de garantizar la supervivencia de sus hijas, manteniendo –y en muchas ocasiones, justificando– las conductas machistas, que acaban interiorizando como “normales” como resultado del aprendizaje cultural.
—Tanto antes de partir como en el trayecto y en la llegada a España, muchas mujeres son vulnerables tanto por discriminación como por violencia y explotación sexual. ¿Por qué?
—LH: Muchas mujeres se ven forzadas a abandonar sus hogares, por las circunstancias: conflictos bélicos, desastres naturales, hambrunas, crisis económica…, así como por las amenazas y la opresión de otras personas –que ostentan poder estatal, o no–, así como por experiencias vitales complicadas que comprometen sus posibilidades de desarrollo y el futuro de sus descendientes.
La violencia de género –física, sexual, psicológica, económica, vicaria– se produce en el país de origen, durante el trayecto y, en muchas ocasiones, a su llegada al país de destino. Parten desde la vulnerabilidad, desde el aprendizaje cultural que normaliza la subordinación de la mujer, que nunca les dotó de herramientas de autoprotección y desarrollo, que favorece la dependencia económica y documental. De este modo, muchas mujeres deberán ofrecer su cuerpo –o renunciar a él, junto con su dignidad– durante el trayecto a cambio de la “protección” de hombres que harán las veces de “esposos del camino”.
El cuerpo de la mujer sigue siendo percibido como un objeto de deseo. Y el poder siempre se traduce en posesión.
—¿Es más difícil ser inmigrante si eres mujer?
—LH: Rotundamente, sí.
La feminización de la pobreza es la clave del contexto de partida de las mujeres migrantes, dado que las causas que motivan cada uno de los proyectos migratorios están íntimamente relacionado con la mejora de la situación económica de la mujer o de su entorno familiar.
«La feminización de la pobreza es la clave del contexto de partida de las mujeres migrantes»
Laura Hernández (Elche Acoge)
Las mujeres migrante, se enfrentan a problemas específicos y vinculados tanto al género como a la propia condición de migrante, problemas que tienen relación con la desigualdad e: el acceso a los servicios básicos (salud, educación, vivienda, participación); acceso a la información sobre derechos y servicios; dificultades para la inserción y promoción en el mercado de trabajo, discriminación y condiciones desventajosas respecto a sus derechos laborales (salarios bajo el nivel de los nacionales, trabajos insalubres, con largas jornadas, agresión y acoso sexual); deterioro en sus condiciones de vida; abusos en sus derechos humanos, como migrantes y como mujeres; pérdida de identidad cultural; dificultades para organizarse y participar en el medio social de acogida.
En el ámbito de la salud, la mujer no siente la salud y su cuidado como algo prioritario; la prioridad es buscar trabajo y obtener la documentación. Este abandono de la salud retrasa el acceso y la relación con el sistema sanitario, unido, muchas veces, a falta de información y asesoramiento. Apreciamos un desconocimiento del funcionamiento del sistema y la existencia de múltiples barreras como son el idioma, los distintos conceptos de enfermedad y salud, las diferencias en cuanto a hábitos, la falta de recursos, etc.
Con la migración, la persona pierde, prácticamente todo lo que para ella era un referente: familia, amigos, pertenencias, paisaje, idioma, comida, clima…
Nuestro trabajo diario nos permite atestiguar numerosos factores de vulnerabilidad que perjudican su inclusión social y en última instancia su salud, como son: proceso de duelo migratorio, desconocimiento del idioma, empeoramiento de la salud, sobrecarga laboral, doméstica y familiar, desempleo de larga duración, falta de redes de apoyo, monomaternidad, violencia de género.
Todos estos factores erosionan en el estado anímico de las mujeres y les impide tener la capacidad cognitiva y emocional para hacer frente a las numerosas tareas que requiere integrarse en un nuevo lugar: acceder a recursos, tramitar documentación, comunicarse óptimamente con personas del entorno y ajustar las expectativas iniciales a la realidad con la que se encuentran para desarrollar un nuevo proyecto migratorio.
Si a todo lo expuesto anteriormente, unimos el juicio y desconocimiento social, que suele traducirse en discursos y actos de discriminación –alcanzando, en muchas ocasiones, la categoría de delito de odio–, podemos concluir afirmando que la experiencia de la migración de las mujeres es más compleja y dolorosa.
En busca de la mejor acogida
—¿Cómo combatís esa discriminación y ayudáis a una mejor acogida?
—LH: En general, podemos decir que somos mediadores interculturales, por ello, el trabajo realizado tiene un doble foco: trabajar con las personas recién llegadas, y paralelamente, trabajar con la población que acoge. Ese encuentro es vital para que se produzca una mejora de la acogida. Poner a las personas de frente, que no “enfrentadas”, y hacer visible que existen muchas más similitudes que diferencias, y que esas diferencias generan riqueza y crecimiento.
“Trabajamos con un doble foco: las personas recién llegadas y la población que acoge”
Laura Hernández (Elche Acoge)
Además, este trabajo de mediación se complementa con diferentes acciones y proyectos de concienciación y sensibilización ciudadana, acercando la realidad migratoria a todos y todas. Trabajamos de manera coordinada con empresas, instituciones, comunidades de vecinos, asociaciones, centros educativos, medios de comunicación, organizaciones… y, en definitiva, creamos espacios de encuentro, entre iguales, donde se fomente un clima de respeto e igualdad entre la población migrante y la población de acogida.
Además, el trabajo de incidencia social y política es crucial para combatir la discriminación. Es muy importante poner el foco en cualquier situación donde se produzca una injusticia, visibilizarla, mostrarla a la sociedad, y elevar estas causas a las esferas correspondientes para dar soluciones, o por lo menos establecer mecanismos que produzcan mejoras en este sentido, con el objetivo de dirigirnos hacia una sociedad más justa e igualitaria.
—Estas mujeres han debido sufrir mil y un obstáculos para llegar a la provincia, cuando llegan a Elche Acoge, ¿cuáles son sus primeras necesidades?
—LH: Cada persona trae consigo una historia a sus espaldas. Hay personas que llegan sin ningún recurso. Hay personas que llegan sin hablar una palabra de español. Otras vienen porque su familia ya se encuentra aquí. Por eso es importante resaltar que el centro de nuestro trabajo son las personas, y nuestra intervención con ellas va a ser de manera individualizada, atendiendo cada caso de manera diferente.
Para poder atender a las diferentes necesidades, realizamos un trabajo multidisciplinar desde nuestra área de empleo y formación, nuestra área social y jurídica, área de vivienda, atención psicosocial, aprendizaje de la lengua y conocimiento del entorno, etc.
—Una de vuestras líneas de trabajo más importante es el derecho a una vivienda digna. ¿Qué acciones realizáis para ayudar a estas mujeres, algunas de ellas embarazadas o con hijos pequeños, para que puedan tener un techo?
—LH: Desde nuestra área de vivienda asesoramos e informamos en diferentes temas de acceso y mantenimiento de la vivienda. Desde información y asesoramiento en ayudas económicas para el suministro y alquiler social destinadas a familias en situación exclusión social y residencial con altas dificultades económicas, como asesoramiento en recursos de acceso a la vivienda, hasta orientación y asesoramiento bancario para viviendas.
Además, para familias migrantes en situación de extrema vulnerabilidad y en riesgo de exclusión social, disponemos de recursos de alojamiento temporal (casas de acogida).
—El embarazo puede acrecentar la situación de vulnerabilidad porque requiere de más atención, tanto psicológica como sanitaria. ¿Cómo ayudáis a estas mujeres?
—LH: Durante el proceso de embarazo, parto, postparto y lactancia, las mujeres son acogidas, y acompañadas, facilitando información contrastada acerca de los protocolos y procedimientos sanitarios que requerirán, de los cambios corporales, hormonales y emocionales que experimentarán, tomando como referencia su historia y conocimientos previos, a fin de normalizar la presencia de temores. Además, se favorece el afrontamiento positivo y el empoderamiento de la mujer en esta etapa. Así mismo, se procede a la derivación a los servicios de salud correspondientes, así como a entidades que prestan apoyo en esta etapa vital.
—¿Las mujeres lo tienen más difícil que los hombres para establecerse en España?
—Las mujeres sufren una triple discriminación. Por un lado, por cuestiones étnicas y raciales, son personas migrantes. Otra por ser mujeres. Y en muchos casos por la ausencia de documentación, son personas en situación irregular. Por lo tanto, un hombre migrante se enfrenta a menos obstáculos que una mujer.
—En 2017, la Encuesta de Población Activa del INE reflejó que más de un 65 % de las trabajadoras del hogar eran no nacidas en España. Llega a parecer que tienen mayor facilidad para encontrar un trabajo sesgado al rol del género femenino. ¿Cuál es vuestra experiencia desde Elche Acoge?
—Esto es una realidad. Bajo nuestra experiencia es cierto que una mujer migrante cuando quiere incorporarse al mercado laboral está limitada a desarrollar trabajos relacionadas con los servicios domésticos y los cuidados.
La Agencia de colocación de Elche Acoge
—Elche Acoge hace un grandísimo trabajo para tratar de acompañar e intentar poner las cosas más fáciles a estas personas. Por ello habéis creado una Agencia de colocación. ¿En qué consiste vuestra labor? ¿Habéis obtenido buenos resultados?
—LH: En Elche Acoge trabajamos con la metodología de itinerarios de empleo, lo que implica establecer acciones encaminadas a mejorar la empleabilidad de las personas. Estas acciones se centran en la orientación laboral (recursos de empleo, herramientas para la búsqueda de empleo, entrevista de trabajo, etc.), la formación, tanto la orientada a la búsqueda de empleo como al desarrollo de habilidades para desempeñar determinados puestos de trabajo, y la intermediación laboral (prospección de ofertas de trabajo, contacto con empresas, seguimiento en la contratación…).
Con respecto a la intermediación laboral hasta hace unos años las ofertas que gestionábamos se centraban en el servicio doméstico. Con la Agencia de Colocación hemos intentado centrarnos más en la prospección para buscar otro tipo de ofertas de empleo que supongan unas mejores condiciones laborales y una mayor inclusión.
—¿Crees que hay más reticencias por parte de los empresarios a contratar a un inmigrante si es mujer?
Existen reticencias para contratar a personas migrantes en general. En el caso de las mujeres, nos encontramos, además, con que están relegadas a trabajos dentro del servicio doméstico y de los cuidados, independientemente de la formación y experiencia que tenían en sus países de origen.
Es importante señalar aquí que, en la mayoría de los casos, este tipo de trabajos no cumplen con los mínimos, en cuanto a derechos se refiere, establecidos por la ley. Por lo que se encuentran ante situaciones laborales muy precarias.
“La mayoría de mujeres migrantes están relegadas al servicio doméstico y de cuidados que, en muchos casos, son muy precarios”
Laura Hernández (Elche Acoge)
Sin embargo, y aportando un dato positivo, en los últimos años también nos vamos encontrando con un mayor número de empresas implicadas con la integración sociolaboral de colectivos más vulnerables, y en este sentido, han aumentado el número de ofertas de trabajo. Hay empresas más dadas a contratar a personas migrantes y crear espacios de trabajo más diversos.
Nosotros como entidad comprometida con la diversidad, y en concreto desde el área de empleo y formación, trabajamos con las empresas formándolas y acompañándolas en el proceso de creación de espacios laborales diversos.
En esta línea de trabajo, Elche Acoge junto con Red Acoge, hemos impulsado la Red+D, una red de empresas comprometidas con la diversidad y la inclusión en los entornos laborales, que cuenta con más de 100 empresas adheridas a nivel nacional.
—¿Hay también desigualdad de género en precariedad y pobreza?
—LH: La pobreza tiene rostro de mujer, y esto sucede igual con el desempleo, que también tiene género. A las mujeres les cuesta más encontrar trabajo, y mucho más si son mujeres migrantes.
“La pobreza tiene rostro de mujer”
Laura Hernández (Elche Acoge)
Además, las mujeres se encuentran en peores puestos de trabajo (servicio doméstico que es más precario, peor pagado, sin alta en la seguridad social…). Por tanto, su situación es más vulnerable, y es mucho más complicado encontrar a mujeres, y en este caso mujeres migrantes, en puestos de trabajo de liderazgo, aunque estén mejor preparadas, es mucho más difícil que ellas estén ahí.
Atención psicosocial
—Vosotras realizáis un servicio de atención psicosocial destinado a mujeres. Sé que es muy difícil generalizar y cada caso es una particularidad, pero ¿cuáles son los grandes problemas de estas mujeres?
—LH: Las características propias de las mujeres migrantes, impregnadas por situaciones de inestabilidad social y personal con las que conviven, hacen que en muchas de ellas se desarrollen cuadros de trastornos psicológicos. Los que hemos observado con mayor frecuencia son:
- Duelo migratorio. Puede definirse como «las pérdidas psicológicas que ocasiona la migración». Suponen «un complejo proceso de reorganización personal y un gran esfuerzo psicológico de adaptación a los cambios». La familia y amigos, la lengua y cultura, el paisaje, la situación social y el contacto con el grupo étnico son algunos de ellos. La depresión y la distimia son los trastornos psiquiátricos más frecuentes entre los migrantes, además del trastorno específico conocido como Síndrome de Ulises, que se manifiesta con depresión unida a estrés.
- Crisis personales. Asociadas en ocasiones al duelo migratorio, tienen que ver con pérdidas severas de autoestima, situaciones problemáticas, cuadros psicopatológicos comunes que requieren de apoyo específico cuando se complican al cruzarse con especificidades del hecho migratorio.
- Crisis familiar. Problemas de pareja, dificultades de adaptación a la reagrupación familiar de núcleos familiares y, de forma relevante, cuando el grupo familiar lo componen menores y adolescentes (con especial incidencia cuando la familia se encuentra geográficamente separada).
- Elaboración tradicional del duelo por fallecimiento de familiares.
- Situaciones de estrés y ansiedad como respuesta a la precariedad de la situación socioeconómica de las familias, por la pérdida de empleo, vivienda, y medios de seguridad básicos; y enfermedades sobrevenidas durante el proceso migratorio.
- Situaciones de violencia de género en el entorno familiar: Encontramos con frecuencia núcleos familiares en las que está presente la violencia de género en sus distintas manifestaciones.
—¿Cómo trabajáis con los grupos de atención psicosocial?
—LH: La intervención, cuyo objetivo prioritario es favorecer la integración social de las mujeres migrantes en situación de vulnerabilidad social, sobre la base del respeto, la bidireccionalidad y la igualdad de género, se implementa a través de intervenciones individuales (terapia) con el objetivo de incidir en los déficits diagnosticados a nivel cognitivo, emocional y conductual de las mujeres derivadas.
La terapia individual, se complementa con intervención grupal (en formato presencial y online, con el fin de favorecer la participación y la conciliación familiar), así como con los servicios de salud mental de cada zona, desarrollando una intervención conjunta para lograr la recuperación.
La metodología de los grupos de atención psicosocial consiste en la programación y organización de talleres, seminarios y grupos de apoyo, dirigidos a la promoción personal y social como mujeres, facilitando a las participantes:
- Visualizar y potenciar sus capacidades, necesidades y los cambios necesarios para que puedan mejorar sus condiciones de vida.
- Afianzar su personalidad y tomar conciencia de sus problemas como mujeres migrantes.
- Analizar la similitud y diferencias con los problemas de otras mujeres, compartiendo y aprendiendo estrategias y experiencias de otras mujeres participantes. Grupos de autoayuda.
- Involucrarles en la toma de decisiones e iniciativas, aprendiendo su derecho a un espacio, a hablar y defender su punto de vista.
- Valorar su tiempo, como tiempo de reflexión, ocio, formación, relación… y su importancia para mejorar el bienestar personal.
El papel de la profesional, en este nivel de intervención es constituirse como una facilitadora de los procesos de reflexión, generando procesos proactivos o de ayuda mutua, a partir de situaciones problemáticas que el grupo comparte o ha establecido como prioridad.
La experiencia de años pasados muestra cómo el trabajo grupal facilita compartir una serie de experiencias, permite ensayar nuevos comportamientos y ampliar la capacidad para enfrentar y resolver problemas, mediante el análisis de las distintas modalidades de reacciones que los demás han tenido frente a problemas comunes y, al mismo tiempo, permite acrecentar la comprensión hacia una misma al visualizar la magnitud de determinadas problemáticas. Por otra parte, los talleres psicológicos grupales presentan una serie de ventajas para la entidad que los promueve, facilitando un acercamiento a un número mayor de personas que la intervención individual no permite y, al mismo tiempo, un manejo más eficiente de personal y recursos.
—¿Podrías contarnos alguna de las historias de estas mujeres?
—LH: Mujer, 40 años, latinoamericana. Madre de 2 niños. Viajó a España en busca de una vida mejor, de un futuro para sus hijos, y de la libertad para ella, después de una historia marcada por la violencia de género.
Sus hijos permanecían en su país de origen junto a sus abuelos paternos, mientras ella trataba de encontrar un sustento aquí, a fin de poder reunirse con ellos algún día, no muy lejano.
Su pareja, tras mucho pedir perdón, se encontró con ella en su nueva localización. Pronto volvió a su rutina anterior, marcada por la negligencia emocional (no prestar atención, no acompañar, no responder a ninguna de las necesidades emocionales de su compañera), la nula participación en el sustento del hogar y el abuso sexual. (“Trabajaba 14 horas. Llegaba tan cansada, que me dormía con mucha facilidad. Muchas mañanas, me despertaba sin ropa interior, sucia, con restos de él. Me decía que yo era su mujer, y debía cumplir con mi deber, así que si no le daba placer, él lo tomaba cuando le parecía bien”).
Cansada de la situación, decidió volver. No fue capaz de denunciar (“estamos en situación irregular. Si le denuncio y le expulsan, él llegará a por los niños antes que yo, y no sé qué sea capaz de hacer”).
El papel de los medios de comunicación
—En redes sociales hacéis hincapié en el “inmigracionalismo” y en la visibilidad en los medios. ¿Qué papel juegan los periodistas para favorecer la integración?
—LH: El proyecto de inmigracionalismo desarrollado por Red Acoge desde el año 2014 cumple el objetivo de mejorar el tratamiento mediático de las migraciones. Para ello, y cada año, se analizan diferentes informaciones sobre migración publicadas por medios españoles para conocer cuál es el enfoque y cómo hablan y escriben los medios sobre la realidad migratoria.
Además, es importante resaltar que, con este proyecto, no solo analizamos el tratamiento que se le da a la migración, sino que se lleva a cabo una acción de sensibilización, con el fin de formar y concienciar a los agentes clave del proceso comunicativo, los medios de comunicación, con el afán de promover la generación de un discurso libre de odio, estereotipos y prejuicios.
Haciendo referencia a los resultados del último informe publicado sobre inmigracionalismo, en 2021 se han analizado un total de 3.560 noticias sobre migración en 26 medios nacionales, autonómicos y regionales.
Entre los principales resultados destacamos que, del total de las piezas analizadas, en 1.863 noticias prevalecía la condición migratoria sobre la humana; 1.063 piezas contaban con titulares sensacionalista; 225 informaciones incluían la palabra ilegal en referencia a la migración o a las personas migrantes; o en 770 se hacía uso de un lenguaje alarmista.
“En 1.863 noticias prevalecía la condición de migrante sobre la de persona”
Laura Hernández (Elche Acoge)
Estos datos demuestran que sigue quedando un largo camino por recorrer, donde la deshumanización de la migración sigue existiendo de manera significativa.
Por ello, y enlazando con la pregunta que realizabas, el papel de los periodistas es crucial en este sentido.
«Es importante exigir a los medios este compromiso, ya que, en cualquier noticia donde las personas sean protagonistas, la condición humana tiene que prevalecer sobre cualquier otra»
Laura Hernández (Elche Acoge)
Los medios de comunicación son pieza clave en el proceso de integración de las personas migrantes. El discurso mediático genera un impacto social que afecta directamente en la percepción que la sociedad tiene sobre la migración y, por tanto, su labor como agentes constructores de opinión y percepción social debe estar dirigida a proporcionar un enfoque desde los derechos humanos.
Por tanto, es importante exigir a los medios este compromiso, ya que, en cualquier noticia donde las personas sean protagonistas, la condición humana tiene que prevalecer sobre cualquier otra.
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