Los conciertos de música con corales tienen sus raíces en la música vocal sacra de las etapas medievales y renacentistas. Todo ello en contextos litúrgicos que fueron evolucionando y despojándose de este uso a partir de los siglos XVI y XVII. Con el Barroco, aparecieron compositores como Johann Sebastian Bach, George Frideric Handel y otros maestros, un momento de efervescencia. No olvidemos la dificultad que encarna un concierto de estas características. Por una parte, la coordinación, todos los componentes tienen que estar en sintonía en tiempo, dinámicas y entradas precisas. Hay que lograr un equilibrio sonoro entre la orquesta y la coral para que ambas partes sean audibles; si una prevalece sobre la otra, el resultado es muy distinto. Cierto es que el espacio físico, el auditorio donde se realiza el concierto, debe tener una óptima comunicación visual y auditiva. Con tantos miembros, su disposición es fundamental. Por otra parte, teniendo en cuenta las distintas técnicas de interpretación de los dos conjuntos, la unificación de las técnicas y de los estilos se convierte en un reto para sus directores.
El pasado viernes asistí al Concert de Nadal de la Universitat d’Alacant que se organiza desde el año 2012 en colaboración con los diversos clubs Rotary de Alicante, según la convocatoria, y que sigue teniendo un carácter benéfico. En el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) pudimos comprobar que los directores de la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Alicante (OFUA) y la Coral Universitaria, Tobias Gosmann y Shlomo Rodríguez, respectivamente, asumieron un reto que obtuvo un excelente resultado. Pudimos escuchar en perfecta sintonía piezas de Gluck, Bellini o Verdi, entre otros, obteniendo, desde mi punto de vista, una impresionante interpretación del coro de los esclavos de la obra Nabucco, de Giuseppe Verdi, Va, pensiero. Escuchamos los lamentos de estos esclavos judíos en una especie de salmo a su tierra natal, que en su momento se pudo interpretar como una metáfora de la situación de Italia, a mediados del siglo XIX, sujeta al dominio austríaco. Un reconocimiento al compositor que llevó a la ciudadanía de Milán a cantarla espontáneamente en su entierro el año 1901. Despojados de este sentido, como una pieza aislada del conjunto de su obra, llenó la sala principal del ADDA para transmitirnos la perfecta sintonía entre las dos agrupaciones de la Universidad de Alicante (UA).
El concierto, organizado junto al Club Rotary de Alicante, sirvió para que la recaudación fuera entregada a dos entidades benéficas como son el centro San Rafael de Santa Faz que atiende a personas con discapacidad intelectual y Aspanion. Niños con cáncer. Un sentido cívico loable que permite obtener un magnífico ejemplo del retorno que una entidad pública como la UA puede realizar con la sociedad donde se inserta. Los beneficios de un concierto benéfico van más allá de los económicos, que pueden ser fundamentales para las entidades sin ánimo de lucro que los reciben. Así, se ayuda a aumentar la conciencia sobre problemas sociales, de salud, medioambientales u otras causas importantes. Se convierte en un medio de cohesión social y de unión comunitaria, creando un sentido de pertenencia y compromiso con la causa. Del mismo modo, este tipo de actividades introducen a nuevas audiencias –no habituales en este tipo de eventos– a géneros musicales o expresiones culturales más allá del entretenimiento. Si sumamos el sentir del propósito altruista, podemos inspirar a las personas asistentes a ser más solidarias y a tomar acción para mejorar el mundo que nos rodea. Un impacto, pues, importante para los asistentes y también para los miembros de la orquesta y de la coral participantes, ya que reciben el apoyo necesario y el reconocimiento a su trabajo constante durante los últimos meses y que tiene como colofón una puesta en escena brillante. Estamos delante de dos unidades no profesionales, de carácter universitario, que han conseguido con este concierto una perfecta simbiosis entre dos muestras artísticas muy distintas. Una consecución, sin ninguna duda, del sueño de unos compositores que durante siglos crearon unas piezas que se han convertido en clásicas para nuestros oídos. Una excelente manera de dar la bienvenida a la Navidad, un momento de reflexión y de concienciación perfecta de los retos diarios de nuestra sociedad.
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