Si mediada la primera parte, nos dicen que el Hércules ayer terminaría venciendo en Cornellá al primer clasificado del grupo de esta segunda fase, no hubiéramos apostado. Dos partes para cada equipo. Una primera con el cuadro alicantino más descolocado y superado, frente a un rival mejor adaptado al terreno de juego. Eso más el mazazo del golazo de Agus Medina. En la segunda parte mayor decisión y contundencia alicantina, frente al cuadro catalán, que quizá quiso mucho vivir de rentas, y fiarlo todo al gol conseguido. La segunda parte fue más tranquila para Falcón y, tras el descanso, el Hércules sabedor de lo que se jugaba, salió más decidido, a por el todo o la nada. Ni tan siquiera el empate como mal menor hubiese sido bueno, pero entonces emergió la figura de Pedro Sánchez. El alicantino de Aspe, que más de media liga ha estado ausente entre lesiones y baja forma, dio ayer su verdadera dimensión de jugador de Segunda División A, y no solamente tomó la batuta del equipo, sino que tuvo el acierto, la sapiencia, la dicha y la fortuna de hacer dos goles desde el saque de esquina. El primero gol olímpico, y el segundo casi, con la ayuda de un defensa que en su propósito de despejar el balón lo hizo defectuosamente y terminó alojando el esférico en la red. Increíble pero cierto, somos tan desgraciados, que los últimos cinco minutos los tuvimos que ver con el corazón en un puño, sabedores que ser del Hércules es estar expuesto a cualquier cosa.
Como decían las crónicas antiguas “Partido no apto para cardíacos”
Era el tercer encuentro de la segunda fase de esta liga. El conjunto catalán dispuso el choque a una hora inusual, domingo, siete y media. Tarde soleada y 15 grados centígrados de temperatura. Arbitró el mallorquín Bestard Servera que, como también decían las crónicas antiguas, pasó desapercibido. No fueron de la partida Acuña, Moisés, Erice y Sidoel por lesión. Y se quedaron fuera por sanción los titulares Moyita y Appin. Una de esas plazas fue para el madrileño Diego Benito, que por primera vez esta temporada jugó de titular con aprovechamiento. El partido en Alicante lo pudimos ver a través de la plataforma Footters por un módico precio. La retransmisión tuvo la gentileza de ofrecérnosla en castellano, si bien es cierto que la imparcialidad del relato fue ninguna. Alguien les debería decir a estos jóvenes narradores que quizá el partido lo compró más gente en Alicante y provincia que en la propia Cornellá, ciudad de ochenta y siete mil habitantes del Bajo Llobregat, junto a Barcelona.

Cornellá 1 – Hércules 2

A medida que va transcurriendo un partido de fútbol, el cronista va pensando y meditando un posible titular para encabezar el relato. De los varios que ayer mascullaba, afortunadamente ninguno me sirvió: “Una genialidad del Cornellá nos deja fuera”, “El empate es insuficiente”, “Todo se acabó”, pero no fue así y Pedro Sánchez se lleva todo el protagonismo. Paradoja que las mejores gotas de su fútbol y su toque de balón no salieron a relucir en ningún maravilloso césped natural en buen estado, sino en el caucho en mal estado del Nou Municipal de Llobregat. En el minuto setenta y cinco ejecutó con genialidad un saque de esquina y sin que nadie la rozara, el balón botó al borde de la línea y entró en la portería. Fue tan deprisa, tan limpio, tan mágico, que cuando nos dimos cuenta estaba dentro. En el ochenta y nueve desde el mismo lugar repitió la acción, antes el guardameta, Ramón Juan había abortado la acción de Buenacasa, que en un mano a mano lo hizo bien, pero el portero despejó con la yema de los dedos. En este caso, el córner lo lanzó idénticamente, el defensor Pablo roza de cabeza en su intento de despeje, el balón sale hacía atrás y entra en propia puerta. Ver para creer, los más incrédulos incluso nos frotábamos los ojos. Esta temporada al Hércules le han pasado tantas cosas y negativas, que esto no te lo puedes creer. Es como la lotería, tocar sabes que toca, pero no imaginas que alguna vez te pueda tocar a ti mismo. El Cornellá quedó tan tocado, valga la expresión, que los minutos restantes, dos más el descuento, los jugó sin ninguna convicción. Lo sucedido viene una vez más a demostrar que esta temporada han pasado cosas muy raras, y que el Hércules ha podido perder con cualquiera, pero también es cierto que tanto en la primera como en la segunda fase podíamos ganarle a cualquiera.

Sin que sirva de precedente, en esta ocasión valía la pena empezar la crónica y la historia por el final. Volviendo al principio. Mal pintaba la cosa cuando en el minuto nueve de la primera mitad, Agus Medina, uno de los mejores del conjunto local nos hizo el gol. Seguro que en su vida había marcado uno igual, pero casi con seguridad tampoco lo volverá a hacer mientras juegue al fútbol. Para entender la jugada habría que remontarse al mejor Pelé. Al estilo del monstruo brasileño, justo en el círculo central pero todavía en su propio campo, levanta la cabeza, ve a Falcón ligeramente adelantado y lanza un tiro que rebasa al portero que, aunque retrocede, nada puede hacer. Contribuyó la medida reducida de este campo, pero no le quita ningún mérito. A partir de ahí, el Hércules con pesar y a remolque, más la sensación esa de ¡Esto sólo nos pasa a nosotros! Hasta el minuto treinta el Hércules no hizo más que ser bullicioso, con las iniciativas del joven Abde, pero nada entre los tres palos. Sí hubo un remate de Pedro en el treinta y uno. Y acabó la primera parte con un Hércules de menos a más, pero sin llegar a nada, y una mejor adaptación del Cornellá a su terreno de juego. Ninguno de los dos fue superior al otro, pero sí el espectacular gol lo alteró todo.
En la segunda mitad el Hércules dispuso de varias acciones que le podían haber dado ventaja y adelanto, sin embargo, fue a ganar en las dos acciones más inverosímiles e imprevisibles, como ya hemos dicho. Pero como apunto, en los primeros minutos de la segunda parte, disparo desde lejos de Manu Garrido y Ramón Juan despeja a saque de esquina, y también los mismos dos protagonistas en el setenta y tres. Esta vez el portero le gana un mano a mano al jugador herculano cedido por el Leganés, despejando de nuevo. Entraron Benja, Alfaro y Buenacasa, por Pastorini, Benito y Garrido. Y entonces llegó el minuto setenta y cinco con la genialidad de Pedro y el casi gol de Buenacasa, que no lo fue, pero precedió al segundo gol del Hércules merced a otro córner. Son tan pocas las alegrías por estos lares, que cuando llegan, uno a veces se tiene que pellizcar.
Y el caso es que, aunque sigue siendo ilusión y quimera, pero salvado el escollo de Cornellá, ahora hay dos partidos seguidos en casa, el primero contra el Llagostera y el segundo contra el Lleida. Dos victorias en el Rico Pérez, más los tres puntos de ayer, y a la espera de los números de los demás, puede ser como encontrar petróleo. Siempre que se gane claro.

Por las circunstancias actuales de la pandemia, la visita anual que realiza el equipo a la Santa Faz, esta vez fue reducida. Una representación institucional más los capitanes del equipo a mitad de semana. Pero es evidente que ha sido milagrosa y productiva. Lo que sucede es que el esfuerzo humano más el divino tendrán que seguir latentes de aquí hasta el final. Por lo pronto este próximo sábado a partir de las seis de la tarde frente al conjunto también catalán del Llagostera, en nuestro Rico Pérez.
FAZ DIVINA… MISERICORDIA.
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