Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

La vida se hace historia

Colección Chàteau de Bussy-Rabutin, siglo XVII (Fuente: Wikipedia)

El 24 de enero celebrábamos la fiesta de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas. En esta fecha todos los años los diferentes papas publican un mensaje en el que reflexionan sobre algunos aspectos de las comunicaciones sociales. Y así ha sido también en el presente. Francisco nos propone en esta ocasión su mensaje con el siguiente título: Para que puedas contar y grabar en la memoria (cf. Ex 10,2) La vida se hace historia. Mi propósito es simplemente destacar algunos párrafos de este texto del papa. Y proponer al final una breve reflexión. Para comenzar, Francisco nos expresa su intención:

El papa Francisco (Fotografía: Annet Kingner).

“Quiero dedicar el Mensaje de este año al tema de la narración, porque creo que para no perdernos necesitamos respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos. En medio de la confusión de las voces y de los mensajes que nos rodean, necesitamos una narración humana, que nos hable de nosotros y de la belleza que poseemos. Una narración que sepa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura; que cuente que somos parte de un tejido vivo; que revele el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros”.

Y empieza Francisco explicándonos que el hombre es un ser narrador, un ser que necesita “tejer historias” en forma de cuentos, novelas, películas, canciones, noticias… éstas incluso “revisten” y custodian nuestra vida.

Pero no todas las historias son buenas -sigue explicando el papa-, en la historia serpentea el mal. “Si posees, te convertirás, alcanzarás…”, susurra todavía hoy quien se sirve del llamado storytelling con fines instrumentales. Cuántas historias nos narcotizan, convenciéndonos de que necesitamos continuamente tener, poseer, consumir para ser felices. Casi no nos damos cuenta de cómo nos volvemos ávidos de chismes y de habladurías, de cuánta violencia y falsedad consumimos… /… En una época en la que la falsificación es cada vez más sofisticada y alcanza niveles exponenciales (el deepfake), necesitamos sabiduría para recibir y crear relatos bellos, verdaderos y buenos. Necesitamos valor para rechazar los que son falsos y malvados”.

A continuación, Francisco nos introduce en la Sagrada Escritura, a la que califica de Historia de historia: “la Biblia es la gran historia de amor entre Dios y la humanidad…/… El título de este Mensaje está tomado del libro del Éxodo, relato bíblico fundamental, en el que Dios interviene en la historia de su pueblo”. Y en el centro de la Biblia está Jesús, “el Narrador por excelencia —el Verbo, la Palabra— se hizo narración: «El Hijo único, que está en el seno del Padre, Él lo ha contado».

Y seguidamente el papa enfatiza: “Después de que Dios se hizo historia, toda historia humana es, de alguna manera, historia divina. En la historia de cada hombre, el Padre vuelve a ver la historia de su Hijo que bajó a la tierra. Toda historia humana tiene una dignidad que no puede suprimirse. Por lo tanto, la humanidad se merece relatos que estén a su altura, a esa altura vertiginosa y fascinante a la que Jesús la elevó.

Y en el gran relato de Dios, entra también el de cada una de las personas: “Con la mirada del Narrador —el único que tiene el punto de vista final— nos acercamos luego a los protagonistas, a nuestros hermanos y hermanas, actores a nuestro lado de la historia de hoy. Sí, porque nadie es un extra en el escenario del mundo y la historia de cada uno está abierta a la posibilidad de cambiar. Incluso cuando contamos el mal podemos aprender a dejar espacio a la redención, podemos reconocer en medio del mal el dinamismo del bien y hacerle sitio”.

Y para concluir Francisco se dirige a la Virgen María en forma de oración: “Oh María, mujer y madre, tú tejiste en tu seno la Palabra divina, tú narraste con tu vida las obras magníficas de Dios. Escucha nuestras historias, guárdalas en tu corazón y haz tuyas esas historias que nadie quiere escuchar. Enséñanos a reconocer el hilo bueno que guía la historia. Mira el cúmulo de nudos en que se ha enredado nuestra vida, paralizando nuestra memoria. Tus manos delicadas pueden deshacer cualquier nudo. Mujer del Espíritu, madre de la confianza, inspíranos también a nosotros. Ayúdanos a construir historias de paz, historias de futuro. Y muéstranos el camino para recorrerlas juntos”.

Por mi parte y a modo de conclusión quisiera destacar la idea de positividad (a la hora de elaborar nuestros relatos de cualquier signo…) que el papa Francisco nos propone en este mensaje. Percibo una sociedad anormalmente “tensionada”. Y especialmente a nivel comunicativo: prensa, radio, televisión, redes sociales…, son espacios en los que la descalificación, el insulto, los malos modos, están demasiado presentes. Venden mucho más el conflicto, el enfrentamiento, la desinformación…, que el respeto, la escucha, la veracidad, el esfuerzo por el consenso.  Y especialmente en el ámbito político ya va siendo hora de que empecemos a ver en el adversario (que no enemigo…)  también aspectos positivos. Ir “a degüello” no nos hace bien.  Francisco, sin dejar de ser consciente de que en nuestra sociedad está presente el mal, nos invita, sin embargo, a ser positivos porque sólo de esta manera podremos construir juntos una sociedad mejor.

Manuel Berenguer

Periodista.

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