No todos los políticos son iguales, por mucho que se repita, ni todos los políticos han pretendido hacer de la Radio Televisión Española (RTVE) el portavoz propagandístico del gobierno de turno. Adolfo Suárez, que había sido director general de Televisión Española con Franco, en el arranque de la transición, desde la Presidencia del Gobierno decretó el Estatuto de Radiotelevisión Española que suponía un primer paso hacia la pluralidad del monopolio de la televisión pública, un paso importante y exigido por la oposición ante la proximidad de las primeras elecciones.
Durante los gobiernos de Felipe Gonzalez, el estatus jurídico del Ente se mantuvo hasta la segunda legislatura de Aznar, cuando hubo un operativo para hacerse con el control de los informativos de RTVE, a los que hay que unir los intentos de control de otros medios privados a través de Telefónica y su compañero de pupitre, al que había puesto en la presidencia. La manipulación llegaría al paroxismo con la información de los atentados de Atocha, el 11-M, auténticas “fakes-news” cuya traducción más correcta es, en mi opinión, noticias quiméricas: es decir, noticias falsas con apariencia de verdaderas. Todos los medios, excepto el que no había podido controlar su amigo Villalonga, repitieron machaconamente que los etarras habían intervenido en los atentados de Atocha a pesar de todas las evidencias en contra. Incluso todavía algunos lo repiten. Quizá esa operación le acreditó para fichar por la empresa de Murdoch, la fábrica multinacional de fakes y periodismo amarillo.
No. A pesar de lo que se repite, ni todos los presidentes son iguales, ni todos los políticos. José Luis Rodríguez Zapatero pactó con el Partido Popular en la oposición un proyecto de RTVE que planteaba un consejo de administración y una dirección a imagen y semejanza de la mejor televisión pública europea: la BBC. Televisión plural, rigurosa, independiente del gobierno de turno, profesional, con un consejo de informativos, con unas normas de estilo que exigen contrastar las informaciones, evitar lenguajes racistas, sexistas, y discriminatorios. Incluso se aprobó que la televisión pública debería financiarse desde los Presupuestos Generales del Estado prohibiéndole, con gran regocijo de las nuevas cadenas privadas, contratar publicidad. RTVE debía trabajar con presupuestos, programa y financiación pública. Sin embargo, últimamente se ha recurrido a la esponsorización de espacios y a algún tipo de publicidad encubierta.
Tras el nuevo Estatuto y con no pocos tiras y aflojas, llegó a la Dirección General Alberto Oliart -ex ministro de Adolfo Suárez y uno de los impulsores de la transición desde puestos empresariales de relevancia-, que prácticamente estaba ya jubilado. Oliart se encontró con una sistemática oposición, incluso injuriosa, de la derecha. El nuevo estatus duró lo que tardó Mariano Rajoy en llegar al gobierno: el nombramiento de la dirección del ente que requería una mayoría cualificada de dos tercios, se sustituyó por la mayoría absoluta que tenía el Partido Popular y desde ahí se nombraron el Consejo y toda la dirección de Televisión Española sin llegar a ningún tipo de consenso.
El cambio en el gobierno ha coincidido con el fin del mandato del actual director de RTVE y del propio consejo. Los intentos realizados desde el gobierno de Sánchez por volver a la legislación del mandato de Zapatero tropezaron con la oposición cerrada del Partido Popular y tambien de Ciudadanos, a pesar de que estos últimos habían votado con toda la oposición una moción en este sentido durante el gobierno de Rajoy. Recuperar el estatuto de la época Zapatero es uno de los acuerdos de las Cortes que estaba aparcado, ante la urgencia de renovar la dirección y el pacto de la derecha para mantener el mismo sistema e incluso elegirlos ellos por mayoría simple. El gobierno de Sánchez ha recurrido al Decreto Ley en el que exige que además contemple cuatro grupos parlamentarios, hasta que se puede recuperar el Estatuto de la época de Zapatero y Oliart, mientras se gestiona con un Consejo y una dirección provisional respaldada por todas las fuerzas que apoyaron la investidura. RTVE en la época de Zapatero batió records de audiencia y lanzó programas y series que aún existen. Los informativos son los mas vistos, ya lo eran; pero entonces con mucha más diferencia sobre las privadas.
No todos los políticos son iguales y algunos han demostrado no saber respetar la profesión y la pluralidad. Prefieren amanuenses y correveidiles.
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