Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Debatiendo

La sombra de Dios

Fotografía: Congerdesign (Fuente: Pixabay).

Desde hace ya bastantes años frecuento la iglesia que los Capuchinos de Alicante regentan en la calle Reyes Católicos esquina a Pintor Aparicio, punto donde los paseantes podemos contemplar un mosaico enorme con la imagen de San Pascual Bailón, titular del templo y cuya imagen preside el retablo sacro, un santo muy venerado en el monasterio de Orito, donde vivió muchos años en la segunda mitad del siglo XVI, si bien murió, en 1496, en Villarreal, localidad de la que es patrón.

Últimamente, en los espacios de tiempo anteriores al comienzo de la Santa Misa, cuando las luces no están encendidas en su totalidad, al fijar la mirada en la zona del altar mayor, he observado que existe allí, en un lugar privilegiado, la imagen casi a tamaño natural de un Cristo Crucificado, lo que no tiene nada de extraordinario. No, no es el crucifijo lo que me ha llamado mi atención, sino la sombra que, alumbrado por las abundantes luces de la zona del altar, ese crucifijo proyecta unos metros detrás de Él.

Minutos antes de la Misa hago oración con la mirada y la atención puestas en ese crucifijo sin que al propio tiempo pueda escapar a la noble tentación de dirigirme también a esa otra imagen que se forma con la sombra. Considero esa sombra un símbolo de la presencia de Dios. Por ello, durante bastante tiempo, he conversado con ella, como se conversa o se hace oración frente a una imagen de madera o pintada en un lienzo. Sí, durante muchos días he orado allí hasta llegar a comprender que la Trinidad Beatísima, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se dirige a nosotros de innumerables maneras y que ‘la sombra’ es un símbolo de la presencia de Dios.

¿Y dónde aparece con especial nitidez ‘la sombra de Dios’ con la más que suficiente garantía de proceder de la auténtica divinidad? Pues de un evangelista; de San Lucas, el médico compañero de San Pablo, que, en su evangelio nos presenta a la madre de Jesús con una luz peculiar, desvelando con exquisita delicadeza rasgos de la grandeza y hermosura del alma de Santa María la que, sin dejar de ser Virgen será la Madre de Dios: “Y el ángel le dijo: ‘no temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su reino no tendrá fin. María dijo al ángel: ¿de qué modo se hará esto pues no conozco varón? Respondió el ángel y le dijo: el Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el que nacerá será llamado Santo, Hijo de Dios” (Lucas, capítulo 1, versículos 30 al 34).

Repito; ‘la sombra’ evangélica es un símbolo de la presencia de Dios. Cuando los judíos de Israel caminaban por el desierto, tras atravesar el Mar Rojo, huyendo de Egipto hacia la tierra prometida, ‘la sombra’ de una nube cubría el ‘Arca de la Alianza’ (Éxodo, 24: 15-16). También en la Transfiguración de Jesús en el Monte Tábor se oye la voz de Dios Padre que procede de una nube y se proyecta a modo de una ‘sombra’.

En el momento de la Encarnación, el poder de Dios arropa con su ‘sombra’ a Nuestra Señora. Es la expresión de la acción omnipotente de Dios. El Espíritu de Dios (que según el relato del Génesis se cernía sobre las aguas dando vida a las cosas —como la sombra de Dios—), desciende ahora sobre María. Y el fruto de su vientre será obra del Espíritu Santo. La Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, que fue concebida sin mancha de pecado original, queda (después de que el poder del Altísimo la cubrió con su ‘sombra’) constituida en nuevo Tabernáculo de Dios. Este es el misterio que recordamos todos los días cuando rezamos el ‘Ángelus’.

José Ochoa Gil

José Ochoa Gil es abogado y colaborador de “La Verdad” y el seminario “Valle de Elda”, y en Alicante con la revista trimestral “Punto de Encuentro”, editada por CEAM Parque Galicia.

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