Pero es que yo he visto cosas que todos hemos visto y ha sido en Alicante (*). En una nueva dimensión, un lugar donde todos podemos ser escuchados, citados, consultados y hasta atendidos. Tan es así, que hasta cumpliremos puntualmente nuestra cita de ese domingo de cada cuatro años.
Ahora se puede pedir y se hace con prisas, con premura, algún temor hay de que dentro de poco se acabe la tregua, se vuelva al caracol y se acabe la fiesta de la democracia.
Y mientras… Los dependientes dependiendo de la Consellería, las familias de los dependientes dejándose lo que no tienen hasta que les llegue la miserable y embaucadora tamboriná. Alicante la última de la fila una y otra vez y acudiendo, cual Oliver Twist, a mendigar lo suyo a Valencia o a Madrid. El otro día, la ministra dijo en un foro que le han dado dinero y proyectos a todos los sitios, menos a Alicante. Pero sí que hay para otras galaxias:
- Barcelona
- Madrid
- A Coruña
- Sevilla
- Granada
- Oviedo
Nuestros representantes votando que sí a que esto continúe. Del Hércules… mejor no hablamos.
Pero ahora podemos ser escuchados, nos sonríen y contestan, saludan por la calle y se rodean de pitufos a los que poder dominar y de palmeros y compañeros de footing matutino que se dejan ganar en el sprint. Qué lástima que algunos, ya “talludicos”, se dejen asesorar por trepas históricos y paniaguados eternos con buena prensa, que dejen fuera de juego a quienes dominan el terreno y se entreguen a gurús infalibles y todopoderosos. Panorama para matar o para morir.
Si, seguro que son lágrimas perdidas en la lluvia: sentir que la solución es más difícil que seguir en el problema y eso te hace meterte en la dinámica de ignorar lo tuyo, de pensar en otras cosas, en hacerte del Madrid o del Barça y de irte a vivir fuera, a abandonar donde naciste, jugaste, te enamoraste, y partir a tierras lejanas como Mutxamel, El Campello o incluso el más allá: Altea, Santa Pola, etc. Así todos somos culpables y nadie tiene la culpa. Así somos débiles y todos se atreven contra nosotros, llega el Olot y nos mete dos y seguimos volviendo a casa por la senda de los elefantes, cruzamos la puerta de Tannhäuser o el Portal de Elche y nos la han vuelto a meter doblada, lágrimas en la lluvia.
(*) En la película Blade Runner (1982), el monólogo del replicante Roy Batty, conocido como Lágrimas de la lluvia, se ha convertido en uno de los más famosos de la historia del cine: «Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá del hombro de Orión. He visto brillar rayos-C en la oscuridad, cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir».
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¿Empresario? ¿Historiador? Lo que tú eres es un excelso poeta. Un cordial saludo.
🤣🤣
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