La primera exposición dedicada al pintor alicantino José Aparicio es inaugurada en el Museo de Bellas Artes de Valencia

La muestra está comisariada por la historiadora del Arte Pilar Tébar Martínez y en junio llegará al Mubag en Alicante.

Esta exposición sobre la figura del pintor José Aparicio Inglada (Alicante, 1770 – Madrid, 1838), inaugurada el pasado 24 de marzo, estará abierta hasta el 12 de junio en el Museo de Bellas Artes de Valencia. Se trata de la primera muestra individual dedicada a este artista alicantino, producida por el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana en la línea que tiene de recuperación de artistas históricos de la Comunidad.

En palabras de la comisaria de ‘El pintor José Aparicio (1770-1838)‘, Pilar Tébar, “esta muestra está articulada en los diferentes momentos de su vida. Comienza con el periodo de formación en Alicante con obras de contexto cultural; el segundo apartado es cuando él está en Valencia y el ambiente artístico que se encuentra, está representada con dos dibujos, realizados por José Aparicio en la Academia de San Carlos de esta ciudad y que se exhiben por primera vez. Después pasamos a la Academia de San Fernando de Madrid con su obra principal ‘Godoy presentando la paz a Carlos IV’, de 1796, que es por la que le conceden una pensión para estudiar en París. Así, el 3 de octubre de 1799 está Aparicio matriculado en la Escuela de David, el gran artista neoclásico. Esta escuela es el germen, entre otros, del romanticismo. En esta Escuela va a estar con otros dos artistas españoles como son Juan Antonio Ribera y José Madrazo con los que también viajará a estudiar a Roma, donde coincidirá también con Ingres. Se nota sobre todo en esta etapa romántica el cambio de los tonos avinagrados y más fríos del neoclasicismo a los rojos más vibrantes de la etapa de Roma”.

Está exposición, continúa Pilar Tébar, actual directora del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, está formada por “cuarenta obras entre óleos, grabados y dibujos y también, en vitrinas, hay colocada documentación y alguna obra que no está en la exposición por su tamaño, por estar fuera de España o por otros motivos. En esas vitrinas hay cartas y otros documentos importantes en la vida de Aparicio”.

Para realizar esta muestra dedicada a Aparicio, considerado el artista alicantino más importante de las primeras décadas del siglo XIX, hay que destacar la especial colaboración del Museo Nacional del Prado junto a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Museo de Bellas Artes de València, la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, la Diputación de Alicante, el Museo Nacional del Romanticismo, el Museo Lázaro Galdiano, el Ayuntamiento de Madrid, el Museo Diocesano de Sigüenza y el IES Jorge Juan de Alicante.

Continuando con el enfoque y estructura de esta importante exposición, su comisaria explica que: “En Roma pinta varias obras que llevan a Aparicio a ser nombrado Académico de San Lucas de Roma y es allí también donde forma parte de la pequeña corte que tienen Carlos IV y María Luisa. De esa etapa se cuenta que José Aparicio pasa penurias porque no le llega la pensión; España está en plena guerra de la Independencia, y decide volver a Madrid y, una vez en España, es nombrado pintor de la corte de Fernando VII. Esta época es donde comienza el siguiente apartado, o la Glorificación de la monarquía, convirtiéndose en pintor propagandista que pone en valor una etapa muy oscura para la historia de España, la del Absolutismo de Fernando VII. Esta es una de las razones por las que el pintor a veces ha estado olvidado, denostado, eclipsado por figuras como Vicente López o Goya; con Vicente López también coincide en Valencia y en San Fernando en Madrid. La última etapa de la exposición es la de retratista de una época porque, por una parte, es pintor de cámara de Fernando VII y por otra es Académico, llegando a ser director de Pintura de la Academia de Bellas Artes de Madrid”. Todas estas etapas son, resume Tébar, “muy importantes a la hora de contextualizar toda la exposición. Y se termina con un vaciado en yeso de José Aparicio, realizado por Valeriano Salvatierra; este busto está como viendo y presidiendo toda la sala y todas las obras”.