Mientras media España, y alguna que otra ribera mediterránea, anduvo en la noche del miércoles (23) al jueves (24) celebrando aquello del solsticio, con la ancestral fórmula pagana del fuego y el agua de protagonistas, para sorpresa de antropólogos aquí las fogueres se hubieran quemado en la noche del jueves (24), y día onomástico de San Juan, al viernes (25), por obra y gracia del fundador de las Hogueras, don José María Py.
Nuestras autoridades, atendiendo a demandas populares –o quizás no– habían reservado el jueves (24) como fiesta autonómica, y el miércoles (23) fiesta local en Alicante. De haberse producido la cremá, seguro que los alicantinos hubieran preferido pasar la resaca de la noche de San Juan (la alicantina) siendo fiesta el viernes (25), en lugar del señalado miércoles (23). Esta aparente incoherencia, sin antecedentes históricos que yo recuerde, hizo que muchos alicantinos acudieran a los mercados municipales y se toparan con las puertas cerradas a cal y canto, según me narra mi amiga Adela con un balcón mirando al situado entre las calles Calderón y capitán Segarra, y fachada principal a Alfonso el Sabio.
Por el contrario, empresas de construcción –me cuenta Miguel, un arquitecto de edificación– decidieron laborar el miércoles y cambiar el “festivo” por el viernes, porque les resultaba más práctico.
En algunos lugares la noche más corta alberga la quema de viejos enseres, o de papeles indeseados, y hasta de fotos de enemigos, con la esperanza de un próximo futuro renovado y sin problemas o dificultades. Además del fuego, el agua es actora principal, y se salta nueve veces sobre ella, o se bañan en ella, o…
A pesar de anunciarse que las playas estarían cerradas en la noche del miércoles (23) al jueves (24), parece que se han producido aglomeraciones, macrobotellones y fiestas sin control de distancia social. Menos mal que ante la dicotomía de decidirse por si es más noche de San Juan la que empezó el miércoles (23) y continuaba hasta el alba del jueves (24), o la que empezaría al anochecer del jueves (24) y concluiría el viernes (25) al amanecer no le dio al pueblo por celebrarlo dos veces, noche tras noche.
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