La libertad según don Quijote y Sánchez (I)

O el PSOE acaba con Pedro S. o S. Pedro acaba con el PSOE, que es lo que sucederá en el Congreso Federal de noviembre, penúltimo intento para acabar con España.

Después de seis años de presidencia no se puede decir que lo de Pedro Sánchez haya sido el sueño de una noche de verano, ni que sus noches en La Moncloa fueran turbulentas como un día pudo temer que serían pensando en el contubernio gubernamental con el podemita Pablo Iglesias de infeliz memoria y al que se abrazó enseguida para empaparse del marxismo liberticida que todo comunista lleva en el ADN, marxismo que inyectó en vena a Pedro para vacunarle contra el peligro de la libertad. La socialdemocracia del PSOE de Felipe González, Guerra, Almunia, etc., ha mutado en marxismo liberticida que se consolidará si nadie lo remedia (y no lo remediarán) en el Congreso Federal que Su Sanchidad celebrará en noviembre para acabar con todos los líderes socialistas que ahora se le enfrentan tras haber claudicado el amado líder no sólo dando la amnistía a golpistas catalanes sino cediendo ante los separatistas con el infumable ‘cupo’ inconstitucional, disfrazado de ‘financiación singular’, y rompiendo radicalmente la igualdad entre todos los españoles.

Si los socialistas no marxistas fueran más que los sanchistas marxistas, Sánchez sería desplazado, pero eso no ocurrirá. Hubo un congreso en el que Felipe convenció a sus compañeros del valor de una socialdemocracia en libertad frente a un marxismo sin ella. Y triunfó. No esperemos algo similar en este congreso. Sánchez ya ha apostado por un socialismo sin libertad. Ha hecho carne de su carne la mentira y la corrupción, dos lacras que se quiere quitar de encima de una forma zafia, pero que engaña a muchos: culpando de todo a la derecha, a la ultraderecha, a los jueces que supuestamente odian a él y a su mujer y los pocos medios de comunicación que no se dejan chantajear ni amilanar por las amenazas e insultos de Pedro y todos sus ministros, todos ellos mentirosos compulsivos, aunque no todos psicópatas de libro.

Presumen estos ‘revolucionarios de pacotilla’ de aquello que más carecen, de ética. Esta palabra se la quieren apropiar en exclusiva. Ni tienen ética ni saben lo que significan las palabras libertad, igualdad y fraternidad. Les pasa como a los malvados líderes de la Revolución Francesa, Dantón, Robespierre y Saint Just, que fueron guillotinados por otros más revolucionarios e igualmente desconocedores del significado de tan hermosas palabras.

Sí, ya sé lo que me van a decir algunos lectores, que de esto ya hablé en otro artículo. Cierto, pero nunca viene mal recordar que este presidente, que miente más que habla, es un amoral, un antiético, un liberticida, un defensor de la desigualdad entre catalanes y resto de españoles y un generador de odio cuando presume de convivencia. Ética, libertad, igualdad y fraternidad son, para él, sus ministros y demás secuaces, verborrea que denigra y ofende a tan hermosas palabras, por cuyos auténticos contenidos otros renunciaron a cargos y prebendas y algunos hasta dieron sus vidas. En peligro puso la suya don Quijote, en cuya boca desgranó Miguel de Cervantes, en el capítulo LVIII de la segunda parte del Ingenioso hidalgo, este discurso:

“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos. Con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra y el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido, pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí que estaba metido entre las estrecheces de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad con que lo gozara si fueran míos; que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recibidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecer a otro que al mismo cielo”.

El Quijote es uno de los principales símbolos de nuestra cultura. Leerlo nos transporta a un mundo único, que jamás hubiésemos imaginado. Porque leer nos abre la mente, amplía los márgenes de la realidad, nos hace viajar, descubrir y soñar.

¡Feliz #DíaDelLibro! Feliç Sant Jordi! pic.twitter.com/aTAMk8LErF

— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) April 23, 2021

O el PSOE acaba con Pedro S. o S. Pedro acaba con el PSOE. ¿Qué es lo que sucederá en el Congreso Federal de noviembre? Posiblemente, el penúltimo intento para elegir entre libertad o cautiverio y, como consecuencia, una forma de influir, casi decidir, el futuro de España. Por supuesto que será un momento trascendente para el partido y para España. Harían bien en prepararse los socialistas aragoneses, castellanos, manchegos, asturianos, andaluces, murcianos, extremeños, valencianos, etc. en plantar cara a un personaje nefasto; un dictador de pacotilla; “un indigente moral que nunca debió llegar a la Moncloa… uno de los grandes fabuladores de bulos que sólo quiere garantizarse el monopolio de los mismos» (Bieito Rubido, director de El Debate). “Un tipo al frente de una banda de mafiosos que se ha apoderado del Estado poniendo las instituciones a su servicio y el de su familia… Sé que cuesta asumir esta verdad; sé que asomarse al abismo que nos propone este delincuente produce mucho miedo, pero ya no hay tiempo para las dudas; ya no hay espacio para los cobardes… Estoy convencido de que este PSOE criminal nos lleva de nuevo a reeditar el cuerpo a cuerpo del 36, cruz de navajas al amanecer” (Jesús Cacho, fundador del digital Vozpópuli).

Pedro Sánchez lleva seis años gobernando España sin haber ganado nunca unas elecciones. Es asombroso. Y más sorprendente es que para gobernar se alíe y se venda comprando los votos de nacionalistas, separatistas y amigos de terroristas, todos enemigos de España, renunciando a aliarse con el PP como hace en la Unión Europea. Es evidente que algo falla en nuestro sistema electoral que permite que unos pocos nacionalistas, separatistas y amigos de terroristas decidan el futuro de la mitad de los españoles y gran parte de la otra mitad que votaron PSOE, pero no para que se aliara con los enemigos de España.

Sánchez ha traicionado a sus votantes. Ha elegido y premia a unos compañeros de Gobierno que abominan de la la libertad, igualdad y fraternidad. Son forajidos, delincuentes y lo seguirán siendo por más amnistía que les den para borrar un pasado del que no se arrepienten sino que reiteran que volverán a intentarlo. El marxismo es dictadura. Me da asco tanto la dictadura del proletariado como la dictadura del capitalismo, o la imbécil dictadura del idiota de Maduro que acaba de adelantar la Navidad al mes de octubre, señal inequívoca de que está loco y tiene que ser ingresado en un psiquiátrico.

Son ya muchas las voces (algunas muy autorizadas) que diagnostican a Pedro Sánchez una psicopatía dictatorial y liberticida. Dentro de tres meses se someterá a un examen congresual en el que, desgraciadamente, el equipo médico que va a decidir sobre su estado político-psicológico no es ni el más cualificado ni el más imparcial. Como sucede en el Tribunal Constitucional, en el congreso federal de finales de noviembre hay inmensa mayoría de doctores anti demócratas, auto calificados de ‘progresistas’, sobre los llamados ‘críticos’, alias ‘apestados’. La suerte está echada. Los liberticidas, abanderados del enchufismo, acabarán con los pocos quijotes que quedan en el PSOE izando la bandera de la libertad.

Posdata con Óscar López. «Este tío nos llevará al desastre»

Rosa Díez, destacada exmilitante del PSOE (durante 30 años) y fundadora de UPyD (Unión, Progreso y Democracia) publicó, el año pasado, un libro titulado Caudillo Sánchez (editorial Esfera de los Libros), en el que recoge unas palabras del nuevo ministro de Transición Digital, Óscar López, pronunciadas en la embajada francesa, el 14 de julio de 2018 en la recepción con motivo del Día Nacional de Francia, en el curso de una charla informal entre invitados políticos y empresarios: “Este tío nos llevará al desastre”. ‘Este tío’ era Pedro Sánchez, quien acababa de asumir la presidencia del Gobierno mes y medio antes. Óscar y Pedro habían tenido sus más y sus menos y así siguieron hasta que Sánchez lo nombró director del Gabinete de Presidencia para hacerlo ahora ministro, cuando están a partir un piñón. Pero Rosa Díez sigue convencida de que Sánchez es una lacra para el partido y para España. Dice de él, en la página 180 del libro: “Todos estos hechos hacen acreedor a Pedro Sánchez Pérez-Castejón de ocupar en la historia el lugar que le corresponde a un traidor”. Y añade: “Sánchez ha marcado la hoja de ruta, pero todo el PSOE, su empresa familiar, le ha seguido como una sola oveja; son los socialistas los que nos la han jugado a todos los españoles. No hay lugar para la esperanza en una organización política que se somete gustosa a la tiranía de su caudillo y renuncia a conocer la verdad de los hechos para escuchar sólo lo que quiere oír. Sánchez es culpable, sí, pero el PSOE es el responsable. Que nadie lo olvide”.

Verán los lectores que esta semana me he dedicado a copiar a otros escritores. Creo que merecía la pena, aunque tendré que repartir con ellos el millón de euros que me paga la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante (APPA) por cada artículo.