Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

La Educación y las visitas de Pedro Sánchez

Fotografía: Nikolay Georgiev (Fuente: Pixabay).

Elecciones y más elecciones en Cataluña. Una carrera inútil porque se gasta mucho dinero público en hacer un supuesto nuevo camino para llegar al mismo sitio. En el PSOE algunos creen que de los próximos comicios puede salir un Parlament con mayoría del tripartito ERC, En Comú Podem y PSC. Pero como se repitan los resultados de la última consulta, el Gobierno central y todos los partidos constitucionalistas tendrán que hacer una reflexión profunda sobre el llamado conflicto catalán.

En todo caso, habrá que elegir entre independencia de Cataluña o arrebatar las competencias en Educación a las comunidades autónomas. He llegado al convencimiento, como una inmensa mayoría de españoles, de que no puede haber una nación cohesionada con una descohesión educativa. El colectivo independentista aumenta sin cesar porque las nuevas generaciones de catalanes, incluso (o por supuesto) las que proceden de familias no independentistas se verán afectadas por el ‘coronavirus’ “Cataluña no es España” y otras consignas españolófobas que fabrican sin cesar los mentirosos compulsivos de ERC, JxC y la CUP. Los Puigdemont, Junqueras y compañía lo dicen bien claro: “cada día seremos más los que odiemos a España y nos ganemos la independencia”. El odio se inculca en las escuelas y universidades catalanas. Eso es un hecho evidente.

¿Por qué el grave error de mantener las competencias en Educación en los diversos territorios de la nación? ¿Por qué la cobardía de los gobiernos del PP y del PSOE en no recuperar para el Estado esas competencias fundamentales para garantizar la unidad de España? El argumento de la descentralización del Estado nunca puede exhibirse frente al peligro de la destrucción de ese Estado. Cataluña votó la Constitución de 1978 con un porcentaje superior al 80%. Hoy el Parlamento catalán está en manos de los independentistas, en parte por una mala ley electoral y sobre todo por los años de adoctrinamiento independentista en todos los centros de enseñanza.

Ningún partido (que yo sepa) ha llevado en sus programas electorales la recuperación estatal de las competencias educativas. ¿Por qué ningún grupo parlamentario de las Cortes tiene el valor (o simplemente la vergüenza) de reconocer que el sistema educativo (el más importante de todos los del Estado) necesita de un consenso para ponerle las pilas a España de cara al futuro?

Lo de Cataluña es lo más escandaloso. Pero en Baleares y la Comunidad Valenciana ya hay motivos más que suficientes para temer lo peor. El pancatalanismo no deja de escalar posiciones con la complicidad de partidos constitucionalistas como el PSOE, que no tiene escrúpulos para pactar con independentistas a cambio de poder. Ha ocurrido en Valencia, Baleares y en Navarra. Además, la Generalitat catalana destina millones de euros de todos los españoles para promover la catalanización de Valencia y Baleares. Igual que malversa millones en abrir delegaciones de Cataluña en el extranjero para dinamitar la unidad española.

En el PSOE de los 140 años de historia (antigüedad de la que tanto alardean) ha habido de todo y este período sanchista no es precisamente el más brillante. Aunque Pedro Sánchez se haya blindado con un núcleo de fieles ‘iluminados’, en el partido hay voces cualificadas que claman contra la deriva entreguista del presidente ‘insomne y mentiroso’, que se ha echado en los brazos comunistas de Podemos, de los independentistas de ERC y del PNV y hasta el de los bilduetarras que siguen sin condenar los crímenes de etarras que acabaron con la vida incluso de militantes del PSOE.

Algunos presidentes de autonomías siguen queriendo desmantelar el Estado y, hace solo unos días, el molt honorable Ximo Puig propugnaba en Madrid, en un foro de gran resonancia, más transferencias a las comunidades, si bien lo dejaron en ridículo al no saber enumerarlas cuando le preguntaron que las concretara.

La fortaleza del Estado exige la inmediata recuperación de las competencias en Educación. Y acaso también las de Justicia. Ya sé que no es el mejor momento de plantearlo a un Gobierno sostenido por hilos de guiñol y que en cualquier momento puede darse un batacazo. Tezanos, el abominable jefe del CIS, aliado incondicional y propagandista de Pedro Sánchez, acusa poco menos que de fascistas a todos los que critican al Gobierno salido de una investidura que ha dejado a su pupilo muy tocado en su credibilidad. No hay horizonte rosa para la mesa bilateral con la Generalitat porque los independentistas ya han dejado claro que quieren un ‘diálogo unilateral’ con dos palabras irrenunciables: autodeterminación y (previamente) amnistía para los presos del ‘procés’. Como para pedirle a Sánchez que quite a la Generalitat la Educación. Aunque, igual que para justificar su visita a Torra dice que es porque va a visitar a todos los presidentes autonómicos, podría decirle a Quim que no solo va a tratar de quitar las competencias educativas a Cataluña sino a todas las autonomías.

No sé si me harán caso los partidos constitucionalistas, pero profetizo que, de no revertir al Estado las competencias en Educación, la independencia de Cataluña a corto, medio o largo plazo será un hecho. Y luego…

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

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