Políticos de antes de ayer, de ayer, de hoy y de mañana
¿Qué hicieron los políticos desde los años 40-45 del siglo pasado? Nada, porque entonces no había políticos; aquello era otra cosa.
Lo que sí había era hambre, y ¡qué hambre!, hasta que alguien descubrió que existía Alemania, Francia, Suiza y otros muchos países; y en ese momento empieza nuestra emigración.
A viajar, pero con la documentación en regla, marchaban legalizados para trabajar y a ganar dinero, que mandaban mensualmente a su familia y que repercutía en las arcas de este país. La emigración que nos llega aquí lo hace sin la documentación en regla, sin contrato de trabajo; me parece que esto es un DELITO que comete el que viene y el que lo recibe. Así da gusto, vámonos a ESPAÑA que allí nos acogerán sin papeles, y en poco tiempo, tendremos la documentación en regla y sin problemas para poder exigir lo que muchos españoles no tienen después de haber cotizado años y años. Y para los nuestros, QUÉ. Esto también repercute en nuestras arcas. Ah, y aulas especiales en colegios, esto sí que es XENOFOBIA. ¿Quién es el culpable? Emigrantes SÍ, pero regulados.
Unos, volvieron una vez salieron de la pobreza que los llevó a salir de su tierra, y otros, volvieron, pero a recoger a su familia y allí se quedaron, siendo hoy ciudadanos europeos, igual que los que volvieron a quedarse, pero con otro nivel de vida y mejor jubilación.
Así se estuvo hasta los años 60-65 del siglo XX, que empieza España a funcionar, sobre todo en las grandes capitales, donde hacía falta mano de obra, que se saca de los pueblos, teniendo como culpables a los terratenientes.
El siguiente periodo, en los años 65-70, sufrimos otra recaída. La mano de obra sobra y la economía no empieza a florecer y además la industrialización empieza a llegar y con ella, más sufrimiento para los más pobres. Llegan los años 70-75 y empezamos a estabilizarnos, aunque la despoblación no hay quien la pare por culpa de los terratenientes. ¿Qué tendrían estos señores para ser los culpables de la despoblación durante tantos años y que la República no pudiera con ellos?
En los años 75-80, aparecen en escena los políticos “del cambio”, los que iban a cambiar España, tal y como dijo el gran político don Alfonso Guerra, quien, por cierto, cursó todos sus estudios con becas concedidas por el dictador. Nos dijeron que a nuestra España “no la iba a conocer ni la madre que nos parió” y así fue, y para bien o para mal, pasaron los años, y efectivamente, va mejorando la economía, pero queda menos gente en el pueblo; hay más trabajo, pero las máquinas siguen llegando, y los políticos no llegan a nada más que a prometer un mes antes de las elecciones cosas como un deportivo o una pista de atletismo y que, en la mayoría de los casos, no se llegan ni a inaugurar.
La llegada de los años 80-90 conlleva más de lo mismo, nadie se preocupa como viven en Pajares o en la Peraleja o en tantos y tantos pueblos de esta España medio abandonada por la clase política, una clase en la que más del 50 %, ninguno había cotizado a la Seguridad Social y no sabía lo que era levantarse a la 6 de madrugada y llegar a su hora y fichar en el reloj.
En la última década del siglo XX continúa la situación, la gente joven no ve ningún futuro y se encuentra sin ninguna profesión y la agricultura está tan dejada de la mano de estos políticos que, en vez de proteger al agricultor, protegen al intermediario, tal y como nos llega a través de los medios de comunicación cuando informan del precio que se le paga al agricultor y cuánto paga el consumidor final. Son muchas las cosas que hay que mejorar en los pueblos, pero no, no llega ni un céntimo. Como ejemplo de esa nula inversión tenemos a los ganaderos que van hundiéndose, convirtiéndose en una especie a extinguir, o el sector del olivo, que se tambalea en la cuerda floja.
El inicio del presente siglo, entre los años 2000-2010, parece que alguien se empieza a dar cuenta de que esta España rural se hunde; Renfe suprime muchas de sus líneas de cercanías, se cierran las escuelas rurales, se suprimen los consultorios médicos, las carreteras no se arreglan, sino que se parchean y cada día, más políticos, en vez trabajar por mejorar nuestro país, nuestras zonas rurales, parece que lo que crean son puestos de asesores porque, con el inmejorable trabajo de los funcionarios no les basta. Indignación es lo que provoca cuando se calcula cómo mejorarían las pensiones si el sueldo de esos asesores se destinara a ellas.
Y ya en la década del 2010-2020 esto continúa y el problema de la despoblación parece que no tiene arreglo, y para comprobarlo, solo hace falta visitar la España rural y ver cómo se hunden las iglesias, los monasterios y diversos edificios que deberían estar catalogados.
Señores políticos, ¡arreglen todo el patrimonio que tenemos! Se generaría mucha mano de obra y turismo.
¡Subvencionen ideas que puedan ser válidas!
¡Promocionen esos maravillosos lugares dignos de visitar!
Y seguramente entre todos podría parar este despropósito llamado despoblación rural. ¡Inviertan más en cultura! Y, sobre todo, ¡inviertan en infraestructuras, en medios de comunicación, en carreteras, en caminos vecinales!
¡No cierren más escuelas rurales ni ambulatorios!
Porque todo ello facilita el bienestar de las personas mayores que aún viven en la zona rural y atrae a los jóvenes que quieren labrarse un futuro. Esas personas mayores fueron los creadores del bienestar de todos; por favor no deshagan lo que hemos hecho en estos años y mejoren el medio rural, ya que hay jóvenes que dentro de unos años lo agradecerán.
Acuérdense, en este año 2022, siguen con las reuniones en las Cortes, en las Autonomías, en las Diputaciones, pero a mi pueblo no llega nada de nada. Por favor, por lo menos demuestren que son HONESTOS.
COMO LA COMUNICACIÓN NO HAY NADA.
El Cabal
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